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Lieve Joris: “Cuando el fuego cesa, yo salgo de mi escondite y me pongo a escribir”
Entrevista a Lieve Joris, definida como una de las mejores periodistas mundiales por el diario Libération y discípulo de Kapuscinski
Pere Ortín
Lieve Joris (Neerpelt, Bélgica, 14 de junio de 1953) ha sido definida como “una de las mejores periodistas del mundo” por el diario francés Libération. Sus historias, según la publicación francesa, son “una vivisección literaria de la historia contemporánea” y su prosa, “poderosa y brillante”, se sitúa en la senda de sus “maestros” V. S. Naipaul y R. Kapuściński. Aunque poco conocida en España, Joris goza de un gran respeto entre la crítica internacional porque, como ha escrito The New York Times, forma parte “de la mejor literatura de no ficción contemporánea.”
«Por debajo de las noticias que parecen ser urgentes circula el lento cauce de la historia. Intenta alcanzar el ritmo de ese río». Aquella frase de su primer encuentro con R. Kapucinski durante un viaje en 1987 por su Polonia natal la marcó para siempre. Lieve Joris se ha dedicado desde entonces a buscar “el ritmo de aquel río” que le mostró el maestro polaco. “Cuando empecé - explica hoy la autora belga - a escribir libros sobre Oriente Medio y África, me fijé en los que lo habían hecho antes que yo. Leí a Ryszard Kapuscinski y V.S. Naipaul. Los conocí en su tierra natal: viajé con Kapuscinski por Polonia, y visité Trinidad con Naipaul. Ambos han sido muy importantes para mí.”
Idealista, pero nada ingenua, aquella Joris principiante aprendió de sus maestros que, como titularía posteriormente uno de sus libros el gran periodista polaco: “Los cínicos no sirven para este oficio”. Descubrió que sus trabajos debían estar basados en “personajes y situaciones reales”, seres humanos de carne y hueso que tuvieran esa maravillosa capacidad que hace diferentes a los humanos del resto de los grandes simios: contar historias.
Joris reconoce que no fue una gran lectora, pero siempre tuvo “el deseo de escribir.” Estudió periodismo en Utrecht. Era la época del “New Journalism” y resultaba casi obligatorio leer a Norman Mailer, Tom Wolfe, Gay Talese o Truman Capote. Su primer trabajo para el semanario “Haagse Post”, fue su escuela. Cubrió noticias de sucesos, sociedad y nunca ha olvidado como el redactor-jefe le “apretaba las clavijas para la entrega de la primera versión”. “Aquello era auténtico periodismo”, recuerda hoy sin falsa nostalgia.
Decidió dar el gran salto de la crónica al periodismo narrativo, esa criatura nacida de la coyunda furtiva entre periodismo y literatura. Buscó formas mestizas de relatar donde los géneros parecen mezclarse y encontró historias, personajes y situaciones en esos lugares a los que los medios convencionales pocas veces prestaban la atención pausada que merecían. En los trabajos de Joris es muy evidente que el periodismo y la literatura difuminan sus contornos para, con las técnicas expresivas del relato literario, reconstruir una historia real sin perder de vista que, como escribe Paul Theroux: “la ficción es una versión de la verdad, igual que la no ficción”.
“Busco la panorámica, no la fotografía aislada”
“Busco - cuenta - la panorámica y no la fotografía aislada”. Así define su manera de acercarse a las historias, alejándose de las “instantáneas” de realidad a las que nos ofrecen los medios tradicionales que relatan la vida como si fuera una foto fija. Lieve Joris sabe que lo que hacemos los periodistas no es ningún “producto”, ni tampoco una expresión del talento individual del reportero. Lo que escribe es una “obra colectiva” que, como diría Kapuscinski, siempre “depende de los otros”. Ahí nace su interés por el detallismo y esas historias humanas, que nacen de lo bello, lo cotidiano y se mezclan con lo fantástico. Historias que se cuentan con introducción, nudo y desenlace, como los cuentos; historias con puntos de giro, tensión narrativa, personajes, diálogos y distintas voces hablando al unísono, sin que la mirada del narrador se imponga a los testimonios de sus personajes.
