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La gran ciudad visigoda de España duerme bajo solares de Toledo amenazados por la voracidad urbanística

Yacimiento de la Vega Baja en Toledo

Carmen Bachiller

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A los pies del Casco Histórico de Toledo, extramuros y cerca del río Tajo que rodea la ciudad se extiende un amplísimo terreno con mucha tierra, matorrales y algunas zonas urbanizadas bajo las que se esconde la gran ciudad visigoda de nuestro país.

Es la Vega Baja de Toledo, un yacimiento casi inédito declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y anexo a otros terrenos en los que se asientan el Circo Romano y la ermita del Cristo de la Vega. Más de 2.000 años de historia de la que dejaron huella varias civilizaciones.

Es un amplio espacio libre de construcciones debido al uso militar en la zona por parte de la que fue la Real Fábrica de Armas desde el siglo XVIII y hasta finales del siglo XX, cuando se convirtió en una de las sedes de la Universidad de Castilla-La Mancha.

El expolio ha sido una constante en la zona repleta de restos arqueológicos a lo largo de los siglos hasta llegar a la época actual en la que el urbanismo por un lado y la conservación patrimonial por otro, pugnan desde hace décadas por hacerse con el control del goloso lugar en la ciudad Patrimonio de la Humanidad.

En el siglo XXI la Vega Baja toledana ha estado en el punto de mira por distintas razones. En los primeros años 2000 la idea fue construir 1.300 viviendas y una zona comercial con El Corte Inglés como protagonista bajo el gobierno del alcalde del momento, el ‘popular’ José Manuel Molina, con José Bono al frente del Ejecutivo autonómico.

Todavía en 2019 la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo reclamaba la unificación de los tres BIC de la Vega Baja, la supresión de las 1.300 viviendas y la redacción de un planeamiento específico para la zona. La idea ha estado ahí hasta hace dos años e incluso hay quien cree que no se ha olvidado del todo.

El final de la historia para los restos de la antigua Toledo visigoda aún está por escribir. En el aire persisten los dos modelos opuestos y en pocas ocasiones compatible: el urbanizador y el conservador del patrimonio. Este último se impuso cuando, en 2006, se abría un nuevo capítulo.

Fue un 27 de julio de 2006 cuando Barreda se reunió con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa. De allí salió para anunciar que Vega Baja se convertiría en yacimiento arqueológico “dando unidad a todas las excavaciones con la finalidad de preservar el legado histórico”.

Eso se tradujo en el frenazo al proyecto urbanizador del PP, con viviendas incluidas. “No permitiré que se urbanicen los terrenos de la ciudad visigoda”, había dicho. En su faceta de profesor de Historia, Barreda siempre ha creído que en Toledo puede encontrarse “una síntesis de toda la historia de la España”, así que como político dijo tener “claro” que esta parte de la ciudad iba a “formar parte del paisaje que enriquecerá a Toledo con la ciudad visigoda”.

La recalificación de terrenos para el nuevo ensanche urbano se había paralizado en 2005 cuando se confirmó la existencia de una gran estructura urbana de época visigoda. Había que adecuar la Ley de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha y los promotores tendrían que hacerse cargo de los costes de excavación y de la conservación de los restos arqueológicos. “Con la Vega Baja el problema ha surgido debido a la magnitud del terreno que ocupan diferentes promotores y que no pueden aplicar de manera integral y conjunta una campaña de excavaciones que se ocupe en detalle del conjunto”, decía una nota de prensa de la Presidencia regional de aquel momento.

Barreda pondría a la Consejería de Cultura a vigilar “todas y cada una de las excavaciones” y dijo que habría “soluciones alternativas tanto para los promotores como para los ciudadanos que se vean implicados en esta cuestión”. Sobre el interés de El Corte Inglés en instalar un centro comercial en Vega Baja (había incluso proyecto) aseguró que estaría en otro lugar de la ciudad. Nunca ocurrió. Ni eso, ni tampoco la ejecución del gran yacimiento arqueológico.

Un año después llegó otra gran foto. La de la exministra (de Cultura) Carmen Calvo con Barreda. Se firmó un protocolo para crear un Centro de Interpretación Internacional de la época visigoda, incluyendo un museo y un centro de investigación.

La Junta de Comunidades de Castilla La Mancha compró los terrenos y los declaró BIC. Hasta se creó la empresa pública Toletum Visigodo para coordinar labores arqueológicas y las actuaciones en el lugar y se apostó por el llamado Plan Director de la Vega Baja.

Iba a ser, en palabras del propio Barreda, “el proyecto arqueológico más importante de Europa” y un “un gran campus cultural” que uniera el Circo Romano con la Fábrica de Armas e incluso “otro tipo de edificios dedicados a la cultura”. Tampoco llegó.

