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'Cuentas pendientes', noir en estado casi puro

Portada de "Cuentas pendientes" dibujada por Sagar

Francesc Miró

Han pasado once años desde que el dibujante Sagar Forniés y el guionista y escritor Sergio Álvarez publicasen Bajo la piel. Astiberri fue la editorial encargada de atribuirse el mérito de la que hoy es considerada una obra de culto del género en nuestro país. Una novela gráfica que presentaba un relato arquetípico en el que un detective debía resolver el asesinato de la mujer de un fiscal con la mafia pisándole los talones. Gracias al empaque del trabajo conjunto, la historia resultaba una obra altamente adictiva y moderna.

Ambos han estado bastante ocupados desde entonces. Sergio Álvarez acaba de publicar su primera novela, Nunca digas vodka, nunca jamás, editada por Orciny Press, una editorial independiente, autodistribuida y especializada en ficción especulativa. En el mismo sello ha escrito también la novela corta McGuffin contra el defecador del hoyo ocho ideada como un spinoff de la primera. En ambas mezcla el thriller con la comedia de forma más que hábil.

Sagar Forniés tampoco ha parado quieto. En 2009 publicó La ola perfecta en la desaparecida EDT, con un guión de Ramón de España. Poco después volvió a colaborar con Astiberri en Dimas, escrito por Andreu Martín. El año pasado firmó las viñetas de Barcelona. Los vagabundos de la chatarra, escrito por Jorge Carrión y editado por Norma mientras sacaba Barcelona Travel Notebook de la mano de Zahorí Packaged Ideas.

Ahora, años después y casi por sorpresa, ambos creativos vuelven a unir fuerzas como si jugasen una partida de cartas que habían dejado a medias. Esta vez, doblan la apuesta de Bajo la piel con Cuentas pendientes, un cómic que se ha hecho esperar pero que llega ahora a nuestras librerías.

Voluntades cruzadas

En el género negro hay sitios comunes que, desde hace años, parece ser que ya no se visitan por comodidad sino por veneración. Tanto el lector como el escritor esperan encontrar una fórmula nueva basada en ingredientes que conocen.

Se trata de elementos que se repiten, ambientes turbios, personajes secundarios, detectives con secretos y botellas de whisky. Caminos ya recorridos que se describen de manera parecida por alambicado que sea el vocabulario empleado. Y sin embargo, en pocos géneros existe menos sensación de déjà-vu.

Cuando uno lee Cuentas pendientes reconoce lo que ve y a su vez todo le parece nuevo. Más ambiciosa que su predecesora, esta vez la historia multiplica sus personajes y sus objetivos. Ahora el protagonista es colectivo y no hay un solo misterio que resolver. De hecho no se trata de un whodunit clásico sino del retrato de un puñado de perdedores que tienen la ilusión, vaga pero firme, de dejar de serlo.

Lefty Palmer es un pianista con las manos rotas que necesita una operación que no puede pagarse. Dee-dee, un jockey obsesionado con montar su propia cuadra, algo imposible si estás sin un cuarto. Ambos ven una oportunidad de ganar dinero fácil: atracar un furgón que lleva la recaudación de una galería de arte. Aunque, como siempre que hay dinero fácil de por medio, las cosas no saldrán para nada como se lo esperaban.

¿Como se conocieron y empezaron a trabajar juntos?

Sagar Forniés. Queda ya muy lejos ese momento. Fue cuando estaba estudiando Bellas Artes. Me apunté a la escuela de cómic Joso, ya que me quedaba mucho tiempo libre de la facultad. Y allí nos convertimos en compañeros de clase. Bajo la piel germinó como proyecto final de la escuela. Aunque hasta que no nos sentimos preparados, pues era un proyecto ciertamente ambicioso, publicamos varias historietas antes, en la editorial ya desaparecida Dude. De hecho, la primera historieta que publicamos, allá por el 2001, era con los protagonistas de Bajo la piel.

Sergio Álvarez. Enseguida nos hicimos colegas, porque compartíamos nuestro gusto por el cine y los tebeos. Supongo que nos fuimos acercando porque encontramos en el otro el complemento ideal. Yo era un dibujante mediocre y Sagar tenía un talento que estaba fuera de dudas. Por el contrario yo escribía relatos, tenía claros los conceptos básicos de la narrativa y disfrutaba montando historias.

Así que cuando llegó el trabajo final de la escuela, nos aliamos para crear algo que pudiera llegar a ser un proyecto profesional. Y de ahí nació Bajo la piel: del trabajo conjunto y la admiración mutua.

¿Por qué volver al universo de aquella novela gráfica?

