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“Aún estamos perdiendo mucho talento femenino en la investigación”

María Blasco, bióloga, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas.

Emilio J. Salazar

Alicante —

A María Blasco (Alicante, 1965) la pilló la lluvia. Una de las mayores expertas mundiales en la investigación de terapias contra el cáncer, especializada en las enfermedades derivadas del envejecimiento, tenía previsto ofrecer una charla en Casa del Mediterráneo el pasado 13 de septiembre, pero la gota fría obligó a suspender el acto. Y después llegó otro temporal, el del adelanto electoral, que va a llevar de nuevo a los políticos a centrar parte de sus promesas en la inversión en ciencia. De todo esto y del todavía denostado papel de la mujer en la investigación habla la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas.

¿Cómo romper el techo de cristal que afecta a las mujeres, cuyo número sigue creciendo en la investigación pero que aún tienen dificultades para acceder a la dirección de centros y proyectos?

Este es un tema muy estudiado y hay recomendaciones muy claras de la Comisión Europea, de numerosas Oficinas de Mujer y Ciencia, etc. Lo primero es reconocer que hay un problema, aún estamos perdiendo mucho talento femenino, según se va a niveles más altos hay menos mujeres y más hombres. Hay varias cosas que contribuyen a ello. Para empezar, las mujeres somos todavía sobre las que recae mayoritariamente el cuidado de menores y de personas enfermas. Mientras no se repartan estas tareas con los hombres al 50%, tendremos una desventaja. Ahora mismo, hay una diferencia legal entre hombres y mujeres en los permisos de maternidad y de paternidad, que son más largos para mujeres.

Asimismo, sigue habiendo estereotipos diferentes para hombres y mujeres. Los estereotipos sobre mujeres influyen negativamente sobre su carrera profesional. A las mujeres en el poder se las juzga de manera diferente que a los hombres. También sigue habiendo sesgos inconscientes que valoran peor el trabajo de las mujeres que el de los hombres, aunque este trabajo sea exactamente igual. Y no olvidemos que el poder es mayoritariamente masculino y esto dificulta que se piense en mujeres a la hora de puestos de designación privada. Para romper el techo de cristal hay que luchar contra todas estas cosas y muchas más que no he mencionado.

¿Además de Margarita Salas y Carol Greider, cuáles han sido sus referentes científicos?

Muchos científicos, todos mis colegas, colaboradores. Cualquier científico y científica cuenta y su trabajo siempre puede ser una inspiración.

Se dice que una no es profeta en su tierra, pero usted, Carolina Pascual, Nuria Oliver, Ángela Nieto... todas pertenecen al grupo de mujeres científicas alicantinas. ¿Representan una rara avis o una realidad?

Es verdad, es un orgullo que haya tantas mujeres científicas conocidas en Alicante. Creo que refleja la creatividad y espíritu emprendedor de nuestras gentes.

¿Personalmente, cómo lleva que un instituto tenga su nombre además de numerosos reconocimientos?

Es un grandísimo honor y una responsabilidad. Impresiona mucho, pero también es una gran satisfacción cuando me encuentro con una chica o chico que me saludan y me dicen que van al “María Blasco”.

¿La ciencia es democrática? ¿No le da miedo un escenario en que los resultados de la ciencia solo puedan permitírselos los países que los puedan pagar?

Los resultados de la ciencia se publican y por lo tanto son para todos. Es verdad que las aplicaciones se patentan para que, en el caso de que algún día generen beneficios por su explotación, estos puedan revertir a la institución y a los científicos que los han generado. Por eso es tan importante que en nuestro país generemos investigación de excelencia e innovación, porque esto redundará no solo en generar nuevos puestos de trabajo cualificados, sino también en beneficios para nuestras instituciones y nuestro país. Si no innovamos todo será coste, si innovamos habrá también beneficios.

Normalmente las innovaciones llegan a los países desarrollados con mucha celeridad. El problema son los países en vías de desarrollo donde estos tratamientos pueden tardar más en llegar, lo vimos en el caso de los medicamentos para el tratamiento del sida, por ejemplo.

¿A este respecto, no teme también que los avances científicos para frenar el envejecimiento estén supeditados al ideal de belleza que existe en la sociedad?

El envejecimiento todos sabemos que no son las arrugas, es un proceso que afecta a todos los órganos y tejidos, que cada vez funcionan peor. La probabilidad de desarrollar cualquier enfermedad aumenta de manera dramática conforme envejecemos. El envejecimiento está en el origen de estas enfermedades, por lo tanto, su estudio es esencial para poder curarlas algún día.

¿Dónde marcar el límite de la vida humana? ¿En 100, 140 años? ¿Cómo casan el problema del envejecimiento de la población en países como España y el de la sobrepoblación de otros países?