En marzo de 2011 volvió a hablarse de la Vega Baja como “acelerador económico”. El terreno es mucho más que mera arqueología. Fue en un encuentro entre la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, José María Barreda y el entonces alcalde de Toledo, Emiliano García-Page.

De nuevo se firmó un convenio de colaboración. Desde 1994 este Ministerio había firmado ya cinco convenios y cuatro protocolos con el Ayuntamiento de Toledo y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha sobre la Vega Baja y había cedido cerca de 900.000 metros cuadrados de terreno que dejaron de tener uso para Defensa.

“En donde ahora hay tierras baldías pronto habrá oficinas, y en dos años habrá una intensa actividad comercial que generará miles de empleos directos e indirectos”, decía la desaparecida ministra Chacón. Tampoco fraguó.

La Vega Baja ha sido objeto de excavaciones durante todos esos años. De forma irregular. Nada sistemático. En algunos casos se aprovecharon los hallazgos para realizar pequeñas exposiciones temporales.

La revitalización de la idea de una gran zona arqueológica llegó en 2021 con el actual ministro de Cultura, Miquel Iceta, y de nuevo con grandes titulares: “Acuerdo histórico para blindar la Vega Baja de Toledo” a la que “jamás volverá la especulación”, según Emiliano García-Page.

El ministro de Cultura arremetía entonces contra el crecimiento urbanístico que se proyectó en la Vega Baja de Toledo. Hubo un tiempo en el que la cuestión se llevó a Bruselas. Paradójicamente, el PP- que siempre apostó por la edificación residencial y comercial sobre el yacimiento (imitando el modelo extremeño de Mérida)- culpó de su propia idea al PSOE. 

Fue la eurodiputada 'popular' Dolors Montserrat la que llevó el caso ante la Eurocámara en nombre de una plataforma ciudadana que pidió amparo a las instituciones sobre el deterioro de la zona arqueológica y de protección de paisaje de Toledo en el espacio de la Vega Baja…. Bajo gobiernos socialistas.

“Gracias al compromiso de las administraciones ahora eso ha quedado atrás. Toledo es una parte imprescindible de la historia de España y en esta ciudad se encierra la explicación de cómo hemos llegado a ser lo que somos”, decía el ministro Iceta hace dos años en Toledo.

“El gravísimo atentado” que Marañón denunció ante el rey emérito

El que fuera presidente de la Real Fundación de Toledo Gregorio Marañón Beltrán de Lis ha sido durante todos estos años una de las personas que más ha insistido sobre esta cuestión. “Se quiso ignorar que la Vega Baja estaba protegida como suelo no edificable desde las instrucciones generales de la Dirección General de Bellas Artes desde 1968”, dijo en una ocasión recordando que esas instrucciones están recogidas en todas las normas urbanísticas y también en la declaración de Toledo como Patrimonio de la Humanidad.

Se lo llegó incluso a plantear al rey emérito Juan Carlos de Borbón durante un acto en el toledano Teatro de Rojas en 2006. “Denuncié el gravísimo atentado que se estaba cometiendo contra el patrimonio paisajístico y arqueológico de Toledo”, recordaba en 2018. “Sin duda, la primera medida que hay que tomar en la Vega Baja es ordenar, reunificar y hacer pública toda la información de las diferentes campañas arqueológicas, poniendo la documentación existente a disposición de todo aquél que la quiera consultar. Se trata de un ejercicio obligado de transparencia, y causa sonrojo que en estos años nadie se haya ocupado de hacerlo”.

Penúltimo capítulo: de nuevo la arqueología y el patrimonio

En este 2023 se vuelve a anunciar la musealización de los restos arqueológicos. Un proyecto de 28.000 m2 y casi un millón de euros de inversión. De momento la idea, que además recoge el Plan de Ordenación Municipal (POM), es acondicionar los terrenos incorporando vegetación con especies autóctonas y creando zonas de paseo y de recreo, incluido un carril bici. El proyecto, y los planos, se han difundido en las últimas semanas.

El objetivo es, como cuenta Toledodiario.es, adecuar el entorno con elementos “no invasivos y reversibles” que puedan repetirse en la totalidad del yacimiento de Vega Baja en campañas posteriores, generando “un parque arqueológico con paseos, zonas ajardinadas y estanciales”.

Es un proyecto a cuatro años -los de toda la siguiente legislatura y eso si no hay un cambio de gobiernos y de políticas- para convertir un descampado en una especie de museo al aire libre sobre el que ir sacando a la luz parte de la ciudad visigoda soterrada. 

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