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Seguridad y autonomía, claves para un parto respetuoso: “Nos quedan muchas conquistas, como mujeres y matronas”

'Parir'. Claudia Reig, Graciela Rangel y Cati Ortega

Fidel Manjavacas

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Es un momento único, emocionante e intenso, en muchas ocasiones lleno de dudas, miedo, alegría y dolor al mismo tiempo. Parir es algo tan común y, tan particular, que cada experiencia puede dejar una huella muy distinta en cada mujer. En los últimos años se han conseguido grandes avances por alcanzar partos respetuosos, en los que la atención sanitaria pone a la mujer en el centro y tiene en consideración su autonomía para decidir. Sin embargo, aún quedan “muchas conquistas, como mujeres y como matronas”.

Así lo traslada Judit Sánchez, matrona en el Hospital Universitario de Toledo, en una entrevista con motivo de la proyección que se lleva a cabo este lunes del documental 'Parir' (coproducido por Barret Cooperativa y RTVE) en mk2 Cinesur Luz del Tajo, a las 18.30 horas, y en la que participará en un coloquio posterior junto a otras matronas y representantes de la asociación 'El Parto es Nuestro'.

Este trabajo audiovisual, que se estrenó a finales del pasado año, aborda el parto respetado, visibilizando buenas prácticas en el Hospital Universitario de La Plana, en Vila-real (Comunidad Valenciana). Pero también toca la violencia obstétrica y sus consecuencias a través de testimonios de varias víctimas respaldados por expertas de la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hace 15 o 20 años, “el centro del parto no era la mujer”. “Se rompía la bolsa, se ponían enemas, el monitor interno... eran intervenciones muy automatizadas, en partos de bajo riesgo. Eso fue cambiando y se han conseguido avances”, explica la matrona toledana, que realizó su tesis doctoral sobre esta temática.

“Hemos vivido una transformación producto de muchísimos años de activismo por parte de las mujeres. Las matronas hemos abanderado un poco ese cambio dentro de los hospitales, donde nuestra atención es más de 'tú a tú', con la no patologización del embarazo o del parto”, explica Sánchez, que remarca el alejamiento que se ha producido del “parto medicalizado del que veníamos”.

No obstante, remarca que quedan “ciertas áreas de mejora” en el hospital toledano como poder realizar “cesáreas humanizadas” al igual que se hace en otros centros sanitarios, en los que la pareja pueda entrar en intervenciones de bajo riesgo programadas y donde la madre pueda hacer el 'piel con el piel' con el bebé tras la cesárea. “Espero que se consiga”, apunta la matrona, que subraya que se trata de “un derecho reconocido”.

Rechazo al término 'violencia obstétrica'

La legislación actual contempla también el consentimiento verbal necesario para cada intervención que se realiza durante el parto. En este sentido, en los testimonios recogidos por la productora que impulsó el documental 'Parir' encontraron puntos en común como la ausencia de información de determinadas intervenciones, en muchas ocasiones realizadas sin su consentimiento, tales como episiotomías sin previo aviso, inducciones al parto o la maniobra de kristeller -cuestionada en otros países-.

Estas acciones, sin consentimiento, se engloban en lo que actualmente se conoce como violencia obstétrica, que la OMS define como “una forma específica de violencia ejercida por profesionales de la salud (predominantemente médicos/as y personal de enfermería) hacia las personas embarazadas en labor de parto y el puerperio”. Se trata de un término que genera rechazo en una parte del sector sanitario, como es el caso de Sánchez.

“Me parece mucho más fiel denominarlo como trato irrespetuoso. En la violencia hay un dolo de querer hacerlo y muchas veces es problema de comunicación o de falta de empatía. Hay situaciones violentas, sí, pero no me parece lo más adecuado, sobre todo cuando se busca que todos los colectivos de profesionales hagamos bien las cosas”, explica la matrona toledana.

En cambio, sí considera apropiado este término Mayte Rubio, matrona y coordinadora del grupo local de Toledo de El Parto es Nuestro, una asociación que nació a partir de experiencias de partos complicados, traumáticos, que muchas mujeres comenzaron a compartir a través de internet y en reuniones más informales.

“Poco a poco surgió la idea de configurar una asociación con el ánimo de reivindicar una atención a los procesos reproductivos más humana, más respetuosa y basada en el conocimiento científico, para desterrar prácticas clínicas que no estaban respaldadas”, explica Rubio, quien también participará en el coloquio que se hará tras la proyección del documental.

“Nuestras pretensiones se han quedado un poquito medias, pero el movimiento saltó sobre todo con la reforma de la ley de de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”, recuerda la coordinadora toledana de El Parto es Nuestro, que remarca la importancia de trabajar con terapias físicas y psicológicas, desde el acompañamiento, cuando se han tenido malas experiencias en el parto.

