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La apuesta de Lluís Vives por el valenciano y el multilingüismo

Carles Marco

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Como sabemos, tanto la Asamblea General de la ONU como la Unesco proclamaron la irrenunciable defensa de las lenguas maternas o minoritarias, y reconocieron que el multilingüismo promueve la unidad en la diversidad y la concordia internacional. Los idiomas, con su imbricación con la identidad y riqueza cultural, son factores de importancia estratégica para las personas y para todo el planeta. Sin embargo, a causa de la laxa preocupación de muchos gobiernos por salvar las lenguas minoritarias y minorizadas, al menos un 43% de las 6000 lenguas que se hablan en el mundo están en peligro de extinción. De hecho, se calcula que cada 3 semanas desaparece una lengua que se lleva consigo todo un patrimonio intelectual.

Todos los lingüistas hace tiempo que han alertado de este hecho terrible. Kenneth L. Hale, eminente especialista de lenguajes indígenas en la Massachusetts Institute of Technology, declaró: “Cuando una lengua muere, perdemos una gran riqueza, peor que si alguien tirase una bomba sobre el Museo del Louvre”. Es muy triste, por ello, que la derechona valenciana siga subestimando nuestra histórica lengua, cuando son los pueblos indígenas –con idiomas mucho más minoritarios que el valenciano- los que no paran de exigir ante sus gobiernos y ante la ONU que se les enseñe y se salve su lengua histórica. Por lo demás, muchos psicólogos han estudiado que ante el menosprecio de su lengua muchos niños crean con más facilidad un “ego permeable”, es decir, se cierran emocionalmente acomplejados ante opiniones de autoridad ajenas. “No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras”, escribió Joan Lluís Vives. Y la derechona que en el País Valencià padecemos habla en castellano: ¿qué imagen de la importancia del valenciano ante los niños reflejan pues? Siguen además, con autoodio, confundiendo y enredando a la población con el tema del valenciano –que saben que es la misma lengua que el catalán-.

He citado a nuestro coterráneo el universal humanista Joan Lluís Vives (1493-1540). Una de las cuestiones que debiera saber la derechona de Lluís Vives, y que hoy vale la pena poner en relieve, es que se diferenció de los demás humanistas renacentistas en la consideración de las lenguas a aprender, fue su defensa en la escuela del multilingüismo. Fue más perspicaz y respetuoso con las lenguas minoritarias: se adelantó e influyó en ello a todos los grandes pedagogos, incluido Comenio. Vives, al igual que Erasmo y los demás renacentistas, valoró el latín como lengua académica por excelencia en los estudios superiores. Pedagogo e introductor de la psicología moderna, su talla de pensador, sin duda, es de las más importantes y reconocidas de Europa (aunque, a mi juicio, en el imaginario colectivo valenciano su obra, de más de cuarenta libros, es bastante desconocida, como se podía esperar de nuestra burguesía provinciana). Y como pedagogo escribió numerosos libros innovadores en donde plasmó el objeto de la educación tanto en la gramática, como en las ciencias, como en la Historia, la Moral y el Derecho. Asimismo reflexionó sobre las didácticas idóneas (tanto para la forma social de la educación, como la forma científica y la empírica, como la autoeducación, la formación profesional, o las condiciones necesarias y fundamentos jurídicos de la escuela).

Pero, como apuntábamos, respecto al lugar de la lengua materna en la instrucción, Joan Lluís Vives estaba en la mayor oposición con los escritores del Renacimiento. Vives señaló que era mejor ser útil a un gran número de personas en la lengua vulgar, en la vernácula, que a unas pocas en latín. Valenciano como era, su lengua materna era precisamente la valenciana, y, para más inri, Vives se muestra hondamente impresionado con ella, que había alcanzado entonces la más alta perfección literaria. Así pues, en la escuela y fuera de la escuela los niños debían hablar la lengua materna y deberían ser instruidos y corregidos por el maestro cuando cometiesen faltas. Los maestros también tendrían la obligación de conocer perfectamente la lengua autóctona y más aún: su gramática, su desenvolvimiento histórico, las palabras que se han incorporado al lenguaje, y las que han caído en desuso o nuevas significaciones, pues solo así los libros escritos siglos antes no se convertirán en ilegibles para la posteridad. Esta contingencia, incluir en el currículum la lengua vernácula, nunca había sido sugerida por los humanistas contemporáneos. Las lenguas vernáculas –incluida, claro, el valenciano- deben ser entendidas como instrumento lingüístico y cultural de primer orden –sin negar el latín y sus clásicos como un segundo idioma que ha de ser conocido por los universitarios- como marcaba el espíritu humanístico europeo-. Vives, como políglota, no solo será un usuario de las lenguas, sino que reflexiona también sobre ellas y sus metodologías de aprendizaje en sus escritos. Sus viajes por universidades de Francia, Países Bajos e Inglaterra le permitieron incorporar de forma natural el francés, el flamenco y el inglés, además del buen dominio del latín y el griego. Pero siempre defendió el valenciano.

Con su defensa del valenciano, nuestra señera figura de la Filología y la Pedagogía, nuestro más universal humanista, Lluís Vives, se adelantaba a nuestros tiempos de globalización y uniformización señalando la injusticia social que ocurre cuando una lengua minoritaria no es respetada y cuidada como oro en paño. Por ello es una vergüenza que la señora Bonig del PP asegure sin rubor que “el castellano está en peligro en la Comunidad Valenciana” (cuando el “Informe del Institut Valencià d’Avaluació i Qualitat Educativa” realizado cuando todavía gobernaba el PP probaba que el alumnado que cursaba estudios en las líneas de valenciano tenía un dominio superior del valenciano y del castellano que los que lo hacían en las líneas en castellano). Un informe que no interesaba que estuviese en circulación. Amén de mentira consciente, la señora Bonig y toda la derechona, demuestran cinismo torticero. Nos faltan al respeto. Desdeñan en su fuero interno el valenciano ante el español: no han leído ni a Joan Lluís Vives ni a otro de nuestros grandes humanistas y eminente filólogo: el catedrático y miembro de la Real Academia Española don Manuel Sanchis Guarner. Con un profundo complejo de inferioridad e incultura resaltan nuevamente la máxima de Vives: “Es inútil toda polémica si no hay esperanza de que resulte provechosa”.

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