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Los datos europeos muestran que la naranja sudafricana no es el problema real de los agricultores valencianos

Un huerto de naranjos

Borja Ramírez

El diputado de Compromís Joan Baldoví, mostrando en el Pleno del Congreso una imagen de los campos valencianos llenos de naranjas sin recoger –situación que achacó a la desidia y el abandono de la agricultura mediterránea-, consiguió arrancarle el pasado martes al Congreso el compromiso de exigir ante Europa la aplicación de la cláusula de salvaguarda en el acuerdo comercial con África del Sur. Pese a que ningún grupo parlamentario quiso perder la ocasión de sumarse a las reivindicaciones de los agricultores, parece complicado que Europa acceda a aplicar esta cláusula.

Según los datos que maneja Bruselas, la crisis que atraviesa el sector citrícola español dista mucho de estar causada por la importación de fruta sudafricana, cuyo impacto minimizan, y tiene más que ver con los serios problemas internos que arrastra el sector. Los planteamientos de los agricultores, que los partidos han asumido alegremente, sobre el desbordamiento del mercado, la viabilidad de la cláusula de salvaguarda o la falta de ayudas chocan de frente con los datos que maneja la Unión Europea.

Inmaculada Rodríguez-Piñero, eurodiputada del PSPV que ha seguido de cerca la problemática, afirma que lo que se intenta es culpabilizar a otro de la crisis del sector y poner erróneamente el foco en el problema equivocado, en lugar de tratar de resolver todos los problemas internos. “El sector ha hecho de la naranja sudafricana su punta de lanza y hay partidos políticos que han cogido esa bandera. La realidad de los datos demuestra que no es así”, sentencia la eurodiputada.

La naranja sudafricana no afecta a toda la campaña

Las asociaciones de agricultores estiman en más de 1,5 millones las toneladas de fruta extracomunitaria que han “inundado Europa” durante los últimos años y que suponen una competencia directa y desleal contra los cítricos españoles. En concreto, en el periodo que va desde 2014 hasta 2018, cifran el aumento de las importaciones de cítricos sudafricanos en un 40,4%. Además, según los datos aportados por AVA Asaja, este año se habría producido un aumento de la importación del 15% respecto al año anterior, un volumen que prevén que aumente durante los próximos años, a medida que los agricultores extracomunitarios aumenten su producción.

Los datos que aporta la Comisión Europea dibujan un escenario muy distinto al planteado por los agricultores valencianos. Si bien admiten que se ha producido un aumento del volumen de importación, matizan que este se ha producido fuera de la temporada y que ha sido únicamente del 5% en comparación al año previo. Con respecto al periodo que sí comprende el marco de las concesiones del Acuerdo de Asociación Económica (AAE) -del 16 de octubre al 30 de noviembre-, las importación de naranja sudafricana fue significativamente más baja que durante el mismo periodo de 2017 y solo representa el 2% de las importaciones anuales.

El impacto de llegada de naranjas sudafricanas, según reconocen fuentes del sector, afectaría únicamente a las variedades más tempranas y es imposible que a partir del mes de enero se continúe vendiendo fruta de Sudáfrica. No obstante, según las mismas fuentes, esto no incide durante toda la campaña salvo en contribuir a la creación de un efecto dominó de diversos factores internos que habrían acabado provocando la crisis del sector.

Una cláusula para la que no dan las cifras

Ya el año pasado se pidió a Europa un seguimiento de la entrada de exportaciones sudamericanas ante la inquietud del sector por que se pudiese producir un solapamiento de las campañas. Los datos recabados muestran que el volumen de importaciones de Sudáfrica no es relevante en comparación con la producción europea, y que no supondrían más del 20% de los cítricos disponibles en el mercado común.

A finales del pasado mes de enero la ministra de Economía, Nadia Calviño, en respuesta a una interpelación del diputado Joan Baldoví, ya advertía de que no se dan las circunstancias de una entrada inasumible de producto extraeuropeo que perjudique gravemente a los productores comunitarios. Por tanto, parece complicado justificar la toma de una medida tan excepcional como la aplicación de la cláusula de salvaguarda.

¿Qué justifica, por tanto, la petición de la cláusula de salvaguarda presentada el pasado martes ante el Congreso?

Rédito electoral

Las elecciones autonómicas están a la vuelta de la esquina y ningún partido quiere ponerse en contra a los agricultores y mucho menos a un pilar cultural valenciano como es la naranja. Quizá eso explique el duelo dialéctico que se vivió el martes en el pleno del Congreso entre Joan Baldoví y Toni Cantó, en el que unos se llevaron los titulares y otros aprovecharon para recordar sus veranos en el Perellonet.

En una línea similar se manifiesta Rodríguez-Piñero, la cual afirma que “la estrategia de Compromís es puramente electoral y la de Toni Cantó de una demagogia supina. Lo que no se puede hacer es aparecer como que no se apoya al sector, nosotros apoyamos al sector pero lo hacemos desde la utilidad, la eficacia y trabajando en muchos frentes”.

“Poner el foco en un problema que no es la causa de la crisis del sector equivale a no asumir todas las reformas que se han de acometer con necesidad. El sector citrícola valenciano necesita modernizarse y asociarse para poder fijar condiciones de precio o no logrará sobreponerse”, sentencia la eurodiputada.

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