Nil Moliner, músico: “Sigo sintiendo que mi curro es emocionar a la gente”
Los espectáculos de Nil Moliner están cargados de energía y emoción. El artista catalán recala este viernes en Cantabria, donde volcará todos sus esfuerzos en su actuación enmarcada en el Negrita Music Festival de Santander. El músico continúa con la gira de su último álbum, 'Un secreto al que gritar', con el que cree que cambia su habitual 'buen rollo' por canciones que “te pinchan el corazón”, aunque tampoco pretende esconder que es un optimista incurable. Tras cinco años como una de las principales voces del panorama nacional no concibe un motivo que pueda hacerle bajarse de un escenario y considera que continúa siendo “el mismo idiota” de sus inicios.
Es la primera gira con plena normalidad desde su primer álbum, que salió justo en 2020, ¿Cómo se ha preparado? ¿Había ganas?
Muchísimas. Se ha preparado con mucho amor y dedicación. Es un show muy exigente y por eso cuento con el mejor equipo técnico y la mejor banda.
Se habla mucho de sus directos y en alguna ocasión ha dicho que vive para ellos, ¿Qué siente cuando está encima del escenario?
Centro todas mis fuerzas ahí y me gusta tratar el directo como un show, como un espectáculo, porque para mí es lo que es. Además es un viaje emocional, me encanta conmover a la gente, que sienta cosas y le dé que pensar. También que entre en un mundo de sorpresas, sorprenderle con algo que no se espera cuando parece que el concierto es muy lineal. Todo eso forma parte del show. Me fijo mucho en lo que viene de fuera, hablando de cambios de ropa, de luces, de efectos, me gusta mucho mirar lo que hace la gente de fuera y, ¿por qué no hacerlo aquí?
¿Y cuándo se acaba ese momento? ¿Cómo vuelve a la calma tras un concierto?
Volviendo con mi gente, relativizando todas las emociones que vivimos encima del escenario y tratando de no volverte loco.
Puede decirse que su música tiene, hasta el momento, un rasgo principal y es el buen rollo que desprende incluso en canciones más tristes como ‘Mejor así’. ¿Cree que forma parte de su signo de identidad?
Al principio me pasaba mucho, pero con este disco… Cuando lo terminé me quedé como ‘ostras, me ha salido un disco muy baladón’ porque hay canciones que te pinchan el corazón, de repente te lo arrancan. Así que obviamente yo soy un tipo optimista, en general, pero cuando escribo canciones no voy a escribir canciones optimistas, voy a escribir canciones, historias o situaciones que surgen de la tristeza o de la alegría. Como soy optimista supongo que eso lo llevo conmigo a la hora de coger el boli o escribir en el móvil. Se nota la influencia ahí del optimismo del Nil, pero mi objetivo no es escribir música optimista. Si es así, si la gente la percibe como optimista, oye, encantado. Pero sí que es verdad que, en este segundo disco, con canciones como 'Mejor así', 'El aire que me mata' o muchísimas más, son canciones que te desgarran un poco. Y no tienen absolutamente nada de optimista.
En momentos como los de ahora en los que parece que casi todo lo que pasa en el mundo es malo, ¿Dónde busca ese optimismo que le caracteriza?
Hay cosas malas, demasiadas, pero también muchas buenas, aunque el foco mediático y el morbo está en lo malo. Obviamente hay muchas injusticias en las que hay que dar altavoz, pero valorar la bondad que hay en el mundo, que es mucha, debería ser normal también.
Yo le conocí con ‘Libertad’, que alguna vez ha definido como una canción para ponerse en el coche y cantar a pleno pulmón. Cuando se para a pensar que su música es la banda sonora de muchos momentos en la vida de la gente, ¿Qué le hace sentir?
Intento no pensarlo, porque si no te vuelves loco e igual ni escribiría. Así que me encanta saberlo cuando me lo dicen, pero no quiero asumirlo mucho.
Mandaba sus versiones a otros artistas cuando comenzaba su carrera, ¿Se ha visto en la situación de ser a quién hablan ahora otros músicos? ¿Siente que tiene una responsabilidad de ayudar a los que ahora están dónde estuvo usted?
No tengo ninguna responsabilidad, ¡Qué miedo! Pero obviamente me gusta compartir, apoyar, escuchar lo que hace la gente que empieza. Me veo a mi hace unos años y es algo precioso.
Habla mucho de salud mental y no hace tanto que sacó una canción sobre los refugiados con Rayden, ¿Cree que es importante que los artistas por la visibilidad que tienen se impliquen en ciertas situaciones y causas sociales?
Sí. Yo no hago música reivindicativa, pero justamente esa situación me tocaba de cerca y quise hacer una canción. Escribo sobre cosas que veo, que me cuentan... y esto lo viví muy de cerca.
¿Habría algo que le hiciese plantearse dejar la música, o al menos bajarse de los escenarios?
[Ríe] No, y creo que nunca va a suceder. Es una droga para mí. Es mi dopamina.
¿Cómo se encuentra el equilibro entre la vocación de artista y el negocio o el mundo del marketing?
Teniendo un equipo tan maravilloso como el mío. Yo solo ni sabría ni podría.
Ha pasado a ser un artista reconocido a nivel nacional en muy poco tiempo, ¿Cómo se ha llevado ese cambio y el escrutinio público que lo acompaña?
Te cambia la vida, pero lo que más cambia es lo que sucede a tu alrededor. Es decir, yo soy de un pueblo que se llama Sant Feliú de Llobregat y aquí todo el mundo me mira con los mismos ojos de siempre. Eso siempre ayuda muchísimo. Yo puedo ir al supermercado o al bar de siempre con mis amigos y amigas y no pasa absolutamente nada. Sí que te das cuenta de que hay más gente que te para, pero con mucho respeto, aquí en el pueblo siempre con mucho respeto. Entienden que es tu espacio y tu templo y que estás en casa.
¿Da vértigo exponerse al mundo a través de sus canciones, sobre todo en las que son más personales y autobiográficas?
Forma parte de la terapia. Da nervios, como cuando cuentas algo íntimo a alguien cercano, pero es bonito.
Alguna vez ha mencionado que con sus discos pretende que el público conozca a Nil Moliner, ¿Cree que realmente se consigue o a veces es inevitable que se interponga el personaje y la figura pública?
Soy el mismo, en redes la gente lo sabe. No podría crearme un personaje, no sabría cómo hacerlo, eso sería una estructura mental súper loca. Si mi vida es la música y me tengo que crear un personaje, entonces ese personaje voy a ser yo toda la vida. Al final soy yo, y si a la gente le gusta bien, y si no… pues no lo sé.
Quería preguntarle cómo gestiona dos cosas: por un lado, las críticas o el odio que pueden llegar, sobre todo a través de las redes. Y todo lo contrario, el éxito para que no se suba a la cabeza.
Es verdad que hay un cambio, pero ese cambio no me ha cambiado a mí. Yo sigo sintiendo que mi curro es emocionar a la gente, eso tiene una consecuencia y es que hay gente que te lo hace saber. ‘Eres mi banda sonora, que lo sepas’, y a mí me encanta. Pero yo creo que no me ha cambiado, mis amigos siempre están al quite y siempre me van a dar una colleja cuando la necesite. Aún no he recibido ninguna, así que creo que de momento soy el mismo idiota que era hace cinco años.
Para acabar, ¿hacia dónde apunta ahora? ¿Cuáles son sus planes a corto plazo?
Seguir escribiendo e intentar perfeccionar el show. Que las noches cada vez sean más únicas y más épicas, tanto entre la gente que viene a verme como entre la gente del escenario.
0