Son muchos los que piensan que las elecciones del 25 de noviembre son más un plebiscito que una auténtica contienda electoral. Y que lo único que nos jugamos es si CiU tendrá mayoría absoluta o no. No soy de la misma opinión. Es evidente que nada hace imaginar que Artur Mas y CiU no vuelvan a formar gobierno. Por mucho que pueda incluso perder escaños, cosa nada descartable, no hay mayoría alternativa imaginable en estos momentos. De hecho el propio Mas ya lo da por seguro cuando habla de que en su futuro Gobierno habrá un Departamento más centrado en las relaciones exteriores. Creo que hay muchas cosas en juego. Hay movimientos de fondos en el escenario político catalán que veremos hasta donde se confirman la noche del 25-N. Uno de los más importantes es el volumen de la derrota socialista y hacia dónde se desplazarán sus votantes desencantados. Otro, no menos importante, es quien capitalizará las prevenciones y los miedos que van creciendo a medida que se acerca el día de las elecciones. Y, dentro del marco de la izquierda, cómo se distribuyen los viejos y nuevos votantes.
A medida que pasan los días y que la campaña va cogiendo grosor, observo una modulación del clima post 11 de septiembre. Los desahucios, la huelga del 14 de noviembre, la persistencia de la crisis y la falta de resultados de las políticas de austeridad van pasando factura, y recordando que si el camino soberanista no sirve para enderezar muchas cosas en el escenario económico y social, habremos hecho un mal negocio. Como se decantará en términos electorales? Lo normal sería imaginar radicalización y abstención como respuestas emocionales. Pero en una perspectiva de cambio de sistema político y de autodeterminación, la capacidad movilizadora puede aumentar. Y de hecho vamos teniendo signos de repolitización creciente de la sociedad. ¿Conseguirá el PP recoger miedos, malestares y descontentos ante la deriva soberanista de CiU? ¿Hará lo mismo Ciutadans con los que huyen del PSC por su tibieza frente al soberanismo? ¿Cómo fuerzas como Iniciativa o ERC pueden aprovechar la caída de voto del PSC?. ¿Conseguirán las CUP entrar en el Parlamento convocando votos que no encontraban hasta ahora destinatario? Ninguna de estas preguntas es irrelevante, por mucho que imaginemos que CiU logrará ser la primera fuerza y que formará gobierno. Las respuestas a estas preguntas nos darán pistas de cómo está el termómetro nacional y social del país y determinarán las respuestas políticas antes y después de la consulta. No todo el pescado está vendido.
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