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Trata y prostitución: el debate sobre dos caras de una misma moneda

Ana Delgado (derecha) junto a Toñi Genaro, durante la Jornada organizada por la Red Feminista de Albacete

Lourdes Cifuentes

“La trata es la máxima expresión de la violencia de género pero la prostitución no toda tiene por qué ser violencia de género”. Toñi Genaro es miembro de Hetaira, el colectivo que lucha para que los derechos de las trabajadoras sexuales sean reconocidos. Toñi Genaro y Ana Delgado, de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP), han estado en Albacete participando en la primera de las mesas que conforman las Jornadas 'En Clave Feminista' organizadas por la Red Feminista y donde se ha hablado de Prostitución y Trata.

¿Qué línea separa a la prostitución de la trata de mujeres y niñas? Preguntamos. “Son conceptos distintos que tenemos que separar”, explica Genaro, señalando algunas diferencias que ya se han tipificado, por ejemplo en el Protocolo de Palermo que ella cita, y que está relacionada con la coacción. “Cuando estás obligada, coaccionada y no puedes salir”, se refiere a la trata de mujeres y niñas, pero en la prostitución, insiste, “las mujeres están trabajando sin coacción”.

¿Por qué es importante la diferencia? Porque a día de hoy hay trabajadoras del sexo que quieren que se les reconozca como cualquier otro trabajador y poder tener derechos laborales. Para esto trabaja Hetaira, y es lo que Genaro ha defendido en Albacete. Estas trabajadoras del sexo necesitan “políticas que sean eficaces” y terminen con la indefensión que pueden padecer en clubes o en la misma calle, desamparadas a la hora de denunciar casos de violencia, por ejemplo.

Pero no es el único motivo: su incorporación al régimen general como cualquier otro trabajador conllevaría quitar estigmas vigentes y que Toñi Genaro señala. “Tendríamos que ponernos de acuerdo en si el intercambio de servicios por dinero es realmente malo”. Esto pasa por abordar el debate sobre la cosificación de la mujer: “¿Dónde ponemos ese límite de la cosificación de las mujeres y de la libertad de las mujeres a hacer con su cuerpo lo que quieran?”, se pregunta toda vez que señala : “Tenemos que preguntarnos qué hay de moralina en el discurso que nos han ido metiendo con el tema de la sexualidad al resto de las mujeres. ¿Por qué todo lo que sea sexual nos hace temblar?”

Prostitución ligada a la explotación

Con todo, para la miembro de Hetaira equiparar a las trabajadoras sexuales en derechos con el resto de trabajadores ayudaría a luchar “mejor” contra la trata de mujeres y niñas que son víctimas de violencia, amenazas y coacciones. Un total de 25 años llevan desde APRAMP luchando contra esta trata de mujeres con fines de explotación sexual que dibuja un panorama alejado de esa imagen de las trabajadoras de sexo que describe Genaro, y asegura que la mayor parte de las personas que se encuentran en situación de prostitución sufren explotación.

APRAMP trabaja a pie de calle con mujeres prostituidas gracias un dispositivo de unidad móvil con el que se acercan a las mujeres que están siendo “explotadas para ejercer la prostitución. Llegan a una media de 200 mujeres a la semana sólo en la Comunidad de Madrid. Lo cuenta Ana Delgado, miembro de APRAMP que insiste en que se trata de explotación porque son mujeres que están ”obligadas a estar ahí“.

Es complicado determinar cuántas de estas víctimas de explotación sexual son víctimas de trata. Así lo dice Delgado. “Los datos del Ministerio del Interior dicen que hay más víctimas de explotación que de trata. Muchas de ellas fueron víctimas de trata en el momento que llegaron a España”.

Si hay algo que preocupa es que cada vez se están viendo casos de víctimas de trata y explotación sexual más jóvenes. Se debe a que hay demanda “de mujeres cada vez más jóvenes” en el mercado, algo que para APRAMP es “alarmante”. Igual que lo es que sean cada vez más jóvenes los hombres que consumen sexo. “Es un dato preocupante”. Es aquí donde entra la prevención y la educación en edades tempranas para concienciar lo que supone la compra de servicios sexuales.

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