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Gabriel Rufián: “Ni la unidad de España ni la independencia de Catalunya valen una imagen de violencia”

El candidato de ERC, Gabriel Rufián

Arturo Puente

Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramenet, 1982) ha pasado de ser uno de los políticos más criticados en las tertulias y debates políticos a ser elogiado por los mismos que le vilipendiaban. Asegura que entiende que se hable del 'nuevo Rufián'. “Prefiero tener malas hemerotecas que dejar de ser útil”, asegura el candidato de Esquerra.

El dirigente republicano hace suyas las palabras de Carme Forcadell reconociendo que al independentismo le faltó empatía con los catalanes que no piensan como ellos y lamenta que nadie en el PP, PSOE o Ciudadanos sea también capaz de hacer una mínima autocrítica.

¿Qué queda del Gabriel Rufián que sacó una impresora en el Congreso, exhibió unas esposas a Zoido o se puso una camiseta con la foto de Rato?

Al final han pasado cosas en este país muy bestias. Todas y cada una de nuestras intervenciones tenían un sentido, pero ha habido una evolución personal. Ya lo comenté en las investiduras: demasiadas veces di demasiados motivos a demasiada gente para hablar más de mis formas que del fondo. Ahora, como portavoz del principal grupo parlamentario catalán en el Congreso tengo la responsabilidad de poder hablar con todo el mundo y de hacer valer nuestros diputados y nuestros escaños, que sean útiles. Se puede ser igual de contundente con otras formas. De hecho, quien dude de mi contundencia, pues que me ponga delante en una comisión investigación a Villarejo o a Florentino Pérez y verá que lo seguimos siendo.

¿Pero le molesta que se hable del ‘nuevo Rufián’?

No, lo entiendo perfectamente. Lo digo con humildad, el periodismo siempre me ha gustado y he tenido claro sus códigos. Evolucionar forma parte de la responsabilidad de un político y nosotros al final hacemos política. No hacemos religión, no hay dogmas. Y como dice una frase que escuché hace poco, prefiero tener malas hemerotecas que dejar de ser útil.

Más allá de cómo se pueda presentar a una persona en los medios, es verdad que para mucha gente ha pasado de ser una bestia negra en las tertulias a una persona de formas moderadas, más estadista, que mira a largo plazo. ¿Son dos formas de ser compatibles?

El otro día una periodista muy conocida me dijo ‘me estoy dando cuenta de que has leído’. Cuando llegué al Congreso, con mi inocencia y candidez, pensaba que si me plantaba frente a Aznar con una camiseta de José Couso se iba a hablar de la invasión de Irak o del asesinato de José Couso, pero me di cuenta de que se hablaba de la talla de la camiseta, de la corbata de Aznar, del chascarrillo de turno no sé quién, de un error mío leyendo…. . Y me daba cuenta de que había señores con traje y corbata, como Aitor Esteban, que eran tan contundentes como yo frente a según quién y todo el mundo les aplaudía. Así que se puede ser contundente teniendo en cuenta el entorno y las reglas de juego que hay.

¿Coincide con Carme Forcadell en que al independentismo le faltó empatía con los catalanes que no son independentistas?

Absolutamente. Coincido con dos frases muy bonitas de esa entrevista a Carme Forcadell, una es esta [la de la falta de empatía] y la otra aún más bonita, que decía ‘no quiero volver a irme a la cama en mi celda después de ver la tele con fuego en los ojos’. La autocrítica es sana, e incluso el independentismo en algún momento ha rozado la autoflagelación. Por la otra parte, no vemos ninguna autocrítica. No he escuchado a ningún representante del PP, el PSOE o Ciudadanos hacer ningún tipo de autocrítica. Forma parte del ADN de la izquierda ser autocríticos, dudar de todo y cuestionarte.

Y sí, creo que nosotros no fuimos capaces de evaluar la situación adecuadamente, sobre todo no fuimos capaces de evaluar adecuadamente al adversario. Incluso en algunos momentos, como se ha demostrado, al enemigo que teníamos enfrente. Hay una frase que comenzó a decir Joan Tardà y que es muy positivo decirla: Nosotros somos muy conscientes de que no se puede hacer una república con el 50 por ciento de la población en contra y que tampoco se puede imponer una autonomía contra el 50 por ciento en contra. Ergo, hablemos, hagamos política. La gente, aunque esté muy indignada por la regresión de derechos sociales, civiles y nacionales que hay en este país, está agotada y fatigada, tenga la bandera que tenga al cuello. Y nos pide que hagamos nuestro trabajo y eso es lo que intentamos hacer.

A usted le abuchearon en una manifestación independentista cuando intentaba hacer un cordón de seguridad. ¿Se imaginaba que algún día independentistas le iban a llamar ‘botifler’?

