Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Silencio, se quema

Zona afectada por el incendio de Barchín del Hoyo (Cuenca), un año después del incendio

Asociación de Propietarios Afectados por el Incendio de Barchín del Hoyo, en Cuenca

0

Cuando uno, o una, ojea las fotografías del pasado, no sabe si es la propia voluntad la que le incita a mirarlas, o son éstas las que reclaman su atención. De cualquier forma, su observación nos trae a la memoria numerosos recuerdos de personas o momentos vividos que nos evocan sensaciones de emotividad, cariño, añoranza, o incluso tristeza, especialmente si aquellas personas ya no están, o aquellos lugares han sido transformados de tal forma que a día de hoy resultan irreconocibles.

Las personas solemos embelesarnos en contemplar aquellas imágenes que nos rememoran la vida de nuestros ancestros. Nos deleita contemplar instantáneas de reuniones amistosas o familiares, de celebraciones y festejos en plena naturaleza que recuerdan tiempos de juventud. Parece como si las miradas que nos lanzan los retratados captaran de algún modo nuestra atención, hablándonos como si aún estuvieran presentes o incluso reclamando la resolución de una deuda pendiente en agradecimiento por los momentos vividos.

Este 30 de julio se ha cumplido un año de uno de los incendios más importantes que tuvieron lugar en España en 2019, afectando a los municipios conquenses de Barchín del Hoyo, Gabaldón, Piqueras del Castillo y Valverdejo. Las imágenes de la tragedia son dantescas. Nos recuerdan las súbitas e inmensas llamaradas unidas al crujir de los árboles ardiendo, el ruido de los helicópteros e hidroaviones sobrevolando constantemente nuestros pueblos como si se tratase de una situación bélica, la inmensa columna de humo visible desde casi todos los rincones de la provincia y la desazón de los habitantes de la zona brindando sus medios y apoyo desinteresado a la extinción del fuego. En particular, es resaltable la angustia y desasosiego de los vecinos de Piqueras al ser testigos de cómo el humo y el fuego ahogaban y acechaban sus casas sin piedad y de cómo todo aquello por lo que habían trabajado podría convertirse en pasto caprichoso de las llamas.

Entre las crónicas periodísticas resalta la visita de altos cargos de la administración regional, a destacar la presencia del Consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero y del conquense y vicepresidente de la Junta, José Luis Martínez Guijarro.

Sin embargo, después de la tragedia sobrevino la soledad y el duelo. A los pocos días de extinguido el incendio, la observación de la vasta zona de pinar quemada no dejaba otro lugar en el alma que la desolación. Donde antes se percibía una amalgama de olores, sonidos y colores, ahora sólo podía experimentarse una mezcla de olor a ceniza, tonalidades grisáceas y por encima de todo, silencio. Un silencio omnipresente, sepulcral, implacable, tan sólo quebrantado por el quejido de las chamuscadas ramas agitadas por el viento. Ni rastro de vida, ni rastro de esperanza.

Tras un año de la catástrofe, la tala masiva de árboles quemados deja un paisaje aún menos halagüeño, con planicies de barbecho que recuerdan un paisaje lunar. Cuando visitamos la zona sentimos que todas esas miradas ancestrales nos acompañan y contemplan la tragedia como si fuéramos sólo uno. Es entonces cuando sobreviene el dilema: si merece la pena obedecer a esa sensación interna que nos incita a saldar la deuda pendiente, o si por el contrario, es preferible dejarse llevar por el conformismo y guardar en el anaquel de los recuerdos la desdicha vivida.

 Para una multitud de vecinos de los pueblos afectados el compromiso con el pinar era una tradición ancestral. De ahí surgió la necesidad de recuperar el bosque quemado y para ello se constituyó la Asociación de afectados por el incendio (https://incendiobarchin.home.blog/). Tras varios meses de contactos y reuniones con diferentes instituciones y organizaciones, entre septiembre y diciembre de 2019 trasladamos a la Delegación provincial de Desarrollo Sostenible diversas propuestas de recuperación de la zona del incendio. Sorprendentemente, a día de hoy, ninguna ha recibido respuesta.

 Muchos de los afectados nos preguntamos el porqué de este silencio por parte de la administración regional. Entendemos que la ardua y larga tarea de rehabilitación del bosque debe contar con el apoyo imprescindible de los organismos públicos. Desde la Asociación de afectados tenemos muchas ideas y proyectos que pueden llevarse a cabo a corto, medio y largo plazo. Pero para ello necesitamos la ayuda indispensable del Gobierno Regional.

Los señores Escudero y Martínez Guijarro fueron testigos de la devastación sufrida. Apelamos a su voluntad y capacidad de decisión para que estos proyectos puedan materializarse en una pronta recuperación del bosque. No obstante, también está en sus manos dejar que el silencio implacable y sepulcral que reina ahora mismo en la zona, se extienda y transforme en silencio administrativo.

Sobre este blog

Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Etiquetas
stats