¿Hay plantas incompatibles? Cosas a tener en cuenta para mejorar su convivencia en casa

¿Hay plantas incompatibles?

Diego Olivares

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Si eres amante de las plantas seguramente te encantará que te regalen alguna que otra de vez en cuando. Por poco hueco que haya, todas son bienvenidas y siempre se saca espacio para una nueva. Es más, una planta siempre será más feliz si tiene un pequeño grupo vegetal acompañándolo en ese rincón de tu casa (y a nuestros ojos también será muchísimo mejor). Eso sí, además de requerir algo más de tiempo para sus cuidados, ¿hay plantas que no llevan bien estar al lado de otras? 

Las interacciones en la naturaleza 

Ahí fuera en la naturaleza, lejos de nuestras casas, es muy raro ver una planta creciendo aislada del resto, independiente y sola, a no ser que alguien la haya colocado a su merced en una maceta, sobreviviendo como puede. La mejor forma de verla crecer con todo su potencial es en su hábitat natural, rodeada de otras muchas con las que convive a la perfección, repartiéndose la luz que les llega según sus exigencias y tipo de crecimiento y respetándose entre sí de la forma más armoniosa. 

Este fenómeno de beneficio mutuo se conoce como “facilitación vegetal” o “facilitación ecológica” y describe las interacciones positivas entre diferentes especies de plantas. Estos beneficios pueden ser variados, por ejemplo mejorando las condiciones del suelo (nutrientes o la retención de humedad) o creando microclimas favorables, como la protección contra el viento o la sombra. 

Pero dentro de las relaciones interespecíficas entre las plantas las hay que no son tan beneficiosas como parece, ¿puede ser que haya plantas que no lleven bien tener ciertos vecinos vegetales? 

Aquí van algunos ejemplos de interacciones entre plantas que también desempeñan un papel importante en la ecología vegetal:

  • Competencia: cuando las plantas compiten por los mismos recursos, como la luz, el agua, los nutrientes y el espacio. Si plantamos una especie exigente y de pequeño tamaño al lado de otra que entorpezca su crecimiento, es muy probable que no viva con la calidad que le gustaría, creciendo fea y descuidada. 
  • Amensalismo: se trata de un tipo de relación en el que una especie se ve perjudicada mientras que la otra no se ve afectada. Un ejemplo podría ser una planta como el nogal negro (Juglans nigra) que secreta compuestos químicos tóxicos en el suelo, la juglona, lo que impide que otras plantas vecinas puedan desarrollarse, quedándose así con todos los recursos para él. 
  • Mutualismo: se trata de una interacción positiva en la que dos o más especies de plantas se benefician mutuamente. Un buen precedente de esta simbiosis es el de los hongos micorríticos (las micorrizas) que colonizan las raíces de las plantas y extienden sus hifas en el suelo, lo que aumenta la capacidad de absorción de nutrientes de las plantas. A cambio, las plantas proporcionan al hongo carbohidratos y otros compuestos orgánicos producidos mediante la fotosíntesis. Ambos ganan. 
  • Comensalismo: en esta relación, una especie se beneficia (el comensal) mientras que la otra no se ve afectada (el huésped). En el contexto vegetal, un ejemplo podría ser una planta trepadora que utiliza a otra planta como soporte sin causarle un daño significativo. 
  • Parasitismo: hay plantas parásitas que viven a expensas de otras, obteniendo agua y nutrientes a través de esas plantas a las que se adhieren pudiendo debilitar a sus huéspedes. Un caso clásico es el del muérdago (género Viscum) y varios árboles huéspedes, como robles, manzanos y pinos. El muérdago penetra en el tejido del árbol huésped, y extrae agua y nutrientes de él. El final ya te lo imaginas.

En la naturaleza, lejos de nuestras casas, es muy raro ver una planta creciendo aislada del resto, independiente y sola

¿Y dentro de casa? 

Dentro del microclima de una casa, las relaciones no son tan salvajes, pero también es posible que se produzcan competencias por varios recursos limitados. Con la mejor de las intenciones y sin darte cuenta, puedes colocar dos plantas juntas y que a la larga terminen perjudicadas por una mala relación entre ellas. Las principales formas de competencia que puedes observar entre plantas de interior incluyen: 

  • Competencia por luz (y espacio): la luz es esencial para la fotosíntesis y si la calidad no es la adecuada, la planta no será feliz. Además, las plantas que compiten por la luz —por ejemplo, un cactus al lado de una monstera— pueden mostrar un crecimiento desigual, quedando algunas plantas a la sombra que, en su búsqueda de luz, acaban adquiriendo un aspecto doblado y delgado.
  • Competencia por agua (y nutrientes): si tienes las plantas en maceta, separadas unas de otras, sin problema. Cada una recibirá su dosis adecuada de agua. Pero si eres del equipo jardineras, deberás tener en cuenta que hay plantas más vigorosas que otras, con lo que puede que terminen compitiendo por estos preciados recursos. Por ejemplo, un poto (Epipremnum aureum) en pleno apogeo creciendo al lado de unas delicadas fitonias (Fittonia verschaffeltii), mala idea… 

Si notas que alguna de tus plantas parece no estar prosperando cerca de otra planta en particular, es bastante probable que te encuentres con la respuesta correcta revisando aspectos como las plagas y enfermedades

Al mismo tiempo, también hay algunos ejemplos curiosos en plantas de interior que, según la naturaleza de alguna de las sustancias que las componen, pueden mostrar cierto grado de interacción negativa: 

  • Eucalipto de interior (Eucalyptus gunnii): algunas variedades de eucalipto de interior pueden liberar compuestos volátiles (como el eucaliptol), que podrían tener efectos sobre otras plantas cercanas. 
  • Crotón (Codiaeum variegatum): esta planta popular de interior produce ésteres y glucósidos cianogénicos, que pueden liberar cianuro de hidrógeno en ciertas condiciones. El cianuro es un compuesto tóxico que puede afectar a las raíces y al sustrato circundante. Sin embargo, es importante destacar que estas situaciones generalmente ocurren en respuesta a lesiones como cortes en las hojas o tallos. 
  • Bambú de la suerte (Dracaena sanderiana): algunas plantas tienen un crecimiento peculiar y desarrollan sistemas radicales tan potentes que pueden considerarse invasivos para sus vecinas, llenando todo el espacio en el contenedor, sin dejar demasiada opción a crecer como toca. 

Es importante destacar que estos ejemplos, y que la inmensa mayoría de las plantas tanto de exterior como de interior, no exhiben interacciones perjudiciales directas para otras plantas.

Si tus plantas están pasando por problemas y notas que alguna de ellas parece no estar prosperando cerca de otra planta en particular, es bastante probable que te encuentres con la respuesta correcta revisando aspectos como las plagas y enfermedades. Ahí sí, una planta enferma puede afectar negativamente a su vecina.

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