Trabajo en Madrid, he pasado por muchas cosas y el apellido te da un punto de piel dura. Yo creo que cualquier persona normal si me viera llorar porque me gritan en una manifestación me diría ‘vente conmigo un día a un trabajo precario como el mío y verás lo que aguantamos’. De hecho, yo también, como la generación de que la formo parte, tuve trabajos muy precarios. Es decir, forma parte y va con el cargo que te griten en una manifestación, no me voy a quejar nunca.

Lo importante es que aquel sábado algunos pensamos que había que interponerse entre la policía y la gente, intentar parar según qué cargas o intentar al menos retrasarlas para no seguir regalando imágenes de violencia y que se hablara de lo importante, que es la sentencia. Así que si sirvió de algo esa especie de catarsis hacia mí pues bienvenido sea.

¿Por qué cree que una parte del independentismo que carga contra sus propios representantes?

Por hablar de otro tipo de izquierda, yo recuerdo, por ejemplo, a Errejón ir a asambleas de Podemos donde también le pitaban. Recuerdo a Iglesias ir a algún círculo, sobre todo de Catalunya, en momentos muy determinados, y tener dificultades. Por retrotraernos a otros tiempos, también recuerdo a Zapatero en según qué manifestaciones o momentos, el propio Felipe [González]… . Repito, forma parte del cargo. Ir solamente a sitios en los que te vayan a aplaudir o te vayan a jalear me parece que es insano. Vengo y formo parte de una izquierda muy determinada, lo veo absolutamente normal y jamás voy a criminalizar a quien me grita en una manifestación.

Señala las cosas que van con el cargo. ¿Cree que Quim Torra está a la altura del cargo que ocupa?

Guste más o menos, Quim Torra es el president de la Generalitat. A mí no me gusta nada, por ejemplo, Pedro Sánchez, pero entiendo que ganó las elecciones hace seis meses y entiendo que debía ser presidente y que lo sigue siendo en funciones. Aunque no me guste, jamás voy a decir que no es legítimo. Quim Torra al final es un señor que tuvo que asumir un cargo porque el presidente legítimo, guste más o menos, se tuvo que exiliar por culpa de la represión del Estado. Yo sí creo que al independentismo le hacen falta liderazgos. Por ejemplo, para dar explicaciones en torno a la actuación de la BRIMO [los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra] en estos últimos días. No hace falta ser de un partido ni de otro para saber que la BRIMO es un problema histórico y endémico de Catalunya y de los Mossos d'Esquadra. No hace falta retrotraerse a estos días, sino a imágenes de hace años en desahucios en las que vimos a mossos entrar en casas de gente desahuciada como si fuera la casa de Pablo Escobar. Y, sobre todo, el hecho de ver a mossos o a gente de la BRIMO de compadreo con nazis, como vimos el otro día por las calles de Barcelona, o una furgoneta de la BRIMO atropellar a un chaval en Tarragona hace que exijamos explicaciones a Miquel Buch.

Igual que le exigimos explicaciones a Marlaska por detenciones de la Policía, que parecían más bien secuestros, como la de Laura Soler en Tarragona, también se las exigimos a Buch y exigimos dimisiones, como la del jefe del operativo de aquella noche que permitió que los nazis se pasearan por Barcelona. Y eso es liderar y creo que también forma parte de la fidelidad a un gobierno. Dicho esto, y no lo digo por rehuir la pregunta, sería muy irresponsable, muy injusto por mi parte, meterme en el negociado de mis compañeros del Govern.

¿Tendría que dimitir el conseller Buch?

Creo que debería dar explicaciones. Lo que es inédito es que en una rueda de prensa del conseller Buch no haya ni una pizca de autocrítica. Quedas como extraterrestre si llegas ahí después de según qué imágenes y no das explicaciones. Igual que cuando Marlaska se niega a comparecer. Si tú quieres que tu país sea mejor, que sea una democracia plena, eso forma parte de tu responsabilidad. Y repito que el problema es endémico. Lo de la BRIMO es endémico, da igual casi el nombre del conseller. Yo que soy partidario de que Esquerra algún día tenga la conselleria de Interior creo que principalmente lo que hay que hacer es un trabajo exhaustivo de depuración de responsabilidades y de depuración también del cuerpo. Y en cuanto a la BRIMO, hacer una investigación interna bastante importante porque no es de ahora, es de hace 20 años.

¿Hacen falta unas elecciones al Parlament en los próximos meses?

