El monte no arde solo

“Galicia no arde sola”, publica en twitter el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, sobre los incendios que arrasan su tierra. Bien lo debe saber él que tiene parte de responsabilidad en lo que ocurre. Hace quince días, su gobierno despidió a 436 brigadistas contra el fuego, a pesar de que la Xunta mantenía el riesgo de incendio en su nivel más alto. Días después, muchos de los despedidos se concentraban en Santiago al grito de “arde o monte e a Xunta no responde”. Se equivocaban. Respondió el presidente que la pérdida de más de 400 trabajadores no afecta a la lucha contra el fuego. También dijo hace años que con el PP no habría muertos en los incendios y llevamos cuatro. Para el cinismo tienen los gallegos un dicho tan pluvial como su clima: “mexan por nos e temos que dir que chove”. Nos mean y tenemos que decir que llueve.

A Feijóo le ha desmentido hasta el gobierno central de su propio partido que hoy movilizaba hacia Galicia desde otras comunidades a tantos efectivos como los que el líder del PP gallego eliminó. Y mientras, él seguía aventando culpabilidades. Primero a Portugal, sin importarle que los portugueses estén llorando a casi cuarenta muertos, y después a una supuesta trama de incendiarios de la que luego ha admitido que no tiene prueba ninguna. Sigue echándose crema para que le resbalen las culpas.

Debe de ser cosa de presidentes gallegos porque Rajoy también dice que “lo que estamos viviendo no ocurre por casualidad”, pero olvida mencionar que una de las pocas cosas que hizo su gobierno en funciones fue prorrogar por 60 años la autorización a la papelera ENCE de permanecer en la ría de Pontevedra, razón por la cual fue declarado persona non grata por sus propios vecinos que llevan años manifestándose contra la destrucción que supone para el entorno. ENCE tiene en su consejo de administración viejos cargos de Aznar (que la privatizó) y lazos familiares con el PP y resulta ser una de las causantes de la imposición del eucalipto en los montes gallegos, un polvorín como vienen denunciando expertos y ecologistas desde hace años. Las cosas no ocurren por casualidad, ocurren por causalidad.

Hay otras muchas causas del infierno que recorre el noroeste de España, aunque hay que aclarar (porque el bulo se repite) que no es la recalificación, ya que la ley lo impide durante los 30 años siguientes a un incendio. Además de venganzas o pirómanos, no tan frecuentes como se dice, los motivos que más favorecen las llamas son el caos laberíntico del minifundismo, el abandono de fincas por el éxodo a la ciudad, la especulación maderera y la cultura del fuego gallega. Es práctica común en los pueblos la quema para limpiar terrenos, regenerar pastos o incluso matar animales malos para el ganado. La responsabilidad también es social y es una lástima que la admirable solidaridad de los gallegos ante las tragedias, no se movilice para prevenirlas.

También para exigir mejores soluciones y gobernantes. Gran parte de esos incendios se podrían reducir si hubiera un plan de ordenamiento e inversión en prevención y cuidado del monte, en lugar de recortes. Más aún cuando el cambio climático ha multiplicado el peligro. Pero ya sabemos lo que el primo de Rajoy le dijo a Mariano sobre el cambio climático, que es como lo del Prestige, cuatro hilillos.

Cuatro personas han muerto, muchas más han perdido sus casas, incontables animales y árboles han desaparecido. “Galicia no merece la angustia de tantas familias”, escribía Feijóo en redes. Es cierto. Ni Galicia ni España merecen políticos que juegan con fuego y con la vida de la gente.

MARTES A LAS 10H EN WWW.CARNECRUDA.ES: QUÉ QUEMA LOS MONTES

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