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Vecinos del centro de Toledo denuncian “más de 40 días de sufrimiento” por el espectáculo de luz y sonido de Navidad

Fidel Manjavacas

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La programación de la Navidad arranca en Toledo con numerosas actividades y actuaciones que tienen como epicentro el Casco Histórico de la ciudad. Su centro neurálgico, la plaza de Zocodover, recibirá durante las próximas semanas a miles de visitantes que contarán con un nuevo atractivo: una gigante bola como la que en los últimos años se ha instalado en la Gran Vía de Madrid.

Se trata de uno de los elementos que forman parte del espectáculo de luz y sonido que se podrá ver en distintos pases -desde las 19.00 horas- desde este viernes 24 de noviembre hasta el 7 de enero. Las primeras pruebas de sonido se realizaron el pasado día 9 y no pasaron desapercibidas, sobre todo para los residentes que hay en esta plaza y en calles aledañas.

“Pensé que era un camión discoteca”, señala Teresa Montero, una de las vecinas de este barrio toledano que denuncia el “elevadísimo volumen” de los altavoces que ha instalado en las farolas de Zocodover la empresa contratada por el Ayuntamiento para la iluminación navideña. Junto a otros vecinos, ha presentado un escrito al Consistorio solicitando que se realicen las mediciones acústicas que determinen el impacto de la música de este espectáculo en sus domicilios.

“Esto se introdujo el año pasado y nos dio más de 40 días de sufrimiento. No es un hecho puntual, es un bucle”, señala Montero, que explica que solicitó el pasado día 10 que se realizaran estas mediciones y todavía no ha recibido respuesta. “Tengo doble acristalamiento, balcones con aislante y no hay manera”, lamenta esta mujer que reside en el Casco Histórico durante toda su vida.

“Hay que hacer compatible la convivencia”

Montero está acostumbrada al ajetreo diario que se vive en esta plaza y subraya que no quiere “que se eliminen las fiestas”, que entiende que “el sonido de la gente y de los autobuses es inevitable, pero esto sí”, asevera. Defiende que “hay que hacer compatible la convivencia” y que “Toledo sigue teniendo turismo y no necesita este tipo de show para atraer a visitantes”.

Por ello, ha trasladado su queja de manera presencial al concejal de Festejos, José Vicente García Toledano. “Ha sido muy amable, me han dicho que van a intentar bajar el volumen”, dice sin mucha esperanza de que la situación vaya a mejorar.

En las pasadas navidades, recuerda, no le respondieron a sus peticiones “ni bajaron el sonido”, lo que afecta negativamente a “elevar el grado de ansiedad y de estrés”. “Tengo una migraña crónica y me tengo que aislar en un sitio sin luz y sonido. En Zodocover es difícil, lo intento en alguna habitación más aislada, pero cuando hay este espectáculo...”, comenta con resignación.

“No voy a tener más remedio que pedir medidas cautelares”

“Es una pesadilla, tenemos muy alto el umbral del aguante y no podemos más. No termino de entender cuál es el problema, solo pido que se cumpla la normativa. La Policía no hace mediciones si no lo dice el Ayuntamiento. Desde hace años las he solicitado y nunca las han hecho”, reprocha Montero, que advierte de que no va a tener “más remedio que pedir medidas cautelares” en un juzgado.

En este sentido, recuerda el reciente caso de Ocaña, donde una denuncia ciudadana ha conseguido prohibir los eventos que superen “la normativa de ruidos y horarios” en la plaza Mayor de la localidad. La sentencia, del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Toledo, señala que el derecho al descanso y la salud es “fundamental”.

“Es algo con lo que la gente no empatiza hasta que lo vive. Solo lo sufren los que lo viven, a los demás les parecemos unos aguafiestas”, apunta Montero, que agrega que si el Ayuntamiento no hace las mediciones las hará ella.

“Hay un tope de decibelios de día y de noche, lo marcan las ordenanzas”, indica. Precisamente, en el escrito que han registrado solicitan que si las mediciones determinan que el sonido excede de los límites ordinarios, se proceda a suspender el espectáculo sonoro para evitar a los vecinos daños y perjuicios.

“Estoy tan harta que me voy a ir, pero lo haré luchando”, afirma esta vecina que apunta también a otros episodios que a su juicio tampoco cumplen con la normativa municipal como “los músicos con amplificadores o la carga y descarga nocturna”.

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