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Bombillas sin dueño

Valentina Hernández / Colectivo Fallassíabusosno

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La falla de la calle Cuba-Puerto Rico acaba de anunciar que va a colocar 300.000 bombillas en la estructura lumínica que ya acomete (algunos dicen perpetra) en el barrio de Russafa.Son curiosamente, bombillas sin dueño, porque hasta el momento nadie sabe decir ni el nombre del colegio o técnico profesional que visa la obra ni qué estudios de viento se han realizado, tal y como obliga el bando fallero. Así que ya están de nuevo las bombillas, los palitroncos y los alambres al por mayor sin normativa clara que lo regule. Mientras el Ayuntamiento asegura que es Industria la responsable, ésta dice que sólo tiene constancia del total de bombillas, pero que los permisos de obra en la vía pública no le competen. Mientras la corporación anima a los vecinos a que denunciemos las anomalías a la policía local, ésta dice que se encuentra desbordada y que no puede hacer nada.

Un portavoz de Cuba-Puerto Ricoha llegado a lamentar que los operarios italianos encuentran dificultad, por parte de los vecinos, para anclar. Un lamento curioso porque lo que verdaderamente resulta incomprensible es que tengan permiso para circular con grúas industriales por las aceras, sin perímetros de seguridad, eliminando pasos cebras y tirando alambres a balcones particulares, entre otros puntos, según su criterio.Si por última tecnología entendemos atar el mástil a los árboles del parque Manuel Granero, donde conviven diariamente cientos de personas, en su mayoría niños, vamos listos. Alguien faltó a clase el día que se dio la lección sobre normativa y seguridad. Este año, los operarios llevan cascos. También tuvimos que denunciar ese pequeño detalle el año pasado. Estamos por pedir que nos entreguen protección a los vecinos que circulamos por Russafa.

Mientras la calle Sueca anuncia para este año una iluminación más amable con los vecinos, esfuerzo que se reconoce porque no se puede cambiar de la noche a la mañana, Cuba sigue yendo al por mayor en su fijación lumínica que, recordemos, no es una tradición fallera en absoluto. No por tener mayor dimensión tiene que resultar estéticamente más bonita. Entre la desmesura y la horterada hay una línea muy fina.

Nuestra obligación moral es insistir en el peligro que supone para todo barrio caminar por las aceras durante más de un mes y demandar el expediente que avala esta superestructura. Pero, por lo que vemos, destapar el Watergate fue más sencillo.

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