Rafa Burgos: “Aquí no te matan, pero te condenan al ostracismo”
El periodista e historiador Rafa Burgos decidió, un buen día, escribir un libro sobre la corrupción, con Barcelona como eje central. El proyecto fue ampliándose, creciendo y le ha acabado costando tres años de dedicación. El resultado es Crema catalana, un trabajo largo pero nada pesado que exhibe las debilidades de una sociedad que no es ni más ni menos corrupta que las demás. Es decir, muy corrupta.
¿Cómo nació Crema catalana?Crema catalana
Hace cuatro años ya. Fue a raíz de leer un artículo sobre el caso de un empresario egipcio que vive en España y está relacionado con el clan de Hosni Mubarak. Tenía intereses en el sector del gas y detrás del caso había una multinacional española del sector. No tiene nada que ver con Crema catalana, pero me sorprendió la noticia y me animé a buscar casos similares a nivel más local.
En principio, quería centrar el libro en Barcelona. Había pensado el título de “La Barcelona indigna”, pero el tema fue creciendo y decidí ponerle Crema catalana, en el sentido de que es un postre muy dulce pero que tienes que atravesar una costra de azúcar para comerlo. Para que se entienda todo el rompecabezas, he hecho un vademécum, un resumen de todos los casos de corrupción.
Y para que se entienda también habla de los paraísos fiscales, va más allá de las fronteras catalanas...
Me gusta insistir en que hablo de todo: desde el Barça hasta la industria armamentística o el sistema injusto de peajes que sufrimos en Catalunya. Hablo de la conjura entre poder político y poder económico y financiero. Y medios de comunicación. Que esto te cierra muchas puertas. Dudamos en poner el capítulo de “La voz de su amo”, que trata de tres grupos de medios de comunicación: Zeta, Godó y Prisa. Te puedes meter en este asunto cuando tienes mucho dinero y vives de rentas o cuando no tienes nada, como yo, y no tienes nada que perder. Al final, lo incluimos. Me han hecho entrevistas en televisiones y radios locales, en medios más alternativos, pero en los grandes, no.
Tampoco elude hablar de las grandes entidades financieras.
Hay un capítulo dedicado a los bancos, donde se habla del Banco Sabadell y de La Caixa, sobre todo. La Caixa es una verdadera bestia negra.
Hace cuatro años que empezó el libro y salió en julio. ¡Mucho trabajo, vamos!
He intentado poner un poco de ironía, sobre todo en los títulos, para intentar atraer al lector pero reconozco que es un tema pesado, difícil. He tenido que repasar documentos, prensa, el DOGC, el BOE, revistas de política, durante tres años y medio, y en una situación económica límite. Ha sido muy duro. Entras en una espiral de la que no te desenganchas nunca. A veces hay gente de tu alrededor, conocidos, que, incluso, no es que te den la espalda pero se alejan un poco. Gente que está próxima a partidos como Convergència.
Te sabe mal. Es lo que decimos siempre de no matar al mensajero. Los periodistas somos mensajeros, somos una herramienta, un instrumento. Da la impresión de que el corrupto eres tú. Te miras al espejo y te dices que tú no eres el corrupto sino que eres el que pone el foco subrayando la corrupción. He recibido emails de personas cercanas a Pujol que me piden que no les envíe más información sobre las conferencias que hago.
Hay casos que están a medio investigar. Esta Crema catalana nunca está acabada del todo.Crema catalana
Hay casos que todavía están abiertos. Las conferencias para presentar el libro me sirven para ir actualizándolos. El otro día encontré en el almacén de una biblioteca de Santa Coloma de Gramenet un libro que no tiene editorial y que es la crónica, el diario, que escribió Josep Maria Sala, condenado por el caso Filesa, durante los días que estuvo en la cárcel de Can Brians. Pocos días. Entró a principios de un mes diciembre y por Navidad ya se comía los turrones en casa. Me llamó la atención su mención a compañeros de partido, dándoles las gracias, como Manuel Bustos, implicado hoy en el caso Mercurio. El prólogo lo hizo Miquel Iceta, defendiendo a Sala, claro.
