“¡Que vienen los rusos!”, música de ballet para celebrar el Día de la Música

La danza queda “ridícula” sin música pero no al contrario, por eso Josep Pons está seguro de que los cinco conciertos que dirigirá en el Auditorio Nacional dedicados a los ballet rusos con motivo del Día de la música serán un éxito: “Más allá de una experiencia acústica será estética”, asegura.

El director musical del Gran Teatre del Liceu protagonizará la maratón musical que ha organizado el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) con motivo del Día de la Música, que se celebra mañana en todo el mundo, aunque la cita en el Auditorio Nacional será el sábado entre las once de la mañana y la medianoche.

En ese tiempo, el maestro barcelonés (Puigreig, 1957) se pondrá frente a la Orquesta Sinfónica de Madrid, la Orquesta de la Comunidad de Madrid, la Orquesta Sinfónica RTVE, la OCNE y la Joven Orquesta Nacional de España.

En esta quinta edición de la maratón bienal que organiza el CNDM recorrerán casi un siglo de historia musical rusa, con los tres grandes ballets de Tchaikovski, es decir, “El lago de los cisnes”, “La Bella Durmiente” y “El Cascanueces”, y los tres ballets más populares de Stravinski: “El pájaro de fuego”, “Petrushka” y “La consagración de la primavera”.

A ellos se añaden el ballet “Romeo y Julieta”, de Prokófiev; la “Suite de Jazz”, de Shostakóvich; “Scheherezade”, de Rimski-Kórsakov, y “Danzas Polovtsianas” -de la ópera “El Príncipe Ígor”, de Borodin.

“Lo de este sábado, más allá de una experiencia acústica, es una experiencia estética. Es un retrato de la Rusia a lo largo de 40 años y de la Europa que conoce Dhiagilev, el creador de los ballet rusos”, explica Pons en una entrevista con EFE.

Es verdad que es toda música de ballet y que faltará “lo visual”, pero si bien “el ballet queda ridículo sin música no sucede eso al revés”, defiende el director, que está persuadido de que las orquestas harán olvidar la falta de movimiento y que el público captará en las obras “otra belleza”.

“La música es abstracta aunque le asociemos movimiento o palabra, que son cosas muy concretas. Está claro que cuanto mejor venga preparado el público ese día, sabiendo cuáles son los argumentos de las piezas, mejor va a entender por qué la música hace una cosa u otra”, detalla

“Tum, ca, paf” en “Petrushka”, tararea Pons, significa el asesinato del personaje, el “tirierat” de a continuación el lamento y el “po po po pam pam” los pasos del policía y si eso lo conoce el espectador “podrá imaginarlo mejor”, se ríe.

“El ballet, el movimiento, es el sustrato y sin música no funcionaría. Es una simbiosis y es verdad que la danza eleva el género”, admite.

Pons, que fue director de la Orquesta Nacional de España durante 10 años, reconoce que volver de director invitado “a su casa” está “muy bien” porque el gobierno de una orquesta “es siempre complicado”.

Está muy contento de su trabajo como director musical del Liceo sobre todo una vez superada la crisis porque él llegó en 2013, “cuando el recorte en el presupuesto fue de un 30 %”.

“Lo hemos superado y ahora hay mucho trabajo por delante para renovar algunos puestos y cubrir las 30 plazas que había vacantes en la orquesta. Será algo que haremos durante los próximos años”, ha precisado Pons.

En las 13 horas de música ininterrumpida programada por el CNDM en las salas del Auditorio y en su anfiteatro exterior participará también una banda de jazz que interpretará once obras a lo largo de siete conciertos, de forma simultánea a los conciertos de música de ballet, que se cerrarán con fuegos artificiales a medianoche al son de la música de Haendel.

Concha Barrigós.