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'Food porn', la comida como objeto de museo en Berlín

Aldo Mas

Berlín —

Se suele atribuir al Centro para la Ciencia en el Interés Público en EEUU (CSPI, por sus siglas inglesas) el haber acuñado y popularizado la expresión Food porn, algo así como “comida porno”. Desde esa organización, con sede en Washington, una institución dedicada a la mejora de los hábitos alimentarios, se pretende designar con esa expresión comidas excesivamente ricas en calorías. Así, desde finales del siglo pasado, el CSPI publica una serie de artículos combatiendo el food porn con comidas más saludables o lo que el centro estadounidense llama “la elección adecuada para comer”.

En realidad, pornografía y comida dialogan desde hace décadas. El escritor Alexander Cockburn ya habló en los años 70 del gastro-porn o “gastronomía porno”. Lo hacía en un conocido articulo artículo de la prestigiosa The New York Review of Books refiriéndose al contenido de manuales culinarios plagados de imágenes donde “se aumenta la emoción y el sentido de lo inalcanzable al ofrecer coloridas fotografías de recipientes llenos de comida”.

Este tipo de imágenes no podían dejar de ser protagonistas en la muestra Food for The Eye: The Story of Food in Photography, o Comida para los ojos: la historia de la comida en la fotografía, que presenta a sus visitantes estos días el centro de exposiciones C/O Berlín. Por eso, las comisarias de la muestra Susan Bright y Denise Wolff, han seleccionado imágenes para la exhibición como esa firmada por la estadounidense Jo Ann Callis perteneciente a su serie “placeres prohibidos” que representa un pastel de fresas y nata.

“Sin hacer una mención directa al sexo, Jo Ann Callis logra fotografiar comida de manera que parece extremadamente sexual, prestando una atención extrema a la textura y al color”, según presentan en el C/O Berlín la imagen del pastel de fresas. No parece una coincidencia que ese pastel, fotografiado en 1994, repose sobre una superficie que bien pudiera ser el edredón de una cama.

Del fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki se cuenta en la exposición berlinesa que él ha llevado la “food porn a otro nivel”. Lo ha hecho con sus imágenes del libro The Banquet, o El banquete, donde la comida aparece fotografiada muy de cerca, en primeros planos que “enfatizan el acto físico de comer”, apuntan los responsables de la muestra del C/O Berlín. En una de las varias imágenes de Araki elegidas por las comisarias de la muestra de Berlín se identifica un plato de fideos de arroz con una vagina.

A sexo también invita a pensar la fotografía Sexo 2 de la artista y fotógrafa británica Hannah Collins, que reproduce varias decenas de ostras. Retratar a este molusco tampoco es casualidad pues “la sensual manera en la que se supone que se deben comer las ostras, así como su parecido con los genitales femeninos las han convertido desde hace mucho en un afrodisíaco”, recuerdan los responsables de Food for The Eye.

Con más ironía que sentido sexual, se muestra una imagen del maestro de la fotografía del mundo de la moda francés Guy Bourdin en el que dos mujeres tumbadas sobre una cama comen salchichas de Frankfurt. Bourdin, cuyo trabajo se situaba en la “tradición surrealista”, tal y como recuerdan en el C/O Berlin, pone a la pareja de modelos a comer salchichas sobre un plato donde las piezas de embutido de Frankfurt están de pie, apoyadas en una gran ración de chucrut. “El chucrut añade un toque absurdo a esta imagen sexual”, señalan en la muestra sobre la desconcertante imagen de Bourdin.

Esa fotografía está expuesta en la tercera y última sección de la exhibición. En ésta, una parte pone de manifiesto que a los maestros de la fotografía les gusta jugar con la comida. De ahí que entre las imágenes recogidas en ese espacio de Food for the Eye se encuentre la mítica imagen del maestro Robert Doisneau en la que Pablo Picasso posa, antes de comer y a mesa puesta, con dos panes en forma de manos que parecen ser las del genio malagueño.

Arte con la comida como modelo desde el siglo XIX

En el C/O saben que la fotografía es, sin embargo, mucho más que un medio con el que hacer reír, sugerir sexos o evocar escenas eróticas. En realidad, Food for the Eye también recuerda que la fotografía constituye una disciplina artística que también se ha servido de la comida para desarrollar un lenguaje propio. Por eso, se exhiben imágenes que datan de mediados del siglo XIX obra del fotógrafo británico Roger Fenton, uno de los pioneros del arte fotográfico. Fenton retrataba frutas cargadas de un simbolismo idéntico al empleado por los pintores en sus lienzos antes de la invención de la fotografía.

A principios del siglo pasado, el maestro estadounidense Paul Strand también reivindicaría la fotografía como arte capturando alimentos con su cámara. Una fotografía tomada por Strand en 1916 en la que se mezclan peras, tazas, platos, luces y sombras es un buen ejemplo del vanguardista trabajo de este fotógrafo que recoge la muestra del C/O Berlín.

Ésta, en su primer espacio, se dedica mayormente a exponer cómo ha evolucionado la fotografía a lo largo de la historia en la realización de bodegones. Aquí llegan a ser protagonistas fotografías actuales de comida y cubiertos de los catálogos de IKEA firmadas por el fotógrafo sueco Carl Kleiner.

Una segunda sección de la exposición retrata a los humanos llegada la hora de comer. Nos recuerdan en el C/O Berlín que “somos lo que comemos y cómo comemos”. El británico Martin Parr ocupa en este espacio un lugar destacado. Mucha de la comida que él presenta en sus fotografías bien se pudiera identificar con una gastronomía kitsch que, por ser seguramente rica en calorías, también se podría llamar food porn.

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