40 familias que temen quedarse en la calle (otra vez)
“No sabemos si los Mossos van a picar a la puerta en cualquier momento y vamos a tener que salir corriendo. ¿Y qué voy a hacer si todo lo que tengo está aquí?”, se pregunta Tamara. Vive en un bloque ocupado hace un año por la PAH en Sabadell para realojar a 40 familias que se habían quedado en la calle y sobre el que ahora pende una orden de desalojo que se podría efectuar en cualquier momento.
Solo en ese bloque la PAH ha dado cobijo a 146 personas, de las cuales 58 menores y 6 embarazadas, entre ellas Tamara, que se ha pintado el bebé que lleva dentro en su camiseta verde. “Yo sufro porque ella tiene miedo y entonces el niño también sufre”, apunta Juan, su compañero.
Otros se lo toman de otra manera. “Yo no tengo miedo, porque sin techo no nos vamos a quedar. Si nos sacan de aquí nos iremos a otro, pero a un piso de los bancos, que son los que nos quitan las casas”, dice otro Juan, que vive en la planta baja con su mujer y sus dos hijos.
Es otra víctima de la crisis. “Nos ganábamos bien la vida, mi mujer y yo éramos mileuristas y decidimos hipotecar la casa para abrir un restaurante en 2007. El primer año fue bien, pero al segundo ya sólo hacíamos cuatro euros al día y no había manera de mantener el bar ni de pagar la hipoteca”, recuerda. La solución que encontraron fue irse a una casa en un terreno que tenía con sus hermanos en el barrio de Torre Romeu, una casa aislada sin luz ni agua, que buscaban en una fuente.
“Descubrimos la PAH cuando fuimos al Santander a pagar una factura, y nos informamos y empezamos a participar”. Finalmente, el banco le concedió la dación en pago y se quedó el piso hipotecado y su parte del terreno de Torre Romeu. “Como aún cobraba algo de paro no quise venir aquí porque podía pagar un alquiler, pero hace dos meses que ya no y vinimos al bloque”, explica Juan.
Varias ocupaciones
Tamara y Juan, los vecinos del segundo, vivían de alquiler, hasta que él se quedó en el paro y no pudieron seguir pagando. “Cómo el piso era de un propietario particular, no le queríamos dejar esa deuda, y decidimos ocupar un piso por cuenta propia en marzo de 2013”, cuenta. Sin embargo, la policía pilló a Juan y a un grupo de personas que lo ayudaban y pasó una noche detenidos. Lo volvieron a intentar otra vez más sin éxito. “Entonces ella estaba embarazada y los Mossos entraron de malas maneras rompiendo la puerta, y ella del susto perdió el bebé”, recuerda Juan.
“Íbamos a intentar ocupar por tercera vez, pero llevábamos un año con la PAH y nos dijeron que no lo hiciéramos solos, que viniéramos aquí”, dice. Ahora vuelve a tener trabajo desde hace dos meses. Trabaja a media jornada en un Burger King y cobra menos de 400 euros al mes, así que si los echan, dice, no podrían pagar un alquiler.
Un servicio social
Son 40 familias que han acabado acogidas por la PAH porque no tienen más alternativas. “Estamos supliendo las carencias de la administración, que es quien debería dar la respuesta que estamos dando con la Obra Social”, afirma Albert Jiménez de la PAH de Sabadell.
“Con la de pisos vacíos que hay en Catalunya, la Generalitat o el gobierno del Estado deberían haber creado un parque de vivienda pública”, añade. Es especialmente crítico con el hecho que el bloque de Sabadell pertenezca a la Sareb, el “banco malo”. “Es una entidad que pertenece en un 40% al Estado, no tiene sentido que no se use para solucionar el problema”.
“Nos parece tan absurdo que puedan desalojar un edificio con 148 personas que ni nos hemos plantado esta situación, pero está claro que no saldremos por nuestro propio pie”, dice Jímenez sobre el desalojo.
Desde el ayuntamiento, la teniente de alcalde Marta Farrés asegura que estas familias no se quedarán en la calle si se da el caso. “Buscaríamos una medida de emergencia, pero en lo que trabajamos es en paralizar el desalojo”, añade. Explica que el consistorio está interveniendo a través de servicios sociales para enviar informes sobre la situación de las familias a la fiscalía y al juzgado y solicitar la paralización.
Confianza en la solidaridad
Mientras, en el bloque, los vecinos confían en la solidaridad. Juan, el del segundo, recuerda cuando fueron a Salt a paralizar el desalojo del bloque ocupado por la PAH en esa población gironina. Los vecinos del bloque de Sabadell se presentaron en masa para mostrar su solidaridad.
“Aquí sé que si me falta algo alguien me va a ayudar, porque estamos todos en la misma situación”, dice Paqui, que vive con su marido, Damián, y su hijo de un año. “Aquí no somos sólo compañeros, somos un gran familia”, añade Damián.