Decoración electoral

Los elementos decorativos predominan en la información electoral, que continúa dando a la actividad propagandística de los partidos una vida y un lucimiento que hace muchos años ya no tienen en la calle. Dejando de lado el bloqueo periodístico del audiovisual público, los periódicos impresos siguen siendo el gran escaparate acrítico de mensajes, anécdotas, actos prefabricados para consumo exclusivo de los medios y mítines cada vez menos concurridos en aforos limitados. Y sobre todo, el juego especulativo inacabable de la prospectiva basada en las encuestas.

No es extraño que falten balances documentados de la obra hecha o del cumplimiento de programas electorales anteriores o de la verosimilitud de los programas nuevos. No es extraño porque desdeciría de lo que es la información política durante todo el año, alejada de cualquier vocación de escrutinio y vigilancia de la acción de los responsables públicos.

Lo que hace años se calificó críticamente como 'periodismo de declaraciones' no sólo no ha decaídosino que se ha convertido en norma. Hasta el punto de que ha encajado mansamente la instauración de ruedas de prensa sin derecho a preguntas, una modalidad entendida internacionalmente como excepcional y que aquí cada vez es más habitual.

Las únicas aportaciones genuinas del periodismo electoral son las galerías de candidatos, reportajes escritos y gráficos con toques de estilo personal tirando a prensa del corazón. El momento culminante de la modalidad se producirá el mismo domingo electoral, cuando las portadas en color rivalicen con las habituales e imaginativas fotografías 'de familia', milimetradas en el orden y la colocación de los candidatos de los partidos con derecho a bloques electorales y decoración mediática.