En España no hay problema de sobrepoblación, más bien al contrario. En España está ocurriendo un envejecimiento demográfico, que quiere decir que cada vez hay más personas mayores y menos niños y jóvenes. Esto es debido fundamentalmente a que hay más muertes que nacimientos. En el 2050, un tercio de la población española tendrá más de 60 años, una edad en la cual aumenta mucho el riesgo de las enfermedades. Esto hará que en 2050 en España haya muchos más casos de cáncer y de Alzheimer que hoy en día. Por eso es importante entender el envejecimiento para tratar de que vivamos lo máximo posible pero en buenas condiciones de salud.

¿En la actualidad la investigación oncológica se está orientando más a encontrar las causas que producen el cáncer o a mejorar la vida de los pacientes a través del tratamiento?

No es posible mejorar la vida de los pacientes de manera significativa si no entendemos el cáncer a nivel molecular. Sólo si encontramos por qué se produce el cáncer y cuáles son sus talones de Aquiles, podremos eliminarlo eficientemente y mejorar la calidad de vida de los pacientes, si es posible, eliminando el tumor y evitando su reaparición con el tiempo.

¿En qué medida los factores ambientales como el cambio climático o la alimentación favorecen la aparición del cáncer y al respecto cómo la pérdida de la dieta mediterránea está detrás de esta cuestión?

El cáncer tiene su origen en procesos moleculares, y uno de los más importantes es la acumulación de errores en nuestro material genético o ADN. Estos errores ocurren al azar en nuestro genoma. Cuantos más errores se acumulen, más probabilidad hay de que ocurran en genes o zonas reguladoras de genes que son importantes para protegernos del cáncer. Hay determinados hábitos de vida que aumentan el daño en el ADN, y por lo tanto aumentan la probabilidad de tener una combinación perdedora de mutaciones. Fumar, el alcohol, las radiaciones ionizantes, la radiación solar, la exposición a asbestos, la contaminación, todo esto aumenta el daño en nuestro ADN y aumenta el riesgo de cáncer. El envejecimiento también aumenta el daño, y por eso es el mayor factor de riesgo para desarrollar un cáncer.

¿Cómo concienciar a la clase política ahora que vuelve a haber elecciones de la necesidad real de invertir en investigación oncológica teniendo en cuenta los recortes que ha habido?

Creo que en el mundo actual, un país que no apoye la investigación no es un país serio, y creo que nunca será respetado. Los países que cuentan son los que han apostado por la investigación y desarrollo. La única manera de que España pueda competir con gigantes como EEUU o China es invirtiendo en innovación y desarrollo. En España hay muy buen nivel de investigación. La investigación siempre da sus frutos, pero para ello hay que apostar seriamente por la ciencia, hacer de ella una bandera de nuestro país, y dar tiempo a que haya resultados y se traduzcan en innovaciones. Siempre funciona, ejemplos como Japón, Corea o Israel son la prueba de ello.

¿Cuál es la situación en España en investigación relacionada con la edad y con el cáncer en comparación con la media europea?

En España no hay un centro de investigación en la biología del envejecimiento a pesar de tener muy buenos científicos trabajando en este tema. Alemania ha dedicado el centro Max Planck a esto. Estados Unidos tiene un centro nacional de investigación en envejecimiento.

¿El retorno del talento es posible? ¿Cuáles serían sus propuestas para que vuelvan?

Creo que tenemos que volver a hacer lo que se hizo antes de la crisis económica. Financiar bien la investigación, seguir creciendo en centros de excelencia, como los centros que tienen la acreditación Severo Ochoa y las Unidades María de Maeztu. Es la mejor manera de dar las señales adecuadas internacionalmente y que seamos destino de talento. Ya lo hemos sido, y lo hemos perdido.

¿Qué propuestas tiene como directora del CNIO para incentivar la relación entre humanidades, ciencia y arte?

Tenemos varias iniciativas. La que tiene más recorrido es “CNIO Arte”, cada año juntamos a un científico/a con un/a artista e invitamos al artista a producir una obra de arte nueva basada en el trabajo del científico/a. Al final la obra de arte se pone a la venta y todos los beneficios van a la iniciativa “Amigos del CNIO” que va 100% destinada a contratar personal investigador en el centro. Con esta iniciativa fomentamos tanto la ciencia como el arte. Además, aunamos estos dos mundos que parecen tan lejanos pero que comparten muchas cosas, entre ellas la creatividad. Hemos tenido ya varias parejas de científico/artista: Margarita Salas/Eva Lootz e Ignacio Cirac/Chema Madoz. Las obras las presentamos en ARCO.

Este año, además, vamos a tener un simposio sobre Ciencia y Filosofía. Hay filósofos que piensan sobre el trabajo que hacemos los científicos, pero los científicos y los filósofos no nos conocemos, queremos también acercar estos dos mundos.

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