Albano Dante y Marta Sibina, de Cafè amb Llet, en su libro sobre la corrupción en la sanidad catalana escriben que muchas veces la información ya está publicada, pero la dificultad está en encontrar las conexiones entre los diversos datos. Esto es lo bueno de tener una visión general de todos los casos de corrupción. No eres un especialista en ninguno de ellos pero si te llega el nombre de una sociedad, de un fondo de capital de riesgo y te suena, puedes tirar del hilo. Tienes que tener la paciencia de ir removiendo periódicos, revistas, libros, algunos que ya están descatalogados, y montar todas las piezas del rompecabezas. Requiere mucho tiempo.
¿Cuándo decide que cierra el libro y deja de actualizarlo?
La primera idea era publicarlo en la editorial donde ya había hecho un libro anterior -Cervantes en Barcelona- pero ahora tiene problemas económicos y llegué a un acuerdo con Icaria. Lo terminé en junio y salió en julio pero parar, parar, no he parado nunca.
Desde junio han pasado muchas cosas. Por ejemplo, la confesión de Jordi Pujol.
Por eso, en muchos capítulos hay una visión periodística pero también mucha contextualización para que la gente se sitúe en temas que no son tanto del día a día. El libro permite una visión general. En el caso de la industria armamentística o de la evasión fiscal, puedes dar una idea del tema. Yo soy historiador y periodista y busco el equilibrio entre ambas cosas.
La corrupción va ligada casi siempre al dinero. Y el mundo del dinero es cada vez más complejo. ¿Ha tenido que hacer un curso acelerado de economía?
No soy especialista en economía y en capítulos como los que hablo de evasión fiscal he tirado de bibliografía de gente que lo ha tratado. No eres economista pero intentas documentarte y explicarlo bien. Pretendo hacerlo atractivo al lector, con los datos más interesantes. La evasión fiscal desde Catalunya no es nueva. Ahora se habla de ella pero ya existía durante el franquismo. Entonces, se encontraron cuentas de evasores fiscales en Suiza y muchos de ellos eran empresarios catalanes.
¿Hay más o menos corrupción en Catalunya que en otros sitios?
No creo que haya más. Catalunya es un territorio económicamente potente, porque hay mucha industria y producción. Es normal que se mueva más dinero. Pero no creo que haya más corruptos que en otros lugares.
Da la sensación de que los corruptos catalanes son menos peligrosos que las mafias que existen en otros países. No existe el temor de que un político responda a una denuncia con una amenaza de muerte como sí puede hacerlo un narcotraficante o un mafioso del este.
Tienes razón. En un país latinoamericano, Colombia, México, te podrían matar por escribir un libro así. Te jugarías la vida. A veces, en las presentaciones del libro bromeamos hablando de exportar la idea y hacer otros con el título “Paella valenciana”, “Cocido madrileño”, “Gazpacho andaluz”, “Tequila mejicano”... Aquí no te matan, pero te condenan al ostracismo, te dejan en un segundo plano.
En los ochenta había la opción por parte de determinados grupos de presión, bancos o partidos políticos, de ir al cara a cara, denunciar directamente a quien denunciaba. Con el tiempo se han dado cuenta de que es perder tiempo, dinero y mucha energía y que la mejor manera de actuar es dejarte de lado y no hablar del tema. Si tienes el control de los medios de comunicación tradicionales y mayoritarios, simplemente no haces mención del caso y es una manera de censurarte sin necesidad de ir al cara a cara. Evitas el efecto boomerang y que se acabe hablando más del asunto.
¿Las denuncias sirven para combatir la corrupción, para disuadir a posibles nuevos corruptos?
Los medios de comunicación tienen mucho trabajo por hacer. El problema es la dificultad del contexto en que se trabaja. El periodismo de investigación prácticamente no existe en la actualidad. Los grandes medios de comunicación que podrían sacarlo adelante no quieren o no pueden. Han quedado reducidos a dos o tres grandes grupos, que tienen muchas deudas con los bancos y han llegado a un acuerdo de intercambio. En vez de cobrar unas deudas a los que los medios no pueden hacer frente, los bancos entran como accionistas de los grupos de comunicación. El Santander, el BBVA, CaixaBanc, y también grandes multinacionales, como Telefónica en el grupo Prisa, son propietarios de los medios. ¿Cómo informarán estos medios, aunque el periodista tenga el anhelo de hacer determinadas denuncias, si no te dejan, si no tienes espacio?
