El 23% de los hábitats naturales costeros valencianos está amenazado por la “urbanización masiva”
El 23 por ciento de los hábitats naturales costeros de valencianos está amenazado por la “urbanización masiva” y se encuentra fuera de las figuras de protección de la naturaleza, según ha revelado este jueves Greenpeace, que destaca que la Comunitat Valenciana es la segunda más urbanizada de todo el litoral español.
Según ha indicado la organización ecologista en un comunicado, se trata de un “hecho preocupante dada la gran presión urbana que sufre, donde la superficie urbanizada es más del doble que la superficie de hábitats naturales carentes de protección”.
El informe 'A Toda Costa 2019' ha sido elaborado por Greenpeace en colaboración con el Observatorio de la Sostenibilidad, que este año pone el foco en las áreas naturales que todavía quedan en el litoral tras la urbanización “masiva” de las últimas décadas y en las “amenazas” que enfrentan.
En total, los hábitats naturales costeros fuera de los espacios de protección de la naturaleza ocupan 37.931 hectáreas (379 kilómetros cuadrados), de los que un 86,1% han sido catalogados de interés comunitario por la Unión Europea y un 20,4% como prioritarios para su conservación.
Además, alberga hasta ocho hábitats naturales prioritarios fuera de dichos espacios. Se trata de un área “que debería ser reconocida y protegida, especialmente por la amenaza que se cierne sobre esta costa mediterránea”.
De acuerdo con los datos de Greenpeace, la Comunitat Valenciana tiene un 22,9% de la costa urbanizada, lo que la convierte en la segunda comunidad autónoma más urbanizada de todo el litoral español. Además, varios megaproyectos urbanísticos diseñados hace años durante la burbuja inmobiliaria que con la crisis económica quedaron parados “se han vuelto a reactivar ahora”, según advierte.
En cada provincia, la organización destaca un “megaproyecto” ubicado en primera línea de mar. En Castellón, es el caso de 'PAI Doña Blanca Golf' (Torreblanca); en Valencia, el 'Manhattan de Cullera y en Alicante el proyecto 'UE2 Alameda del Mar' (Orihuela), “sobre la última playa que queda sin urbanizar del municipio, Cala Mosca”.
Plantas vulnerables
Alicante es la provincia cuya costa está más urbanizada de la Comunitat. De acuerdo con la organización, un ejemplo que representa lo que está sucediendo en la costa valenciana es Cala Mosca, en Orihuela, “una playa natural que alberga especies de plantas catalogadas como vulnerables, como la jarilla cabeza de gato (Helianthemum caput-felis) y protegidas específicamente por legislación”.
Sin embargo, lamenta que la playa está “amenazada por un proyecto urbanístico plagado de irregularidades”. La zona afectada está clasificada como 'suelo en transición' por el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (Pativel), aprobado por la Generalitat en 2018.
“La norma ideada para la conservación de suelos de elevada calidad ambiental y paisajística introduce restricciones para urbanizar en primera línea de playa y establece un plazo para devolver a terreno rústico el suelo urbanizable sin desarrollar. Esto supone que si pasan más de cinco años sin que se lleve a cabo el proyecto urbanístico de Cala Mosca, el suelo pasa a ser no urbanizable y esta playa y sus especies se salvarían en el año 2023”, ha añadido.
“Pérdida masiva de biodiversidad”
Según el informe, el 22,2% de los hábitats naturales de la costa española se ubican fuera de las figuras de protección de la naturaleza, es decir, 519.000 hectáreas de ecosistemas “de gran valor pero carentes de protección, de los que un 56,9% están considerados de interés comunitario por la Unión Europea y un 28,8% prioritarios para su conservación”.
De todas las autonomías, la Comunitat Valenciana y Andalucía destacan por la combinación de “una gran presión humana con una elevada tasa de hábitats naturales costeros desprotegidos (el 23% y el 19%, respectivamente)” a lo que se le añade unas características “óptimas para el turismo, lo que constituye el cóctel perfecto para la destrucción de más ecosistemas”.
No obstante, la mayor proporción de ecosistemas costeros desprotegidos se da en la costa norte (Asturias, Cantabria, Galicia y Euskadi). En muchos casos, “se trata de hábitats seminaturales ligados a actividades agrarias tradicionales, pero que también albergan una gran extensión de hábitats calificados por la UE de interés comunitario y prioritarios para su conservación”. Por todo ello, señala el informe, estas regiones “tienen todavía mucho trabajo por delante”.
El informe de Greenpeace concluye que es necesario un mayor esfuerzo de las políticas de protección de la biodiversidad y reitera la “urgencia” de las actuaciones sobre el litoral. “Hay extensas áreas de hábitats naturales que necesitan ser protegidas antes de que puedan verse afectadas por la urbanización. Además, para revertir la tendencia de pérdida de biodiversidad, los esfuerzos deberían complementarse con la restauración de áreas degradadas, especialmente la recuperación al dominio público de las zonas privatizadas ilegalmente”, ha sostenido.
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