S.F. Aunque lo era desde el principio, para mí el título Cuentas pendientes fue cobrando cada vez más significado ya que lo comenzamos justo después de publicar Bajo la piel. Pero lo fuimos posponiendo ante la posibilidad de dibujar un cómic con Andreu Martin o Ramón de España. Y aunque tenía ya unas cuarenta o cincuenta páginas dibujadas. El año pasado, llegué a la conclusión de que la única manera que tenía de hacerlo era comenzando de cero. Mi estilo de dibujo había cambiado y se me habían atragantado esas páginas.

S.A. Cuando desarrollé la idea teníamos muy presente que nuestra ciudad sería un lugar identificable con el cine negro clásico, pero sin mojarnos en localizaciones ni fechas exactas. En realidad, la ciudad de Bajo la piel parece estar en EEUU, pero eso jamás se certifica. La intención era dar atmósfera, jugar con los estereotipos del género y a la vez, introducir una sutil pincelada fantástica en la trama, a medida que avanzaba. El mundo que creamos era tan jugoso que se podía seguir jugando con él, alternando lugares y personajes comunes, con la introducción de nuevas tramas, al igual que hacen James Ellroy o Walter Mosley en sus novelas. Si eres creador y tienes un mundo nuevo en tus manos, ¿por qué no usarlo para contar nuevas historias, siempre que sean buenas?

Han pasado once años, ¿qué ha cambiado en su visión de ese universo?

S.F.

En mi caso pasé de ser lector de cómic americano a cómic europeo. Y creo que eso se ve en el paso de uno al otro. Cuando comencé Cuentas pendientes miraba mucho dibujantes como Sean Phillips o Michael Lark. Con los años me he ido arrimando a otros como Christophe Blain o Manu Larcenet, que al final creo que se ajustaban más al humor que ya de por sí tienen los guiones de Sergi.

S.A. La visión de este universo creado no ha cambiado demasiado. Quizás lo que ha cambiado han sido nuestras inquietudes narrativas, nuestras experiencias vitales y nuestra comprensión del oficio. Somos más adultos, pero mantenemos un espíritu pícaro que consigue que siga resultándonos interesante nuestra propia mitología. Al final se trata de hablar de temas que te salen de dentro, pero trabajar la narración para que se pueda leer a diferentes niveles. Además, a mí siempre me ha interesado jugar con los arquetipos de los géneros y darles una vuelta de tuerca a medida que las historias cogen fuerza. Eso hace que constantemente salgan nuevos retos creativos.

¿Cómo ha evolucionado su relación artística?

S.F. Pues yo siempre hice cómics como una vía de escape. Todos estos años lo combiné con trabajos de ilustración para diferentes medios. Eso hizo peligrar mi continuidad en el mundo del cómic, debido a proyectos de gran atractivo. De todas formas, con la llegada de mi anterior cómic (Barcelona. Los vagabundos de la chatarra), decidí hacer un esfuerzo por centrarme en este campo.

S.A. Hemos seguido caminos diferentes, creo que con acierto. A mí me gusta la narrativa por encima de todo, soy un ávido lector y un contador de historias obsesivo. Sagar es un artista gráfico excepcional. Era lógico que él explotara su talento en el diseño, el arte y que probara a hacer novelas gráficas con otros guionistas. Yo, por mi parte, estaba decidido a escribir novela, y los guiones de cómic me suponían un coste de oportunidad en horas de trabajo. He seguido en el mundo del cómic participando en diversas antologías de historietas cortas, pero mi objetivo principal era pulir mis dotes narrativas. Ahora, con mi primera novela recién publicada (Nunca digas vodka, nunca jamás, ed. Orcinny Press) me siento dispuesto a seguir en la brecha y a seguir aprendiendo a medida que escribo.

Por lo demás, nuestra relación ha sido siempre la de dos buenos amigos, que a veces comparten sus capacidades para crear algo que nos guste a ambos. De ahí Cuentas pendentes.

¿Quién es en realidad Lefty Palmer?

S.F. Pues un perdedor más, ¿no? Creo que toda la historia de Sergi está siempre protagonizada por antihéroes y personajes dotados de cierta miseria. Pero Lefty además es un macguffin. Un vehículo que nos pasea por esa gran ciudad que queríamos crear como universo donde puedan convivir diferentes historias. Un poco al modo de Sin City.