La tragedia de un Congo de no ficción
Mobutu, el viejo leopardo, ha huído. El Congo acaba de cambiar. Los niños soldados de L. D. Kabila han entrado en Kinshasa “como un cuchillo en la mantequilla”. Lieve Joris llega a la capital del Congo cuando todos los reporteros de la prensa internacional huyen y, en ese momento, empieza “La danza del leopardo”. El libro - editado por Altaïr y que se presenta estos días en Barcelona, Madrid y Salamanca - narra un viaje de más de un año por un Congo que trata de enfrentarse al reto de “construir un país del que nadie se reconoce como ciudadano”.
Joris nos lleva a Kinshasa, Lubumbashi, Kisangani, Goma, Mbandaka, Bunia, Manono atenazadas por el terror. Ciudades en las que todo el mundo tiene una historia que contar y en las que “lo que ayer fue un rumor mañana puede ser noticia”. Documenta un sistema “podrido hasta la médula”. De manera honesta y mostrando sus contradicciones, Joris nos permite acceder a un momento crucial en la historia contemporánea del Congo, ese lugar que, como le confiesa un veterano jefe de una estación por la que ya no pasan trenes, es “el basurero de la historia”.
Con sensibilidad, habla con todos. Blancos racistas, misioneros abnegados, viejas “mamás” que cuentan historias divertidas, empresarios indios que tratan de sortear la guerra como pueden, soldados en chanclas y miembros de ONG's que celebran fiestas “de lujo” entre la miseria. En una barcaza llena de refugiados hutu, navega por el Congo para que no olvidemos nunca que, pasado el tiempo, el río sigue siendo “fascinante y mortífero”, como “una serpiente”, tal y como lo describió J. Conrad. Así es su periodismo, ese que realiza el “cazador furtivo” que diría Kapuscinski.
“¿A dónde va esta mujer blanca? ¿Acaso anda buscando la muerte?”
Joris sabe que, si se quieren hacer las cosa bien y con profundidad, en esta profesión se requiere tiempo. Por ello, sus descripciones son precisas y sus comparaciones atrevidas. Más allá de diamantes, coltán y petróleo, Joris sabe que la “comunidad internacional se desentiende de todo lo que ocurre en el Congo” y también se enfrenta con dignidad a esa mirada desafiante, típica en África, que siempre va acompañada de una frase que nos debería hacer reflexionar: “Vosotros, los blancos, solo veis cosas feas de África”.
Lieve Joris analiza desde otras perspectivas y nos ofrece lecciones de humanidad aunque, en ocasiones, sus lectores, como los soldados congoleños que la detienen en control, nos preguntemos: “¿Adónde va esa mujer blanca? ¿Acaso anda buscando la muerte?”. Todo lo contrario. Lieve Joris busca la vida en uno de los peores lugares del mundo para ello ya que, aunque “resulte difícil construir un sistema justo sobre cadáveres”, incluso en el Congo, “sigue habiendo razones para la esperanza”. Y razones para que escritores como Lieve Joris sigan buscando, como le dijo Kapuscinski, “el lento cauce de la historia.”
LIEVE JORIS sitúa en África ocho de los doce libros que ha publicado. Entre sus trabajos más destacados, se encuentran “Malí blues” (2010. Ed. Altaïr), “Back to Congo” (1992) o “The Gates of Damascus” (1996) o “The Rebels' Hour” (2010), también sobre el Congo. Traducida a ocho lenguas, su obra literaria goza de un gran reconocimiento en Francia, Bélgica, Holanda, donde vive en la actualidad. Su trabajo más reciente “On the Wings of a Dragon” (2013) documenta las relaciones entre China y África.
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