Por otra parte, sin embargo, soy optimista porque van saliendo medios alternativos como Crític, La Directa, eldiario.es, El Triangle... que o bien no dependen directamente de la publicidad o afortunadamente funcionan a base de suscriptores, lo que les da una cierta independencia. En los últimos meses, la mayoría de exclusivas relacionadas con casos de corrupción están saliendo en estas nuevas propuestas mientras que los grandes medios van por detrás. Debemos entender que el periodismo de calidad hay que pagarlo. El futuro tendrá que ir por aquí.
Cuando hablamos de corrupción siempre pensamos en los políticos implicados y se suele olvidar los empresarios que participan en el mismo juego.
Para que haya corruptos debe haber corruptores. Quien corrompe lo puede hacer porque tiene dinero. Suelen ser grandes empresas, grandes multinacionales. Sabemos del político que ha recibido el sobre pero, normalmente, no ponemos el foco en el empresario que ha entregado el dinero. Ha llegado un punto en que es muy fácil ir contra el político, porque es la cara visible, el títere que alguien maneja. Sería muy interesante saber quién se esconde detrás de estas marionetas. Pero si el que controla las marionetas también controla los medios de comunicación, lo tenemos complicado.
Todos conocemos noticias de multinacionales que han hecho barrabasadas en América Latina y es muy difícil hacer llegar estos temas a los medios de comunicación tradicionales. Y cuando sale algo publicado se esconde el nombre concreto y se habla “de una gran empresa petrolera” o “unos grandes almacenes”.
En el caso de la corrupción política pasa lo mismo. Quizás no nos acordamos de que el señor Roig, de Mercadona, fue a declarar en la Audiencia Nacional. O también de otros empresarios de Isolux-Corsan, OHL, Comsa Emte, Cornadó, Copisa... Estos pasan un poco desapercibidos, en segundo plano.
Políticos y empresarios se necesitan.
Cuando empiezas a tirar del hilo ves estas connivencias. En la época de la contabilidad B de Bárcenas hubo un movimiento de dinero desde una oficina de Bankia en Madrid a una oficina del Banco de Santander, en Barcelona, de casi 150.000 euros. Quien hizo la entrega de dinero fue la señora Iglesias, la mujer de Bárcenas, para pagar parte del apartamento que se habían construido en Baqueira Beret.
Y como estas, muchísimas. No sólo de empresas que no suelen aparecer en los medios sino también en algún caso de corrupción que ha pasado a segundo plano, como el caso Macedonia, que afectaba a diversos cuerpos de seguridad. Se llama Macedonia porque estaban implicados Mossos, Guardia Urbana y, sobre todo, Policía Nacional. Avisaban a los propietarios de los prostíbulos Saratoga y Riviera de Castelldefels de que se iba a hacer un registro para que tuvieran tiempo para eliminar pruebas, si había estupefacientes o menores de edad. Todo esto pasó a segundo plano. No se habla de las connivencias entre cuerpos policiales y la corrupción.
En el libro se pregunta si han valido la pena los tres años de trabajo que le ha costado Crema catalana. Su respuesta es afirmativa.Crema catalana
Vale la pena. Nunca he tenido la sensación de ser un salvador de patrias pero sí que me pregunto qué puedo hacer, dentro mis limitaciones, para hacer el mundo un poco mejor. Por mi formación puedo poner un granito de arena y hacer llegar a la gente todos estos casos de la manera más sencilla y amena para que tomemos conciencia y nos preguntemos si estamos bien informados. Y así damos el primer paso para un cambio, para hacer más difícil la manipulación.
Cuando colaboraba en la sección de Cultura de La Vanguardia, me mandaron a hacer una entrevista a un personaje inclasificable, que se llama Alejandro Jodorowsky, poeta, director de cine y que ha hecho un poco de todo en esta vida, que presentaba un libro autobiográfico. Me comentó algunas frases que me han quedado grabadas. Decía de forma muy vehemente que “entre hacer y no hacer, siempre tienes que hacer”, porque te quedará la experiencia, salga como salga. En otra expresión que me ha ido muy bien en momentos bajos decía que “no puedo cambiar el mundo pero puedo empezar a cambiarlo”. Es esta actitud constructiva de hacer cosas, a pesar de las adversidades. Tengo la esperanza de que quede el trabajo bien hecho.
¿Y si algún día le ofrecen un buen sueldo en un medio convencional a cambio de que deje de molestar con sus investigaciones?
