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La “resistencia femenina” histórica que permanece en el “desconocido y olvidado” Yemen

Kim Sharif, abogada británica de origen yemení fundadora de Human Rights for Yemen. | Cristina Belda Font

Alicia Avilés Pozo

  • La investigadora Ewa K. Strzelecka recoge en un libro el papel de las mujeres en este país, actualmente en guerra civil y que sufre la peor crisis humanitaria del mundo

El hambre, las enfermedades y la violencia han convertido la guerra de Yemen en la peor crisis humanitaria del mundo, según han constatado varias organizaciones internacionales. Allí, desde marzo de 2015 se ha mantenido en pie la “resistencia feminista”, un activismo liderado por las mujeres del país que se deriva de los movimientos históricos durante el siglo XX y que se intensificó durante las revueltas árabes de 2011. Antes luchaban por sus derechos “en el país más desigual del mundo”. Ahora, las mujeres combaten por la supervivencia y contra un aumento desmedido de la violencia sexual. Así lo relata la investigadora polaca Ewa K. Strzelecka en su libro ‘Mujeres en la Primavera Árabe’, centrado en su trabajo de campo durante tres años en Yemen.

Strzelecka, investigadora en la Universidad Nova de Lisboa y que también ha sido profesora en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), ha participado en Toledo en una charla-coloquio sobre este libro organizada por Amnistía Internacional. La obra aborda su experiencia investigadora, sobre el terreno, de las revueltas yemeníes, unas de las más importantes de la Primavera Árabe de 2011. Estuvieron inspiradas por las de Túnez y Egipto, pero al contrario que en estas, no se pedían reformas sino el fin del régimen autoritario.

Durante los tres años que convivió con las mujeres y las entrevistó, la profesora pudo conocer de primera mano su participación en los movimientos sociales, antes de la Primavera Árabe y también durante la misma “acompañándolas en sus lucha” durante el periodo de la transición prácticamente hasta la guerra civil que comenzó en marzo 2015, con la intervención militar liderada por Arabia Saudí.

“Yemen es un caso insólito porque las mujeres han perdido muchos derechos en los últimos años, sobre todo en los años 90 cuando los fundamentalistas islámicos se hicieron con el poder y se infiltraron en los espacios de toma de decisiones. En la Primavera Árabe se produce la visibilidad de los derechos femeninos, pero no era la primera vez que participaban, porque en Yemen ha habido tres revoluciones durante el siglo XX y en todas han tenido un papel relevante las mujeres. Hasta el punto de que en las revueltas de 2011 fueron las principales organizadores de las manifestaciones”, relata.

“La historia se olvida de Yemen”

Todo procede de lo que la profesora ha denominado una “cultura preexistente de resistencia femenina” en contra del régimen yemení. Recuerda que se trata de uno los países más desiguales del mundo, con multitud de estereotipos que nunca han estado tan visibles como sí sucedió en Egipto o en Túnez. Pero “la historia se olvida de Yemen porque hay muy poco trabajo de campo, es un país desconocido y olvidado, y existen muchas dificultades para trabajar sobre el terreno”.

Las peculiaridades de este país también pasan por un movimiento de las mujeres que está “muy fragmentado” aunque “también es cierto que las que ya habían luchado en revueltas anteriores han participado en esta revolución con una agenda muy clara: saben que dentro de las reivindicaciones más amplias por la democracia y la justicia social, hay que articular sus propios derechos”.

El ‘efecto contagio’ también ha hecho que la lucha femenina se haya diversificado. Cuenta Strzelecka que antes las activistas pertenecían a clases altas, mientras que en los últimos años hay más jóvenes de clase media que se han unido al activismo por sus derechos, “articulando su lucha por una ciudadanía igualitaria”.

Sin embargo, la investigadora concluye que actualmente, con la guerra civil, su lucha se limita a la “supervivencia”. “Yemen sufre la crisis humanitaria más grave del mundo. El 82% de la población requiere de una ayuda humanitaria urgente y 7 millones de personas sufren hambruna. Es muy difícil hablar de los derechos humanos cuando se requiere lo básico”, subraya. Pero añade que incluso en estas condiciones, las mujeres activistas están luchando para estar incluidas en el diálogo por la paz, para garantizar su participación en la futura construcción de un nuevo Estado. “Sin la paz, sin una mínima garantía, es muy difícil trabajar en cualquier paso y además siguen siendo las principales víctimas de violaciones y de agresiones. Se mantienen allí para recordar que existen”, concluye.

Por su parte, Alfonso Sánchez, coordinador de Amnistía Internacional en Castilla-La Mancha, ha resaltado que el trabajo de esta organización en Yemen es documentar las violaciones del derecho internacional humanitario que se están dando por ambas partes en conflicto y que implican ataques directos a la población civil, uso de bombas de racimo, y bombardeos en hospitales y escuelas. En este contexto, su denuncia principal es cómo esta guerra “está alimentada por la venta de armas por parte de potencias occidentales como son EEUU, Reino Unido y España, que es la tercera exportadora de armas a Arabia Saudí, uno de los actores principales en la guerra de Yemen”.

Desde Amnistía han venido denunciando el “enorme secretismo” sobre la venta de armas existente en las instituciones españolas que controlan el mercado y las que deben cumplir con la ley y los tratados internacionales. En un decálogo enviado a estas instituciones, han pedido que comparezca ante la Comisión de Defensa al menos un representante de la Comisión Interministerial que aborda esta cuestión y que las actas de las reuniones de este órgano estén a disposición de la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados.

Concretamente, durante el conflicto yemení ha aumentado la exportación de armas a Arabia Saudí. España exportó entre 2014 y 2016 (la guerra empezó en marzo de 2015) más de 900 millones de euros en armamento, cuando esa cifra en los últimos diez años había sido de 1.368 millones. “Aunque el Gobierno dice que Arabia Saudí le garantiza que esas armas no se van a utilizar para la guerra en Yemen, la relación es demasiado evidente”, resalta Alfonso Sánchez.

Es uno del os motivos por los que esta organización ha intensificado su campaña Armas Bajo Control, promovida junto a otras organizaciones. Tiene como objetivo denunciar el riesgo de que se autoricen exportaciones de armas a países en conflicto o que violan los derechos humanos. Amnistía Internacional, Oxfam Intermón, FundiPau y Greenpeace, las cuatro ONG que la han impulsado, alertan sobre el riesgo de complicidad en la comisión de crímenes de derecho internacional que reflejan determinadas exportaciones de armas españolas a Arabia Saudí susceptibles de ser usadas en Yemen.


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