S.A. Lefty Palmer eres tú, soy yo, es nuestro cuñado y ha sido nuestro padre. Lefty es ese tío que tiene un talento, una pasión, y que no consigue sacarla adelante. Es un hombre ambicioso, pero le falta astucia y le sobra moral para triunfar. Desea ser feliz con todas sus fuerzas, pero está ciego y no encuentra el camino. Supongo que todos nos hemos sentido así alguna vez en la vida. Al menos espero no ser yo el único, aunque sea consuelo de tontos.

¿Por qué contar la historia de un pianista? A priori parece una figura más alejada del noir que un detective.

S.F.

Si mal no recuerdo, fue petición mía, en aquel entonces estaba muy flipado con el jazz y me parecía un mundo muy atractivo de dibujar, pero Sergi se lo intentó llevar hacia el mundo del arte. Por otro lado los detectives andan revoloteando toda la historia alrededor de Lefty y Dee-Dee.

Cuentas pendientes es una historia mucho más coral que Bajo la piel que se centraba más en un trabajo de investigación salpicado de cierto toque sobrenatural, un poco como El corazón del ángel. En Cuentas pendientes cambiando la óptica desde la que se mira la historia, los malos son los buenos. Se intenta crear empatía hacia personajes torcidos, pero manteniendo a los personajes detectivescos en todo momento. Además de la historia de un artista, o una historia de amor. Y de fondo esa ciudad con un toque sobrenatural.

S.A. El noir tiene muchas variantes. Está la novela enigma, donde un hacendado ricachón hace las veces de detective diletante cuando alguien muere asesinado en un salón de la alta sociedad; está el hardboiled típico, con su detective duro y cínico, que en el fondo tiene su corazoncito; tenemos el género policíaco… Y luego está la novela donde el criminal es el protagonista, que sería el caso de Lefty. No se trata de descubrir al asesino, porque ya sabemos quién es. Se trata más bien de saber por qué y cómo ese tipo ha acabado así. Y por supuesto, cómo va a salir del embrollo.

¿Qué referentes en el cine y en la literatura consideran ineludibles en Cuentas pendientes?Cuentas pendientes

S.F. Pues mis referencias han sido en gran medida fílmicas. Si en Bajo la piel mis referencias iban a películas como Sunset Boulevard, Cayo Largo o un largo etcétera de filmes en blanco y negro, aquí la historia transcurre una decada después, y me pasé al thriller en color. Quizás Con la muerte en los talones sea la película que más veces he visto mientras hacía el cómic. De hecho, el personaje de Kaplan está inspirado en Cary Grant.

S.A. Personalmente me han influido mucho maestros como Jim Thompson o Donald Westlake, que son insuperables a la hora de contar historias sobre outsiders, perdedores, criminales y antihéroes. El cine clásico, por supuesto, es una referencia clara tanto en Bajo la piel como en Cuentas pendientes. Y cuando digo clásico, me refiero al blanco y negro especialmente, al menos en mi caso. Como una de las cosas que me gusta es ir metiendo guiños, prefiero no decir títulos para aquellos que disfrutan de descubrir las referencias. En todo caso, no son muy sutiles si eres un poco cinéfilo. Así que mi boca está sellada y me acojo a la quinta enmienda.

¿Cuáles son los representantes del noir en el cómic que hay que conocer antes de leer el suyo?

noir

S.F. Bueno, por suerte, para leer Cuentas pendientes no hace faltar leer ningún cómic previamente, ni siquiera Bajo la piel. Pero a mí me están gustando mucho los cómics que está haciendo Perriot en Francia. Aquí está publicado Belleville Story. Me encantó R.G. de Frederick Peeters. También creo que es interesante Meteor Slim o Blackface Banjo de Franz Duchazeau. O el Mitchum y toda la obra de Blutch. De todas maneras no soy un gran lector de noir. En eso Sergi es el especialista.

S.A. Bueno, son demasiados. El propio Hammet escribió guiones de cómic. Tenemos a Will Eisner, a los viejos cómics de la EC. Los superhéroes, aunque parezca mentira también han practicado el noir, por ejemplo en Watchmen, o el Born Again de Daredevil. Por citar varios más, recomiendo las historias de Alack Sinner de Muñoz y Sampayo y las divertidísimas aventuras de Torpedo, de Bernet y Abulí.

¿Habrá nueva entrega basada en este universo creativo?

S.F. Pues el tiempo lo dirá. Quizás dentro de un tiempo nos volvamos acoger a la moda de las secuelas tardías. Ahora mismo creo que los dos estamos centrados en otros proyectos.

S.A. Pues espero que sí, porque en mi cabeza son tres libros. Pero tanto Sagar como yo tenemos planes. Espero que, con el tiempo, volvamos a unir fuerzas para acabar a lo grande lo que empezamos ya hace años.

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