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Entrevista Músico y productor

Alejo Stivel, antes del último concierto de Tequila: “En un mundo ideal hay que celebrar los finales”

Alejo Stivel en un concierto de Tequila en 2018

José Antonio Luna

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El grupo Tequila se prepara para su última gran fiesta. La mítica banda de rock madrileña, fundada en 1976, se despide este miércoles 24 de noviembre en el WiZink Center de Madrid poniendo fin así a un tour que ha tenido que ser retrasado en varias ocasiones como consecuencia de la pandemia del coronavirus.

Liderados por Alejo Stivel y Ariel Rot, los únicos miembros fundadores de la banda en activo, repasaran temas tan míticos como Salta!!!Dime Que me quieres o Me Vuelvo Loco. Canciones que hace un tiempo fueron la banda sonora principal de los pubs de Madrid y desde allí llegaron al resto de España e incluso del mundo.

Alejo Stivel atiende a elDiario.es por teléfono, apenas unos días antes de lo que, según cuenta, era una cuenta pendiente que tenían tanto con sus fans como con ellos mismos. Es decir: celebrar el final con una gran fiesta.  

Vuestro último gran concierto se ha tenido que retrasar por la COVID-19. ¿Cómo ha vivido los sucesivos aplazamientos provocados por la pandemia?

Creo que como todo el mundo, ya que todos hemos aplazado algo. En general hemos vivido con un poco de incertidumbre y ansiedad. Además, el concierto que íbamos a hacer era dos días antes de mi cumpleaños y lo iba a celebrar con todos los invitados en una fiesta por todo lo alto, pero terminé solo en casa. Esto fue un shock.

¿Qué supone cerrar la etapa de uno de los grupos de rock español más importantes de la historia?

Como dijo un funesto personaje de la política, este es un final en diferido. Nos separamos en 1983 y nunca dijimos adiós, ni siquiera publicamos una miserable nota de prensa para anunciarlo. Pero mis padres me enseñaron que irse de un lugar sin despedirse es mala educación, por eso ahora estamos intentando reparar el daño histórico que nos hicimos a nosotros mismos y a nuestros seguidores. Fue un final un poco agrio. Y los finales, en un mundo ideal, habría que celebrarlos.

De hecho, todavía existen interrogantes sobre el motivo de la separación de la banda. Drogas, problemas económicos, enfado entre los miembros… ¿Qué ocurrió realmente?

Si sumas todas las cosas que has dicho, el resultado total es lo que provocó la separación. Si ya es difícil mantener un matrimonio de dos, imagínate uno de cinco personas. Se pasa mucho tiempo juntos: en el local de ensayo, en la furgoneta, viajando a la actuación, en el hotel, en el restaurante, en el camerino antes de salir al escenario, haciendo...  Todo el día.

Es una intensidad tan grande que cuando pasan los años estás saturado y quieres ver a otras personas que no sean esas. También, obviamente, la droga se suma a esa saturación. Y los gustos musicales. Al principio eres adolescente y todo vale, pero después muchas veces cada uno va tirando un poco para un lado.

Con el tema Matrícula de Honor os convertisteis en un símbolo del rock en España, y en total con Tequila superasteis el millón de copias vendidas. ¿Cómo es gestionar tal avalancha de éxito siendo tan jóvenes?

Para mí la fama no fue algo muy desconocido, porque en Argentina mis padres eran unos artistas bastante famosos y ya estaba acostumbrado a convivir con eso. Pero sí, en lugar de estar en la escuela estábamos actuando, girando, ganando dinero y con una actividad que no es la normal para un chaval de esa edad. Fue una especie de revolución que me cambió la vida radicalmente.

Algunas bandas acaban aborreciendo sus temas más famosos. Es el caso de Radiohead, que llegó a odiar Creep por considerar que se había convertido en una canción demasiado comercial. ¿Ha sentido algo similar?

Yo no. Además estoy muy agradecido a esas canciones, porque son las que nos han dado todo. Han hecho que sigamos presentes en la memoria colectiva de la gente, incluso durante los años que estuvimos separados, y gracias a eso ahora podemos hacer esta fiesta de despedida. Con lo cual no solo me encantan, sino que las disfruto cuando las canto y las oigo, a pesar de haberlas escuchado 1.500 veces.  

Tequila se anticipó incluso a la Movida Madrileña. ¿Cómo recuerda los años del movimiento?

