Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El PSOE convierte su Comité Federal en un acto de aclamación a Pedro Sánchez
Las generaciones sin 'colchón' inmobiliario ni ahorros
Opinión - El extraño regreso de unas manos muy sucias. Por Pere Rusiñol

Rutas escolares, la última bala para la supervivencia de los taxis en el mundo rural: “Si no nos respetan, nos morimos”

Taxis en la parada de Potes.

Celia Álvarez

0

El sector del taxi en las zonas rurales de Cantabria se muere. La cada vez mayor adjudicación de rutas escolares a las empresas de autobuses está suponiendo el empujón definitivo para que los taxistas desaparezcan de áreas como Liébana, en Valle del Nansa, Campoo o los Valles Pasiegos. “Si no respetan al taxi, nos morimos”, dice tajante una de las taxistas lebaniegas ante el temor de tener que dejar su empleo tras 15 años trabajando en el sector.

“Si el taxi desaparece, la gente que necesita ir al médico u otras cosas se queda sin servicio. ¿Qué pasaría con las personas que me piden pienso para sus animales o con los que necesitan ir al Hospital?”, clama apenada por la situación que le tocará afrontar en la próxima adjudicación de las rutas de transporte escolar. “Si yo no tengo el transporte escolar, dejaría la licencia”, asegura con rotundidad. Actualmente, en Liébana y su entorno prestan servicio poco más de una decena de taxis.

Para la lebaniega, es “triste y vergonzoso” que una “empresa de fuera” se quede con “todo el transporte”. “No puedes ir contra eso porque es imposible. Tienen más medios. ¿Cómo voy a ganar yo?”, lamenta. “Ahora no hay autobuses de fuera porque les han parado, pero a un pequeño autónomo le mandan a la quiebra”, sostiene. Según la taxista, “los políticos hablan del despoblamiento de las zonas rurales, pero ellos mismos lo están despoblando. Nos están cerrando las puertas”.

De hecho, según desvela Andoni Ruiz, presidente de la Federación Cántabra del Taxi, un taxista de la comarca “había perdido su ruta porque se lo había llevado un VTC”. Sin embargo, “una vez que la empresa desarrolló un porcentaje del contrato, se lo cedió -con una contraprestación económica- al taxista que lo estaba haciendo anteriormente”, detalla Ruiz. “El taxista hizo las cuentas y, viendo que si se presentaba el siguiente año al concurso tendría que afrontar la subrogación del conductor, se percató de que económicamente le merecía la pena aceptar esa cesión”, cuenta.

Rutas para autobuses

Por su parte, la Federación Cántabra del Taxi ha denunciado varias “irregularidades” contra la Consejería de Educación, puesto que “sospechamos, aunque estamos convencidos, que las rutas se diseñan para las empresas de autobuses”, afirma el presidente de la Federación. “Tenemos la sospecha, por no decirte la certeza”, insiste.

Uno de los requisitos por el que los autobuses cada vez llevan a cabo más rutas escolares es el coste del servicio, ya que “es bastante superior en taxi que en autobús porque estos últimos tienen una capacidad mayor”, reconoce Ruiz. En cambio, asegura que “muchas rutas en las que los taxis presentan las ofertas económicas más bajas se acaban adjudicando a empresas de autobuses con una oferta muy superior”.

“Es un problema que ha estado siempre” pero no se ha trabajado en la búsqueda de una solución “hasta la creación de la Federación Cántabra de Taxis en 2016, que ya lo venimos denunciando”, comenta el presidente.

“Hasta ahora se permitía que los autobuses, con una capacidad muy superior a la de los taxis, que llega hasta las nueve plazas, concurrieran a rutas en las que el número de alumnos es inferior a nueve. Teníamos casos en los que los autobuses trasladaban a cuatro o cinco niños, cuando por el contrario, no se permitía que dos taxistas pudieran concurrir conjuntamente, sumando la capacidad de sus vehículos, para aspirar a rutas en las que el número de alumnos es superior a ocho”, señala.

Prestación conjunta

La Federación Cántabra del Taxi ha conseguido, después de hablar con la dirección general de Transportes de Cantabria, que “se modifiquen las bases reguladoras del taxi a demanda para que los servicios subvencionables no se circunscriban únicamente a cada municipio. Lo que se va a modificar es que los trayectos se puedan subvencionar no solamente dentro de cada municipio, sino dentro de cada área de prestación conjunta, lo cual ”no es aplicable al caso de Liébana“ porque ”curiosamente esa zona es la única de Cantabria en la que no existe este tipo de área“.

Según Ruiz, “ahora mismo la solución pasa por que los taxistas de Liébana aceptaran este área, que no deja de ser una mancomunidad para que los taxistas con licencia puedan prestar servicio indistintamente en los municipios de ese área”. “Hay zonas donde un autobús directamente no puede llegar. Hay aldeas en las que el trazado de las carreteras no permite la entrada de un vehículo de grandes dimensiones”, reitera.

A pesar de que este ha sido “el primer paso” para la Federación, el presidente admite que “tenemos una problemática más compleja”, como es la subrogación de los conductores: “Cualquier taxista que gana una ruta que anteriormente estaba siendo prestada por una empresa de autobuses, está en la obligación de subrogar al conductor que está adscrito a esa ruta. En muchas ocasiones, la subrogación de ese conductor es una cuantía superior a la del propio contrato a desarrollar”, precisa Ruiz.

“La Consejería persigue el interés general”

Por su parte, la Consejería de Educación asegura que este departamento “persigue el interés general” y, por tanto, el sistema de adjudicación de las rutas “es el procedimiento abierto regulado en el artículo 156 y siguientes de la Ley de Contratos del Sector Público”, en el que “se valoran el precio, el tiempo de respuesta ante incidencias, la edad media de la flota de vehículos y la calidad medioambiental de la flota, en este orden”. La figura del contrato menor solo se utiliza, de forma excepcional, en caso de necesidades sobrevenidas de importe reducido.

Así pues, “el criterio inicial para dicha adjudicación es el número estimado de alumnos que precisan el servicio, el cual se determina de acuerdo con los centros educativos”. A estos “se les envía una previsión” y posteriormente “la devuelven con las correcciones que derivan de cambios de domicilio, promoción de curso del alumnado, nuevas incorporaciones o traslados”, precisa la Consejería. Una vez conocido el número de alumnos de cada ruta, “se define el tamaño del vehículo necesario entre cuatro categorías”: menos de nueve plazas, de nueve a 14 plazas, de 25 a 55 plazas y más de 55 plazas.

“Hasta ahora los taxis pueden concurrir a todas las rutas de menos de nueve plazas por un criterio de eficacia y eficiencia en el gasto”, puesto que “superar esa cifra supondría que el transporte que hace un autobús lo hiciesen dos, tres o más taxis”, explica la Consejería de Educación. “El coste medio del transporte es de 27,49 euros por alumno y día en taxi, mientras que en autobús es de 4,4 euros”, aclara.

No obstante, “a petición del Parlamento, en los próximos concursos se permitirá la concurrencia de hasta tres vehículos, sumando su capacidad, a una misma ruta”, concluye la Consejería. En Cantabria se transporta cada día a unos 16.500 alumnos en casi 500 rutas para las que hay establecidas 3.238 paradas distintas. El importe anual del servicio supera los 18 millones de euros.

Etiquetas
stats