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Los músicos callejeros reivindican en San Isidro sus condiciones legales y laborales

Paula Corroto

Simone Rossi llegó desde su Forlì natal, en Italia, a Madrid con un clarinete en una mano y la otra detrás hace seis años. En la capital conoció a un grupo de músicos que tocaban música balcánica y se unió a ellos. Pero los bolos no salían y había que sobrevivir. Se lanzó a la calle con sus instrumentos y montó Jingle Django, una banda que mezcla sonidos balcánicos, pero también cumbia y música latina. “Folk desde el Este a América Latina”, comenta a eldiario.es. Desde hace cinco años tienen su espacio en el Rastro madrileño. Sin faltar ni un solo día. “Sobreviviendo, porque si comes mucho arroz blanco y no tienes coche, es posible”, señala.

Rossi será uno de los músicos que se gana la vida en la calle que actúe en el Festival Plaza Sonora que han organizado el Matadero de Madrid y Mondo Sonoro para celebrar la festividad de San Isidro durante todo este 15 de mayo, y que a su vez contará con otros músicos como Tulsa, Lichis, Fernando Alfaro, Muerdo y Muchachito Bombo Infierno.

“En el Matadero llevan años haciendo actividades con motivo de San Isidro. Nosotros les propusimos la posibilidad de que todo girara sobre la música en la calle, por lo que se combinarán una serie de conciertos de músicos callejeros de jazz, swing con algunos músicos ”profesionales“ que van a plantear conciertos como si fueran a pie de calle. Habrá un escenario, pero habrá muchos acústicos”, explica Luis J. Menéndez, de Mondo Sonoro y uno de los organizadores.

Fernando Alfaro ha querido apoyar esta propuesta porque “siempre” ha “admirado a la gente que ha tocado en la calle”.

“Hay que tener huevos. Yo nunca he tocado en la calle porque me faltan huevos. No tienes el entorno de confort de un concierto al uso, estás totalmente expuesto. Es súper valiente y tocar en el metro también. Hace unos años había un vídeo de Badly Drawn Boy en el que él estaba tocando en la calle y ganaba muy poca pasta. Lo que él denunciaba era la falacia que supone la notoriedad, ya que él mismo se ponía en la calle y no sacaba ni para comprar un bocata”, apunta el líder de Surfin’ Bichos y Chucho.

Jairo, de Muchachito Bombo Infierno, sí comenzó a tocar en la calle y guarda un recuerdo menos áspero. “Nosotros nos íbamos con 500 pesetas en el bolsillo, colándonos en el tren hasta la costa, y nos escondíamos porque tocaba mucha gente y requisaban instrumentos. Era una supervivencia, pero era muy divertida. Es verdad que hay una aspereza en la calle, pero también es una música que te arranca una sonrisa”, señala el músico, que tocará sus canciones abajo del escenario, sin micro, y moviéndose entre la gente.

Un nuevo decreto que acaba con los cástings

Además de los conciertos, también será una jornada de reivindicación, puesto que se celebrarán tres mesas redondas en la que se analizará la regulación de la música callejera en Madrid, la situación de las salas madrileñas, la situación laboral de los músicos y sus problemas para trabajar como autónomos y como asalariados.

Desde el pasado 1 de febrero en la capital rige un nuevo decreto del ayuntamiento que puso fin al vacío legal existente desde que el gobierno de Manuela Carmena acabara con los cástings para músicos callejeros que puso en marcha el equipo de Ana Botella. Surgió de un acuerdo consensuado entre colectivos de músicos y representantes vecinales y determina varias horas y zonas para poder tocar con una autorización que expide el propio ayuntamiento. Sin embargo, para los músicos que tocan en el metro, parques y aceras todavía quedan algunos flecos pendientes.

“Es verdad que ahora el casting no existe y solo necesitas pedir la autorización, pero no te la dan, lo único que te dan es el ticket para pedir la autorización. Y a día de hoy a nosotros todavía no nos la han dado por lo que si me para la policía me podrían sancionar y ese día ya no puedo tocar”, comenta Rossi, que además tiene otra banda, Ataca paca, desde hace un año y medio, que también suele actuar en la calle.

Con respecto a las salas, Rossi encamina la problemática hacia la imposibilidad prácticamente de que una banda con más de tres personas pueda actuar en ellas. “Ahora mismo en Jingle Django somos cinco, pero en Ataca Paca somos doce. Las salas suelen pedir dúos o tríos como mucho, por eso se ven tantos cantautores o dúos. Al final lo de tocar en la calle tiene un sentido, porque tampoco hay sitio para tocar en salas si tienes un espectáculo para la calle”, apostilla.

Fernando Alfaro participará además en una de las mesas redondas relacionadas con la situación laboral de los músicos, uno de los asuntos que para él es necesario abordar, ya no sólo para aquellos que actúan en la calle. “Es que hay una ley que no se aplica. Todos deberíamos ser trabajadores por cuenta ajena, contratados por la sala en la que toques o por los festivales. Con esta ley no puedes ser autónomo y facturarle a la sala, pero lo que hay es un caos total”, explica.

“Yo soy autónomo, pero si alguien cumple la ley y me contrata entonces pago dos veces la seguridad social, sin embargo, no puedo dejar de ser autónomo porque hay muchos sitios en los que no me van a contratar y les tengo que facturar. Hay una situación de indefinición bastante lamentable”, añade el músico que, a pesar de ello, también insiste en que “desde que yo empecé a ahora todo ha cambiado bastante, porque antes era todo economía sumergida”.

Graba lo que quieras

No obstante, en Plaza Sonora no todo girará sobre los peores abismos. Habrá espacio para la creación con talleres sobre cómo montar cajones flamencos y la experiencia de la C.O.S.A, el Centro Organizado de Sonido Ambulante, de Chico Trópico, proyecto formado por Sara Brito y Pedro Buschi. Es una caravana-estudio de grabación donde cualquiera puede grabarse “que apuesta por la cultura de aproximación y la creación comunitaria”, explica Brito.

“Habrá lugar para improvisaciones y bandas inventadas en el momento y les pondremos nombre. Todo aquel que se quiera apuntar a subir a grabar puede hacerlo. Y no sólo música sino poemas o lo que quieran. Luego se posproduce, se saca un disco digital y se comparte en redes”, añade Brito sobre esta experiencia que ya han llevado a cabo en barrios como Villaverde.

Este día 15 la plaza del Matadero estará abierta con música, food trucks, exposiciones de carteles de conciertos, y documentales. Y para la clausura, el sonido tropical de los Guacamayo DJS.

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