En este sentido, destaca que es “importantísimo que desde la población haya surgido este deseo de ayudar a profesionales que están trabajando por hacer las cosas de una manera más respetuosa con los derechos de las mujeres y con el funcionamiento del cuerpo”. “A veces, los sanitarios necesitamos enfrentarnos a experiencias difíciles de las mujeres para abrir los ojos”, subraya Rubio, que, al igual que Sánchez, recibió una formación muy distinta a la práctica que ponen ahora en marcha como matronas.

“No son pacientes, son usuarias”

“Veía cosas que no tenían mucho sentido para mí. Me chocó mucho ver a mujeres que no estaban contentas con nuestra atención. Se nos enseña a hacer las cosas mal. En la atención obstétrica y ginecológica ha costado mucho introducir cambios. Se tocan temas muy sensibles como son la reproducción, la infancia o la sexualidad en las mujeres”, apunta esta matrona.

También recalca lo que “cuesta decir” que las mujeres embarazadas “no son pacientes, son usuarias”. “La mayoría de mujeres embarazadas no están enfermas”, precisa sobre esta cuestión, al tiempo que se pronuncia también sobre las quejas que se transmiten por el trato del personal sanitario, al que a veces reprochan poca empatía y demandan ofrecer una información más precisa de su labor profesional y de las intervenciones que realiza.

“A veces nos cuesta presentarnos, o a las usuarias preguntar quién eres o a qué vienes. Eso tiene un impacto en el proceso reproductivo. Hay que tener en cuenta esos detalles porque, cuando hay inseguridad, el bebé lo percibe. Hay que presentarse, contar lo que se va a hacer, utilizar un lenguaje comprensible...”. En definitiva, dice la coordinadora local de El Parto es Nuestro, la asistencia sanitaria “tiene que estar para dar seguridad a los procesos biológicos, no para poner piedras en el camino”.

Buenas prácticas y denuncias en España

La relevancia que ha tomado este tema en los últimos años se refleja con la buena acogida que está teniendo el proyecto 'Parir en el siglo XXI', dirigido por Claudia Reig, que además de concretarse en un documental ha derivado en una serie web documental o en un podcast.

La idea, explica Àlex Badia, productor de Barret Cooperativa y también técnico de sonido en este trabajo audiovisual, nació en 2018. “En 2019 empezamos a rodar más en serio y la idea en origen era hacer un documental sobre el parto respetado. Pensábamos que había paradigmas de atención al parto que no se suelen ver reflejados, que podíamos hacer una aportación valiosa enseñando partos bien atendidos en los que la mujer es el centro de la acción”, explica Badia.

Conocían el caso del Hospital de La Plana, donde han grabado la mayor parte de los partos, “un pequeño hospital que es un referente en parto respetado y basado en la evidencia científica y el derecho a las mujeres”. De esas primeras grabaciones surgió un documental interactivo, con información ampliada en la web de RTVE.

Durante el mismo período, cuenta el productor, se comenzó a oír hablar de la violencia obstétrica a partir de un informe de la ONU, o de las decisiones del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de la ONU, que condenó a España por tres casos de mujeres que habían sufrido esta situación.

“Sentimos que era importante visibilizarlo y denunciarlo y que la mejor forma era escuchar a las víctimas”, recalca Badia. Así, viajaron a Ginebra, para “arropar los relatos de las mujeres con las voces de expertas que vienen de la OMS al mencionado comité”. Incorporaron estos testimonios al documental, dándole así una dimensión internacional y mostrando en él la cara y la cruz de diversos partos y las experiencias de sus protagonistas.

Uno de los grupos de apoyo con los que ha contado la productora valenciana es precisamente el del El Parto es Nuestro. “Preguntamos a través de un post en redes sociales si había mujeres que quisieran contar su historia. En una semana nos habían llegado 150 correos”, recuerda sobre el inicio de este trabajo que poco a poco está llegando a más ciudades y que también se podrá ver en RTVE, aunque no hay una fecha determinada para su estreno en la cadena pública.

De entre las experiencias que han recabado, Badia resalta que “hay muchas mujeres que han terminado un buen parto en términos obstétricos, con un bebé sano y ellas también, pero aún así se quejaban de haber sido maltratadas”. “A veces el parto es bueno en términos de salud pero la mujer se ha sentido maltratada porque se le ha infantilizado o se han hecho cosas sin que prestasen consentimiento”, señala, precisando no obstante que hay ocasiones en las que es imprescindible llevar a cabo ciertas prácticas: “El parto más medicalizado también puede ser un parto respetado”.

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