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Dhafer Youssef abre una frontera dentro del Festival de la Guitarra

Dhafer Youssef abre una frontera dentro del Festival de la Guitarra

EFE

Córdoba —

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El tunecino Dhafer Youssef ha ofrecido hoy el recital más poderoso desde que arrancara el 37 Festival de la Guitarra de Córdoba, y ha abierto una frontera habitual en esta cita, la que suelen marcar los conciertos de jazz, blues o músicas del mundo, frente a propuestas populares con las que suelen coquetear más de lo deseado los programadores.

Así las cosas, este músico autodidacta pero virtuoso, enérgico y superdotado a la voz y a las cuerdas de su oud -del que nace el laud-, llegaba a Córdoba invitado por la Casa Árabe, que lleva años ofreciendo propuestas estimulantes de las que hacen crecer un festival, y lo hacía después de un fin de semana en el que han resonado, sobretodo, el Rock y el Indie Nacional.

A priori, la inclusión de Youssef tiene todo el sentido al ser el oud un instrumento familiar directo de la guitarra. Pero, aún asumiendo que el nombre del festival ya no tiene demasiado peso en la programación del mismo, la presencia del músico tunecino, que mostraba su excelente disco “Diwan of Beauty and Odd”, se ha saldado con éxito en un Gran Teatro que presentaba una entrada decente, aunque lejos del lleno.

Es lo habitual en este festival en lo que concierne a los conciertos de jazz, blues o músicas del mundo, recitales por parte de músicos virtuosos para un público no muy numeroso, pero dispuesto a que le sorprendan, y que, además, se permite un rango de edades muy variado, que va desde jóvenes estudiantes de conservatorio a señoras distinguidas de la tercera edad.

Y ése es el público al que hoy se ha metido en el bolsillo Dhafer Youssef en su primera visita a Córdoba, una tierra a la que, ha confesado, le unen vínculos ancestrales, y a la que ha traído su cuidada fórmula, difícil de describir pero fácil de saborear, y que es, antes que nada, un ejercicio de música espiritual que conecta la tradición norteafricana con la norteamericana.

De hecho el músico hasta bromeaba con el público por ello, y pedía perdón por haber traído en su primera visita a Córdoba “a dos músicos norteamericanos”, el excelente pianista Aaron Parks, habitual del compositor de cabecera de Spike Lee, Terence Blanchard; y el bajista Matt Brewer, quien ha tenido algunas de los mejores improvisaciones de la noche, sólo o junto al virtuoso baterista húngaro Ferenc Nemeth, acaso éste último el más aclamado de la velada.

Con esta formación, Youssef se presentaba en Córdoba para arrancar con “Fly Shadow Fly”, tema que abre su último disco y que ha marcado la pauta del concierto: Un canto sufí de gran potencia expresiva y espiritual, que alcanza el momento climático con la entrada de una batería que, como un martillo percutor, transforma el jazz vanguardista de aliento Hard Bop en una explosión de rock progresivo, con ritmos desacompasados, propios de la música negra, y 4 músicos buscando huecos imposibles en los que colar sus fraseos.

Alice Coltrane, Ennio Morricone, Bill Evans o Tinariwen son sólo algunas de las claves y referentes que pueden hallarse en el último trabajo del músico tunecino, que juega como nadie y disfruta como pocos llevando al escenario su propuesta, dejando que su trío de acompañantes exude jazz, y prestando su voz y su oud al desarrollo cinemático de la propuesta, concebida, al mismo tiempo, como un ejercicio improvisador.

Aunque un tanto repetitivo en su tramo final, Dhafer Youssef ha obrado el milagro de aportar frescura al Festival de la Guitarra de este año, que ha nacido un tanto huérfano de reclamos internacionales y que necesita de virtuosos como él para volver a ser una referencia dentro del complejo circuito de los festivales de verano.

La sentida ovación de una audiencia tan heterogénea como entregada debe servir para que los organizadores tomen nota de que el público cordobés puede responder con gusto ante propuestas exóticas y aparentemente alejadas de las coordenadas estilísticas imperantes.

Mañana, cuando tomen idéntico escenario el guitarrista Lee Ritenour y el pianista y compositor Dave Grusin, tendrán tiempo de comprobar si la frontera que ha construido hoy Dhafer Youssef es inclusiva o exclusiva.

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