El descenso del paro ‘pasa’ de los jóvenes castellano-manchegos
Ni siquiera el significativo descenso del paro registrado en Castilla-La Mancha en el mes de septiembre, con cerca de 9.000 personas más trabajando, ha beneficiado en lo más mínimo a los jóvenes de la región. El desempleo entre los menores de 25 años está totalmente estancado: ha pasado de los 21.525 parados de agosto a 21.529 en septiembre. A la luz de estos datos, la campaña de la vendimia, factor determinante para el descenso del paro registrado durante el mes pasado, no ha incidido en nada en el desempleo juvenil de la región, que sigue suponiendo más del 10% del total de desempleados de la comunidad autónoma.
Se trata de unas cifras que, como viene siendo habitual, se reflejan en las cinco provincias castellano-manchegas. Del total de jóvenes parados, la mayor parte se ha registrado en Toledo (7.649), seguido de Ciudad Real (6.814), Albacete (4.080), Guadalajara (1.494) y Cuenca (1.492).
Además, sigue siendo muy llamativo el porcentaje de jóvenes menores de 25 años sin empleo anterior que forman parte de las listas de paro: hasta 8.850. O lo que es lo mismo, el 41% del total y cuatro de cada diez desempleados jóvenes de Castilla-La Mancha. En este caso concreto, también es la provincia de Toledo la más afectada, con 3.264 menores de 25 años parados y que tampoco trabajaban anteriormente.
Los últimos datos del paro registrado no solo constatan la cuestionada eficacia de las medidas del anterior Gobierno de Castilla-La Mancha, sino que, según los sindicatos, hacen aún más urgente el Plan de Choque por el Empleo puesto en marcha por el actual Ejecutivo de Emiliano García-Page.
De hecho, entre las medidas más destacadas de este nuevo plan se encuentran las destinadas a combatir el paro juvenil en tres ejes. Por un lado, se capacitará un programa para la adquisición de competencias básicas para el aprendizaje de los menores de 30 años, para que accedan a la titulación de la ESO o a un certificado de profesionalidad. Otra de las alternativas es la de entrar a un programa de formación y aprendizaje, para quienes sí tienen formación escolar pero no cualificación profesional, y, finalmente, la modalidad del 'contrato puente' para los jóvenes que sí tengan cualificación y puedan acceder a un primer empleo de “calidad”.