Sería injusto e irresponsable por mi parte meterme en eso. Pero sí es cierto que sin presupuestos es muy difícil. Sería el tercer año sin presupuestos y ya vimos que en España se convocaron unas elecciones porque el partido de Gobierno no fue capaz de aprobar los presupuestos. Sería muy complicado seguir sin presupuesto en Catalunya. Me consta que el conseller de Economía, Pere Aragonès, está intentando sacarlos adelante con los ‘comuns’ o incluso con el PSC. Creo que sería bueno hacerlo porque al final lo importante para la gente es lo de siempre, el día a día, las listas de espera, la prestación que cobren, el trabajo precario, etc. Y eso, sin presupuestos, es muy difícil, muy difícil.

En una entrevista con eldiario.es, Oriol Junqueras comentaba esta semana que Esquerra Republicana no puede entenderse con este PSOE. ¿Cuál es la alternativa? entrevista con eldiario.es

La alternativa es que el PSOE no pueda escoger. La gente de izquierdas sabemos que el PSOE, cada vez que ha sido fuerte y ha podido escoger, ha escogido la peor opción: la derecha. No se ha comentado mucho, pero era increíble ver a un candidato a la presidencia como Pedro Sánchez en el atril del Congreso pidiendo los votos a la derecha después de una campaña jurando que él era el obstáculo a la derecha. Era kafkiano. Este señor pidió cinco o seis veces a Casado y a Rivera que le hicieran presidente. De hecho, no se refirió ni una sola vez a nosotros, que éramos imprescindibles para según qué geometrías y se refirió una sola vez a Podemos. Y ya vimos la negociación como fue. Fuimos críticos con Podemos. Lo seguimos siendo. Se perdió una oportunidad histórica, pero el PSOE se sentía fuerte y escogió la peor opción.

La alternativa es esa, y yo creo que la solución humildemente es debilitarlo, que no pueda escoger. Obligar al PSOE a mirarnos a los ojos y a dialogar, hablar, a atornillarse a una mesa de diálogo. Y eso pasa por un gran resultado del republicanismo en Catalunya.

¿Si hace seis meses la primera victoria de ERC en unas generales no forzó PSOE a negociar, qué le hace pensar que algo pueda cambiar ahora?

Si después de todo lo que ha sucedido –la sentencia, que nos hayan perseguido, espiado, difamado, juzgado, pegado y encarcelado– el mensaje que se envía al mundo, a Europa, a España, es que una parte de esa represión como es el PSOE gana, ¿qué mensaje mandamos? Si el republicanismo vuelve a ganar, y creo que Esquerra está en disposición liderar el republicanismo catalán, si nuestra sentencia es con las urnas el 10 de noviembre, el mensaje es bastante claro. Conviene recordar algo: no ha habido ningún presidente socialista que haya llegado a Moncloa sin Catalunya. Sánchez se equivoca y peca de una enorme miopía, una vez más, cuando amortiza Catalunya porque no va a llegar a Moncloa sin Catalunya.

Queremos debilitar, condicionar y obligar a Sánchez a que se siente a la mesa de diálogo. Es cierto, Sánchez dice que no, ¿pero cuántas veces ha dicho Sánchez una cosa y luego ha hecho otra? Sánchez viene de estar con el puño en alto cantando la internacional contra Susana Díaz, es un señor que un día es federalista y otro no, literalmente, porque ayer creo que en el programa decían que no lo eran y hoy un poquito.

¿Cómo casa la idea de obligar al PSOE a dialogar y no poner condiciones? Usted mismo ha dicho que la amnistía y el referéndum no serán líneas rojas.

Si decimos que conviene hacer nuestro trabajo, dejar el lenguaje testosterónico de ‘no te cojo el teléfono porque no me da la gana’, si nosotros hemos criticado tanto a Podemos como al PSOE por el fracaso de las negociaciones, si consideramos que palabras como gratis, como ceder, como línea roja, como condición, como soga al cuello no ayudan, no ayudan, sería absurdo por nuestra parte decir ‘esto o nada’. Tienes que ser muy consciente de la fuerza que tienes y de la fuerza que tiene tu adversario político.

La política es negociar entre diferentes y ceder. Y ceder. Ahora bien, nosotros no le pedimos a nadie que deje de ser quien es o que deje de pensar como piensa, y a nosotros constantemente nos piden que dejemos de ser quienes somos y que dejemos de pensar como pensamos. Estamos aquí para hacer política y tenemos propuestas políticas: ley de amnistía y un referéndum de autodeterminación. ¿Ustedes que tienen?¿Amenazas, silencios cómplices, chascarrillos? La gente lo que pide, más allá de la bandera que tenga, pide propuestas e iniciativas. Hablemos, hablemos.

Dice que la política es ceder. Los ‘comuns’ presentaban la semana pasada una idea nueva, que era someter a referéndum ya no la independencia, sino un acuerdo entre catalanes. ¿Es una posición aceptable para ERC?

