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Toda la población castellano-manchega respira un aire “perjudicial para la salud”

Calidad del Aire

Alicia Avilés Pozo

Desde hace años, casi toda la población española respira aire contaminado, que incumple los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una situación que ha puesto de manifiesto la Agencia Europea del Medio Ambiente y de la que se han hecho eco en España los sucesivos informes sobre la calidad del aire elaborados por Ecologistas en Acción en los últimos tres años y que también ofrecen un mapa autonómico de este fenómeno.

Se trata de un problema específico de la Europa mediterránea, dado que el ozono “malo”, llamado así por contraste con el de la estratosfera, que nos protege de la radiación ultravioleta, se forma en verano cerca de la superficie terrestre, por efecto combinado de la radiación solar y las emisiones de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles a partir de la combustión de carbón, petróleo o gas en centrales eléctricas, vehículos a motor y calderas urbanas e industriales.

En el caso de Castilla-La Mancha, el último informe sostiene que durante el año 2018 se han recopilado los datos de 26 estaciones de control de la contaminación, pertenecientes a las redes del Gobierno regional y de distintas instalaciones industriales, si bien afirma que estas últimas “adolecen de inconsistencias” que rebajan su fiabilidad a los efectos de evaluar la calidad del aire. Explica que la web autonómica de calidad del aire solamente ofrece datos en tiempo real de la última hora, y carece de información sobre las estaciones de las redes privadas.

Con estos datos, el estudio de los ecologistas desvela que el ozono troposférico o ‘malo’ ha afectado a todo el territorio castellano-manchego, con casi todas las estaciones registrando superaciones muy elevadas del valor octohorario (cada ocho horas) recomendado por la OMS. Más de la mitad de las estaciones han presentado más de 75 superaciones. Es decir, que si les se aplicara el mismo criterio establecido en la normativa para evaluar este contaminante, solo en 2018 la mayoría de las estaciones castellano-manchegas “habrían sobrepasado todas las superaciones admisibles durante tres años”.

Concretamente, diez estaciones registraron unas superaciones promedio anuales superiores a las 25 permitidas, en el trienio 2016-2018, rebajando las doce del trienio anterior: Argamasilla, Hinojosas, Mestanza, Alameda, Añover, Castillejo, Illescas, San Pablo de los Montes, Toledo y Azuqueca de Henares. Los peores registros han tenido lugar en Castillejo, Alameda y Añover (Toledo), con respectivamente 59, 48 y 42 días de superación.

Por último, las estaciones de Azuqueca en el Corredor del Henares (Guadalajara), Argamasilla, Calle Ancha y Campo de Fútbol en Puertollano (Ciudad Real), y Campisábalos (Guadalajara), Castillejo, Illescas, Toledo y Villaluenga de la Sagra (Toledo) han sufrido 25 superaciones del umbral de información a la población, en diversos episodios de alta contaminación, frente a los que la Junta de Castilla-La Mancha “se ha limitado a difundir un aviso rutinario”.

El cuadro general que presenta Castilla-La Mancha, según Ecologistas en Acción, es el de dos zonas con una “elevada contaminación”. Una de ellas estaría situada al norte, caracterizada por contener una gran actividad industrial y un elevado número de kilómetros de carreteras y autovías con intensidad de tráfico (y en cuyo interior existen importantes núcleos de población como Guadalajara, Toledo, Azuqueca de Henares y Talavera de la Reina). La otra sería al sur, delimitada por el área industrial de la comarca de Puertollano. La contaminación emitida desde ambas zonas y desde la Comunidad de Madrid se extiende por el resto del territorio en la forma de ozono troposférico, afectando a lugares alejados de estos focos de emisión, como las zonas rurales del interior, especialmente a sotavento de los grandes focos emisores de los contaminantes precursores del ozono.

Como consecuencia, “toda la población de Castilla-La Mancha respira un aire perjudicial para la salud” según las recomendaciones de la OMS y la legislación vigente (en este último caso con la excepción de la Comarca de Puertollano), afectando la mala calidad del aire a la totalidad del territorio.

“Una década de incumplimientos”

Finalmente, en el informe se explica que hasta la fecha, la Junta de Castilla-La Mancha no ha aprobado ningún plan de mejora de la calidad del aire referido a las superaciones de los valores objetivo de ozono, “acumulando una década de incumplimiento de la legislación ambiental en esta materia”. Recuerdan los ecologistas que el pasado mes de mayo volvieron a solicitar al viceconsejero de Medio Ambiente la adopción urgente de estos planes. “Tampoco cuenta la Junta con ningún plan de acción a corto plazo para hacer frente a los numerosos episodios de superación del umbral de información que se han producido este año”.

Con carácter general, en este estudio se explica que las últimas estimaciones globales de la AEMA y la OMS sobre la repercusión sanitaria de la contaminación atmosférica son “muy preocupantes”. Elevan en el año 2014 hasta medio millón las muertes prematuras en los países europeos por la mala calidad del aire. Siguiendo una tendencia iniciada en 2007, se observa la reducción de los niveles de los contaminantes “clásicos” (partículas, NO2 y dióxido de azufre SO2), aunque sigan afectando a casi tres cuartas partes de la población española. Esto ha obedecido tanto a razones coyunturales relacionadas con la crisis económica, que ha provocado una menor movilidad motorizada, la disminución de la actividad industrial y el desplazamiento de la generación eléctrica en centrales térmicas por la energía eólica y solar; como a factores “tecnológicos”  (evolución del parque automovilístico hacia vehículos más pequeños y eficientes).

Sin embargo, esta reducción general de la contaminación atmosférica tradicional, añade, no se está produciendo en el caso del ozono ‘malo’. el contaminante que en España presenta actualmente una mayor extensión y afección a la población, cuyos niveles se mantienen en los últimos años estacionarios o en muchas zonas incluso al alza.

Por todo ello, la evolución al alza de la contaminación por ozono parece ser consecuencia en primer término de la tendencia al incremento en verano de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor), resultado del cambio climático. Un último factor que contribuye a “complicar el comportamiento” de este contaminante son los desplazamientos de masas de aire contaminado, por ejemplo entre la Comunidad de Madrid y ambas castillas y Extremadura, o de carácter transfronterizo entre Francia e Italia y las Illes Balears.

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