No lo sé. No me ha pasado. ¿Se trataría de no hablar de determinados casos de corrupción, de determinadas empresas? Me costaría bastante. Aunque empezase con buenas intenciones... No soy de pelearme. Soy una persona educada, obediente. Las cosas se hablan y si no se puede hacer tu trabajo mínimamente bien... Psicológicamente quizás sería sano. Además de las charlas y conferencias que hago, de que organizo una ruta de la corrupción por Barcelona y que sigo las informaciones del día a día, también tengo otros proyectos, como la historia del modernismo del paseo de Gracia y el glamour de las tiendas de lujo y otros temas históricos que me irían bien para desintoxicarme de tanta corrupción.
Paseo de Gràcia y corrupción están bastante relacionados.
La avenida Diagonal y el Paseo de Gracia son el núcleo de la corrupción. Al diseñar la ruta de la corrupción primero pensamos en tres vías. Una, la Diagonal, con el Palacio Real, las torres de La Caixa, el grupo Planeta, el Corte Inglés el grupo Godó, hasta Francesc Macià. Otra era la Via Laietana, la plaza Catalunya, con los grandes almacenes, Telefónica, la plaza Urquinaona donde se dijo que dejaron en una papelera la cinta de la grabación de La Camarga, la antigua sede de La Caixa, el Palacio de la Música, la sede de la Policía Nacional y la Catedral. Había un capítulo dedicado a la Iglesia, que al final no ha salido en el libro porque tenía poca entidad.
Y, finalmente, la ruta que hacemos actualmente, que es la más céntrica: el paseo de Gracia y sus alrededores: la Diputación de Barcelona, la sede del Instituto Catalán de la Salud, la sede embargada de Convergencia, en la calle Córcega hasta a la plaza de Catalunya. Nunca conseguimos llegar a la plaza de Catalunya porque que la gente interactúa mucho, muestra su indignación y se nos pasa el tiempo.
¿Cuántas salidas ha hecho esta ruta?
De momento, tres. La hacemos con la agencia Vía Barcelona. No fue fácil. Otras agencias con las que suelo trabajar no se sumaron porque muchas trabajan para empresas que salen en “Crema catalana”. En enero haremos otra salida. La primera ruta la hicimos coincidir con la presentación del libro.
Vivimos unos momentos en que la gente demuestra que está harta de tanta corrupción. Parece que nadie, ningún partido se escapa de ella.
Prácticamente todos. Mucha gente dice que todos los partidos y todos los políticos son corruptos. No es cierto. Hay partidos que no sólo no han sido corruptos sino que han destapado casos de corrupción. Lo que pasa es que siguen siendo minoritarios y no los votamos. Deberíamos preguntarnos por qué pasa esto. Quizás es más fácil generalizar y decir que todo el mundo es un tanto corrupto porque nosotros, en nuestro día a día, también cometemos algunas corruptelas. Generalizar no es justo.
“Crema catalana” debería irse actualizando permanentemente. La presentación del libro casi coincidió con la confesión de Jordi Pujol.
Estaba preparando las conferencias cuando estalló este caso. Una de las conferencias que hago se llama “Los Pujol, una metáfora”y la arranco con una cita de un periodista de principios del siglo XX Ambrose Bierce, que escribía fábulas breves. En una de ellas hablaba en ficción de un senador de Estados Unidos que decía cínicamente: “Les prometí que no robaría, pero ¿en algún momento les prometí que no mentiría?”.
Enseguida pensé en el caso Pujol. En este caso y en cosas que no se explican. Jordi Pujol fue uno de los primeros accionistas de Prisa. Compró 10 acciones por 100.000 pesetas cada una y las tuvo hasta el año 1992. Las vendió por cerca de 50 millones de pesetas. Eran unos años en que se la tenía jurada al diario porque fue el que aireó el escándalo de Banca Catalana. No le concedió ninguna entrevista hasta principios de los noventa. Otro hecho a sumar a las mentiras, la hipocresía en el mundo de la política.
¿Tienes muchas conferencias apalabradas?
Unas cuantas. Por ejemplo, en Sarrià, donde haremos presentación del libro, charla y ruta de la corrupción por el barrio. Suelen interesarse colectivos que se mueven en el mundo alternativo, organizaciones como Procés Constituent, la CUP, Podemos, Iniciativa... Voy donde me llaman. Si me llamasen del PP, Convergència o Unió también iría. No lo hacen. Es normal que no te llamen a su casa para que les cuentes las triquiñuelas que han hecho.