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El último de los trenes a vapor

The Kinks are the Village Green Society

Juan Gil "Zamarra"

El 22 de noviembre de 1968 es una fecha clave para la historia del Rock. Ese día, los Beatles estrenaron su álbum The Beatles, más conocido como El Álbum Blanco. Ese mismo día por la mañana, un grupo que había rivalizado en popularidad con la banda de Liverpool, ponía otro disco en circulación que pasaría totalmente desapercibido. En un año plagado de acontecimientos históricos y, de alguna manera, revolucionario, The Kinks lanzarían The Kinks are the Village Green Preservation Society. Una anomalía. Una isla en un mundo plagado de amor, experimentación y psicodelia. The Village Green no era progresivo musicalmente, su sonido era más bien crudo y sus letras eran tremendamente conservadoras. Si alguien les hubiera prestado atención, habría pensado que una banda otrora prometedora, acababa de firmar su finiquito. Una sentencia injusta les prohibía tocar en Estados Unidos durante los próximos cuatro años, apartándoles de los grandes festivales de la época y por lo tanto dejándoles fuera del Olimpo del Rock. A sus 23 años, Ray Davies, principal compositor de la banda, se encerró en su apartamento del norte de Londres y pasó uno de los veranos más calurosos, la famosa ola de calor del 68, ideando y componiendo el que sería su próximo disco. Davies estaba pasando por una crisis nerviosa, a la que se unía un desencanto absoluto por la industria musical. The Kinks are the Village Green Preservation Society era su Pet Sounds particular. Como Brian Wilson había hecho con sus Beach Boys, Davies planeaba retirarse de la vida pública y componer en la sombra, aprovechando la mediática figura de su hermano y guitarrista Dave, de 20 años, que acababa de lograr un gran éxito en solitario con Death of Clown. Sin embargo, la naturaleza perfeccionista de Ray haría que se involucrase en cuerpo y alma en este proyecto y en los subsecuentes discos.

TVPS sería un homenaje al pasado y su temática quedaría perfectamente resumida en la canción The Last of the Steam-Powered Trains, en la que Davies –la última persona que todavía creía en el viejo R’n’B- se identifica con una vieja locomotora “soy el último de los viejos renegados”, sugiere mientras sopla su harmónica, “mis colegas son todos gente corriente de clase media, mientras yo estoy bien en un museo”. Por supuesto hay mucha autocompasión y cinismo en estas líneas, esa burla de sí mismo con las que Davies regaba sus letras.

Estamos ante un disco conceptual, pero el concepto más que una historia o una idea, es un sentimiento. Es una exploración de la nostalgia y de la memoria. Davies nos sugiere que algunos recuerdos es mejor dejarlos en el pasado donde su impacto y forma siguen siendo predecibles. Este es el caso de canciones como Picture Book, con su famoso comienzo “retrátate mientras envejeces” o People Take Pictures of Each Other. El tema recurrente de la anti-nostalgia continúa en temas como Do you Remember Walter. Walter es un amigo de la infancia y mientras repasa los recuerdos que le quedan de su viejo camarada, llega a la conclusión de que el reencuentro no tendría sentido ya que ahora Walter no es más que “un eco de un mundo que conocí hace mucho tiempo”.

Mientras las canciones avanzan, van formando un todo, ninguna sobresale y ninguna sobra. Siendo un disco definitivamente inglés, es un canto internacional a la naturaleza, al pasado y al día a día en el campo. De todas formas, nunca sabremos hasta qué punto Davies defendía las bondades de la pacífica vida rural o una vez más estaba siendo sarcástico. Eso sí, quién pudiera haber vivido en ese Village Green.

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