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Desaparece Corporación Dermoestéstica; ejemplo valenciano de la burbuja más allá de la construcción

Clientes afectados califican de estafa el cierre de Corporación Dermoestética

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El Juzgado de lo Mercantil Número 1 de Valencia ha decretado la apertura de la fase de liquidación de la empresa Corporación Dermoestética, S.A., en concurso de acreedores desde abril de 2015.. De este modo el Magistrado procede a la conclusión de la fase común del concurso, decreta la suspensión de la disposición de la mercantil sobre su patrimonio y declara la disolución de la sociedad.

Según el auto, difundido por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, “procede declarar la apertura de la fase de liquidación a instancias del deudor en el caso de que no se hubiera presentado dentro del plazo legal ninguna de las propuestas de convenio”. Igualmente procede la liquidación cuando “no hubiesen sido admitidas a trámite las que se hubieran presentado”. El juez recuerda que este es el supuesto que se plantea en el caso de la firma. Por último, el Magistrado cesa a los administradores o liquidadores y declara “el vencimiento anticipado de los créditos concursales aplazados y la conversión en dinero de aquellos que consistan en otras prestaciones”.

Corporación Dermoestética fue las banderas del sector durante varios años y ambas fueron víctimas de su propia burbuja y de la euforia que arrasó con miles de empresas más allá del sector de la construcción. Su objetivo no era otro que acercar a la mayoría los servicios estéticos que parecían exclusivos de famosos y personas adineradas. Con este modelo de negocio se hicieron muy fuertes, salieron a bolsa y lideraron un mercado que era suyo.

La empresa de José María Suescun tuvo una expansión enorme desde su fundación en 1979. Hasta su entrada en concurso de acreedores, en abril de 2015, y el progresivo cierre de sus clínicas, llegó a contar con 54 establecimientos repartidos por todo el territorio nacional y su capitalización en bolsa alcanzó en sus mejores momentos los 400 millones. Todo ello hasta 2014, cuando solicitó el preconcurso de acreedores que incluía el cierre de todos sus centros propios y el despido de la totalidad de su plantilla. En 2015 llegó la liquidación total. Antes, centenares de cientes que habían pagado por anticipado por sus tratamientos a la empresa con sede en Valencia tacharon el cierre de estafa.

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