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Miguel Tellado, secretario general del Partido Popular, vuelve a mostrar con estridencia y sin pudor su peor faceta política al arremeter, una vez más, contra Pedro Sánchez y el Gobierno de España. Esta vez nos ha tocado escucharle en tierras de Castilla-La Mancha, una región que precisamente si por algo se ha destacado tradicionalmente es por el entendimiento y la cordialidad institucional entre gobierno socialista y oposición de los 'populares'.
La elección de Tomelloso como escenario para esta soflama no es casual. En Castilla-La Mancha, la proximidad colaboración entre Gobierno y oposición ha sido reconocida incluso fuera de la comunidad. Allí donde la política se ha hecho desde el diálogo, la búsqueda de consenso y la responsabilidad, aterriza Tellado con su retórica de choque, crispación y enfrentamiento. ¿El objetivo? Dinamitar cualquier puente de entendimiento en beneficio de una estrategia nacionalista partidista y tóxica.
La intervención de Tellado estuvo plagada de hipérboles, exageraciones y comparaciones lamentables. Calificó al presidente Sánchez como “el perro herido más peligroso” y vaticinó que “querrá morir matando”. Estas palabras, lejos de un análisis sosegado de la realidad, forman parte de una campaña constante de manipulación y falsedad. El dirigente popular vuelve a utilizar el lenguaje del odio y la amenaza para infundir miedo y deslegitimar a sus adversarios, en lugar de argumentar con datos, propuestas o políticas concretas. Tellado siempre en su línea.
Además, acusa falsamente al Gobierno de estar “acorralado” por causas judiciales, manipulando la percepción de la opinión pública y dejando caer sospechas que nunca demuestra. Se trata de una estrategia burda y falaz pero eficaz para crispar el ambiente social, buscar titulares incendiarios y ocultar la ausencia de una alternativa real por parte del PP.
Resulta especialmente grave que este tipo de discurso se proclame precisamente en Castilla-La Mancha. Aquí, donde PSOE y PP han buscado siempre mantener cauces de entendimiento institucional, Tellado llega a azuzar el enfrentamiento con el único objetivo de buscar una “derrota histórica” del adversario y liquidar el respeto mínimo entre partidos democráticos. ¿A quién beneficia este clima de guerra política permanente? Desde luego, no a los ciudadanos castellanomanchegos, que exigen altura de miras y soluciones a sus problemas diarios, no eslóganes envenenados. Si a alguien benefician es a la extrema derecha.
Pero lo verdaderamente despreciable es comprobar cómo la crispación, la mentira y la manipulación se han convertido en las armas habituales de Tellado y de la dirección actual del Partido Popular. La política no puede ser la selva de insultos y exageraciones que defiende el dirigente gallego. Frente a esa estrategia de tierra quemada, la sociedad —y muy especialmente la sociedad democrática de Castilla-La Mancha— debe alzar la voz y rechazar los intentos de importación de la bronca y el odio populista.
Tellado quizá busque titulares y aplausos fáciles en un mitin, pero su actitud debilita la democracia, ofende a una región ejemplar en convivencia y muestra, más que nunca, la urgencia de una política basada en el respeto, el acuerdo y la verdad.
Cuando la política se convierte en un juego de crispación, mentiras y enfrentamientos, quienes más pierden son siempre los ciudadanos. Castilla-La Mancha nos demuestra que el respeto y el diálogo son los únicos caminos para construir una sociedad democrática y decente; todo lo demás no es más que ruido que socava la convivencia y la confianza en las instituciones.
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