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Cinco presidentes

El presidente del PP, Pablo Casado

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Desde la muerte del general Franco, AP/PP, que, tras lo que puede considerarse el paréntesis de UCD, ha sido el partido representativo de la derecha española desde 1982, ha tenido cinco presidentes: Manuel Fraga, Antonio Hernández Mancha, José María Aznar, Mariano Rajoy y Pablo Casado. Tres de ellos, Fraga, Aznar y Rajoy, no han tenido que competir para ocupar la presidencia. Los otros dos, Hernández Mancha y Casado, sí. Los tres presidentes no elegidos han ocupado la presidencia durante cuarenta años. Los dos elegidos, cuatro.

Para los ciudadanos españoles AP/PP han sido Fraga, Aznar y Rajoy. La inmensa mayoría, por no decir la casi totalidad de los ciudadanos, no saben quién fue o si lo supieron entre 1987 y 1989, hoy no recuerdan siquiera a Antonio Hernández Mancha. Saben quién es, por supuesto, Pablo Casado, pero si tuvieran que evaluarlo en relación con los otros cuatro presidentes, lo situarían casi con toda seguridad al lado de Hernández Mancha y no de Fraga, Aznar o Rajoy.

Manuel Fraga no estuvo nunca cerca de ganar unas elecciones. Justamente por eso, tras perder en 1986, dimitió y convocó un Congreso Extraordinario, en el que compitieron por la Presidencia Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Antonio Hernández Mancha. Pero, tras la elección de este último, Fraga siguió manteniendo la autoridad dentro del partido. De ahí que recuperara la presidencia en el momento en que consideró que Hernández Mancha era un presidente “fallido”, sin que este pudiera hacer nada para impedirlo.

José María Aznar perdió las dos primeras elecciones en las que fue candidato a la presidencia, 1989 y 1993, pero nadie puso en cuestión su autoridad, que la mantendría incólume hasta el momento en que decidió transmitirla a Mariano Rajoy.

Mariano Rajoy también perdió las dos primeras elecciones en las que fue candidato, 2004 y 2008, pero también mantuvo la autoridad dentro del partido. Con alguna dificultad en 2008, pero de manera firme. A partir de la victoria en 2011 de manera indiscutible. Pero, a diferencia de José María Aznar, acabó su mandato sin autoridad para elegir a su sucesor. Hubo que convocar un Congreso Extraordinario para ello. Aquí volvieron a aparecer los problemas.

AP/PP ha sido, sin duda, un partido de la democracia española, pero no ha sido un partido democráticamente constituido. Más todavía. Ha sido un partido eficaz, un partido con capacidad para competir y convertirse en un partido de gobierno, reconocido como tal por la sociedad española, cuando sus presidentes no habían sido elegidos democráticamente, sino que habían “heredado” el cargo de su predecesor. Manuel Fraga, del régimen del general Franco. José María Aznar, de Fraga. Y Mariano Rajoy, de Aznar.  Ha sido, por el contrario, un partido que no ha podido competir con posibilidades de éxito cuando su presidente ha sido elegido democráticamente por los militantes en un Congreso convocado expresamente para ello. Hernández Mancha no llegó siquiera a ser candidato a la presidencia en unas elecciones generales y Pablo Casado lo ha sido en dos, pero sin que ni de lejos se contemplara la posibilidad de que llegara a ser presidente del Gobierno. Veremos si tiene una tercera oportunidad.

AP/PP refleja la “excepcionalidad” de la forma en que España se incorporó a la democracia europea, de la tan elogiada “transición a la democracia”. El partido de gobierno de la derecha española en democracia ha sido el partido heredero del régimen del general Franco. Un partido heredero del Partido Nacional-socialista de Hitler o del Partido Fascista italiano de Mussolini hubiera sido inimaginable en la democracia alemana o italiana tras la Segunda Guerra Mundial. La derecha española, para competir en democracia a partir de 1978, no ha sido capaz de articularse sino como heredera de Franco. Con esta finalidad fue fundada AP por Manuel Fraga y a partir de  la “legitimidad” de Fraga se produjo la transición hacia el PP. Aunque Manuel Fraga no haya sido presidente del Gobierno, sin él no se explica nada de lo que ha ocurrido dentro de la derecha española tras la muerte del general Franco.

La huella del fascismo español no ha dejado de estar presente en la democracia española. Y lo que es más grave. Parece que la derecha española solo sabe competir en democracia con un partido heredero del franquismo e internamente organizado de manera extremadamente autoritaria. El partido de la derecha española AP/PP se descompone en cuanto experimenta con la democracia. Le pasó con Hernández Mancha. Va en la misma dirección con Pablo Casado. La “escisión” de Vox no se ha producido por casualidad.

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