Nosotros al espacio político de los ‘comuns’, aunque a veces se diga que no, lo respetamos enormemente. El militante, el votante, el simpatizante es de los nuestros. La crítica que siempre hacemos a la cúpula es que en campaña electoral son muy valientes, sobre todo por ser una formación política que se presenta en todo el país. Pero luego, y lo digo con conocimiento de causa, cuando llegamos al Congreso, empiezan a acumular renuncias. Se demostró, y lo digo con pesar, cuando en la primera semana de negociación con el PSOE dijeron que se olvidaban del derecho de autodeterminación. Eso hay que recordarlo.

Dicho esto, la principal crítica que le hacemos a la propuesta de Colau, Asens e Iglesias es que son frases grandilocuentes pero con poco contenido, y también lo del indulto. Conviene escuchar y leer a nuestros compañeros y compañeras. Oriol Junqueras dijo lo que dijo sobre el indulto [que se lo podían meter donde les quepa]. Y luego no explican un aspecto muy importante del indulto, que es que requiere que el reo reconozca que ha hecho algo malo. Creo que sería sería muy negativo para la democracia si gente reconoce que hacer un referéndum o poner unas urnas es un delito. Puede gustar más o menos lo que se hizo el 1 de octubre o en días posteriores, pero decir que es un delito sería un mal ejemplo para todo el mundo porque abre un camino muy peligroso.

Insisto. ¿Intentar ganar autogobierno por la vía de votar una propuesta de reforma estatutaria o de algún tipo de reforma que quepa en la Constitución es una opción para Esquerra?

El último ejemplo del año 2010 fue el cepillado de Alfonso Guerra. Yo creo que es una pantalla pasada. Al PSOE no le tenemos manía, le tenemos memoria. Lo que aglutina más apoyos, entre el 70 y el 80% de población de Catalunya, es que esto se soluciona votando mediante un referéndum.

¿Un referéndum sobre la independencia?

Nuestra opción es esta: autodeterminación e independencia. A partir de ahí, sentémonos en una mesa, que cada cual presente sus propuestas y hablémoslo. En eso somos bastante aburridos, llevamos 88 años defendiendo la autodeterminación de Catalunya.

Como gran usuario de redes sociales, ¿cree que uno de los problemas del independentismo es que a veces está más pendiente de lo que dice la gente en las redes y que eso arrastra bastante las posiciones políticas?

Twitter es una gran herramienta de comunicación, es muy democrática. Creo que es sano y positivo que la gente pueda interpelar a sus representantes políticos y sacar de según qué burbujas, pero también es un gran monstruo de ego. Son burbujas. Si fuera por Twitter, y lo digo con mucho cariño, nosotros hubiéramos sacado tres diputados, Albano Dante Fachin tendría 155, Mireia Boya presidiría la Generalitat y Jordi Graupera sería alcalde de Barcelona. Tiene un aspecto negativo que todos los partidos han entrado en las redes e intentan transmitir sus mensajes de forma masiva. Si eres consciente de que Twitter es mentira, es un gran entretenimiento.

En estas elecciones se presenta la CUP por primera vez. Diga una razón por la que un votante que dude entre ERC y la CUP debería coger la papeleta de Gabriel Rufián.

Igual que respetamos mucho el espacio de Convergència, respetamos mucho el espacio de la CUP y bienvenidos sean. No hay ningún republicano catalán que sea adversario nuestro y mucho menos en estas elecciones. El Estado sentenció el 14 de octubre y Catalunya tiene que sentenciar el 10 de noviembre. Es muy importante, es crucial y es vital que el republicanismo gane estas elecciones de manera incontestable. Es la mejor sentencia y la mejor ‘venganza’, entre comillas. Y creo que humildemente, Esquerra puede liderar, no capitalizar, pero sí liderar ese republicanismo catalán. Hemos demostrado en estos cuatro años que quizás no somos los que más gritan, pero sí somos los más valientes.

¿Cree que han sido más valientes que la CUP?

Al final es un poco quién la tiene más larga. Cualquier independentista que ocupe un escaño en el Congreso será una buena noticia. Sí que es cierto que los escaños de Esquerra serán en pos de una solución y en pos de intentar hacer política.

¿Elisenda Paluzie se equivocó cuando dijo que los disturbios ayudaban a “visibilizar el conflicto” internacionalmente?

No hay ninguna idea, ni la unidad de España ni la independencia de Catalunya, que valga una imagen de violencia. La violencia no nos representa. Igual que no nos representan las cargas salvajes de los Mossos no nos representa el cóctel molotov. Estoy convencido de que todos los dirigentes de la ANC piensan lo mismo más allá de unas declaraciones seguramente sacadas de contexto.

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