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Una localidad zamorana de diez habitantes suma 15.000 apoyos en horas para salvar al ciervo 'Carlitos' de la caza

El ciervo Carlitos en las inmediaciones de Linarejos. Foto cedida por los vecinos de la localidad.

Europa Press

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Linarejos, una localidad zamorana de diez habitantes situada en el corazón de la Sierra de la Culebra, se ha volcado para salvar al ciervo Carlitos. El venado forma parte de la historia del pueblo desde hace ocho años, pero una denuncia anónima ha propiciado que se le haya colocado el precinto que permite que sea abatido en cualquier momento. Los vecinos se oponen y han puesto en marcha una petición de firmas que ha alcanzado las 19.000 en apenas veinticuatro horas. Si alguien mata a Carlitos, tendrá en frente a todo un municipio.

La historia de amor entre Linarejos y Carlitos nació hace ocho años. Julio Fernández, coordinador de Ecologistas en Acción en Zamora e impulsor de la recogida de firmas, explica cómo este ejemplar es “el que siempre se queda a las afueras de todos los municipios” de la zona. De ser un ciervo bebé, el animal ha pasado a ser un ejemplar maduro con una cornamenta de catorce puntas. “Pero, al mismo tiempo, ha crecido su confianza y falta de recelo hacia los vecinos”, ha declarado Fernández a Europa Press.

Tras ocho años al lado de los habitantes de esta pedanía situada en plena Sierra de la Culebra, una denuncia anónima ha generado una reacción en cadena que ha terminado con la desaparición de Carlitos. “Parece ser que alguien, en algún momento, denunció ante Medio Ambiente que este animal estaba causando peligro para los vecinos; nada más lejos de la realidad”, ha indicado el impulsor de la iniciativa. “Lo que ocurre es que, dadas las condiciones del ciervo, está claro que tiene valor y por eso le han concedido precinto para cazarlo”, ha ahondado.

Con permiso para disparar sobre él, los cazadores llegaron a la pequeña localidad zamorana este pasado domingo, primero del mes de septiembre. Los vecinos escucharon los disparos a las afueras del núcleo urbano y salieron inmediatamente temiéndose lo peor. Llamaron a la Guardia Civil y el despliegue de agentes permitió paralizar la batida, pero nadie sabe hasta cuándo.

En cualquier momento, los cazadores pueden volver. “La verdad es que pensamos que no va a ocurrir teniendo en cuenta lo que ha ocurrido, pero no sabemos”, ha indicado Julio Fernández. Tampoco lo tendrán fácil los tiradores, y es que Carlitos se ha esfumado. “Desde que todo esto ocurrió, nadie en el pueblo ha visto al ciervo; queremos pensar que se ha asustado y ha huido, pero también puede ser que le hayan disparado y no lo volvamos a ver”, ha expresado.

Los vecinos del pueblo recurrieron a Ecologistas en Acción para dar difusión a esta problemática. Se da la circunstancia de que, además, Julio Fernández es vecino de Manzanal de Arriba, que es el ayuntamiento del que Linarejos es pedanía. “No entendemos cómo puede la Junta de Castilla y León vender la berrea para que mejore el turismo y la economía mientras, al mismo tiempo, permite acabar con los mejores especímenes de venados”, ha indicado.

La Junta lo niega

El relato de Ecologistas en Acción confronta con la versión de la Junta de Castilla y León, que ha desmentido categóricamente la existencia de una instrucción para abatir al ciervo Carlitos. “No existe, es lo que hay; como tampoco es cierto que hayan entrado agentes medioambientales al casco urbano de Linarejos en ningún momento”, ha señalado Leticia García, delegada territorial de la Junta en Zamora.

La máxima responsable autonómica en la provincia ha querido “desmentir rotundamente” que nadie haya entrado con armas al pueblo. “Podría haber tiros alejados propios de la actividad cinegética de los cazadores; estamos en pleno periodo hábil de caza y se pueden escuchar disparos”, ha indicado.

Además, ha recordado la delegada que “el ciervo es una especie cinegética y es susceptible de ser cazado”, al tiempo que ha advertido de que “son animales salvajes con cierta peligrosidad” para la población. “Estos ciervos que son alimentados cuando son pequeños, luego crecen y llegan a pesar 150 kilos, con cornamentas considerables y con cierto peligro para las personas en épocas de celo, como la actual”, ha ahondado.

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