La verdad que no la vivimos mucho, porque trabajábamos sin parar. Hacíamos unas 120 actuaciones al año, más la grabación de los discos, la composición de las canciones, los ensayos, la promoción... Era una cosa de locos. Realmente por Madrid estábamos muy poco y la Movida la vivimos de lejos. Hombre, a algunas fiestas y a algunos conciertos hemos ido, pero no la vivimos en primera línea.

Las grandes estrellas de la música no hubieran podido entrar en Operación Triunfo

En su carrera como productor llegó incluso a producir el primer disco de Rosa, la ganadora de la primera edición de Operación Triunfo. ¿Qué opina de estos talent shows como fábrica de estrellas musicales?

Como productor me encargué de unos 250 discos, algo que podría otorgarme la entrada en el Libro Guinness de los récords. Algunos artistas me gustaban más y con otros me sentía menos identificado, pero siempre los he tomado con mucho respeto y profesionalidad. Evidentemente a mí lo que más me gusta es el rock, pero tenía montada una estructura con muchos trabajadores y si solo hubiese producido discos de este género no habría podido dar de comer a todas las familias que vivían de mí.

Operación Triunfo fue un programa de televisión muy bien hecho que tuvo un éxito brutal, sobre todo la primera edición en la que estuve involucrado. No le doy un gran valor musical, sino uno más televisivo. Obviamente yo estoy en las antípodas de todo ese estilo. Yo como artista nunca hubiese superado el casting porque no me habrían elegido, pero ni a mí ni a Bob Dylan ni a Mick Jagger ni a Leonard Cohen ni a Joaquín Sabina. Creo que las grandes estrellas de la música no hubieran podido entrar en ese programa, porque lo que proponía era una temática muy alejada de la música.

Tequila ha tenido mucho éxito, y seguramente habéis vendido muchos discos y también recibido bastante dinero por derechos de autor. En estos últimos tiempos habéis vuelto de nuevo a la actividad. Pero ¿cómo vive un músico entre un momento y otro? ¿Es duro salir adelante en la profesión?

Es muy duro, pero yo no me puedo quejar: desde que grabé el primer disco de Tequila con 18 años en ningún momento he dejado de vivir de la música. Pude comer y pagarme mis gastos. Pero sé, porque tengo muchos amigos y soy sensible a los temas sociales, que la mayoría de los músicos no pueden vivir de la música. 

Pero bueno, tampoco me gusta el victimismo. A todo el mundo le cuesta vivir de lo que le gusta, ya sean pintores, periodistas o arquitectos. Es difícil salir adelante y los que pueden vivir son muy pocos. La mayoría de la gente, lamentablemente, tiene que trabajar en algo que no le gusta para poder comer, de eso soy muy consciente y me encantaría que no fuera así.

Y, como músico veterano, ¿cómo contempla la jubilación?

No concibo la jubilación. Si vas a una oficina de 9 a 5 y soportas un jefe que es un impresentable, que te maltrata y haces una labor que odias, entiendo unos años antes estés contando los días para jubilarte como si fueras a salir de una celda de castigo. Pero yo, que tengo la suerte inmensa de poder dedicarme a lo que me gusta, lo voy a hacer hasta el último día.

El Estatuto del Artista en teoría estará aprobado en el plazo de un año. Supuestamente van a abordar aspectos como la temporalidad del sector, la compatibilidad de los derechos de autor con la jubilación o la crisis económica. ¿Confía en que sea suficiente?

Nunca es suficiente, pero sin duda será muy útil y ayudará muchísimo. Es mejor que lo que hay, que es nada. Creo que este Gobierno está poniendo en marcha esta y muchas leyes, tanto de igualdad como de protección social, que a otros gobiernos neoliberales ni siquiera se les pasa por la cabeza. Tampoco están haciendo nada que no esté ya en otros países europeos, porque en estos lugares ya existen mecanismos que ayudan a combatir la intermitencia de nuestro trabajo. Es la protección del artista, y esa ley va a ser muy útil. 

La retirada de Rosendo, la separación de Extremoduro… Parece que en estos últimos años está acabando una etapa del rock español. ¿Qué viene después? 

Lamentablemente la bola de cristal que tenía ya se caducó [risas]. Y estoy como tú: no tengo ni idea de qué es lo que viene. Yo seguiré haciendo lo que me gusta, y al que le apetezca que se arrime porque estoy encantado de compartir canciones, conciertos y lo que sea. No creo que nadie sepa lo que viene, porque mañana sale un tío que hace música silbando, le gusta la gente y entonces saldrán 100.000 silbadores. 

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