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ENTREVISTA | Candidato a la presidencia del Gobierno de PM+J

Augustin Ndour, inmigrante y candidato a presidente de España: “Quiero debatir con Abascal para que oiga otro discurso”

Presentación de Augustin Ndour, el candidato a la Presidencia del Gobierno por Un Mundo MásJusto (M+J).

Gabriela Sánchez

De sus palabras, silencios y forma de actuar se desliza cierta sensación de ocupar un lugar en el que, dice, nunca imaginaba estar. “No pensaba que este día podía llegar”, aclara antes de presentar su programa electoral Augustin Ndour, el candidato del partido minoritario Por un Mundo más Justo. Si se ha “metido en este 'fregao”, bromea, es para “intentar cambiar desde dentro esas cosas” por las que lleva años luchando desde fuera de las instituciones. Las mismas que también han marcado parte de su propia vida.

Senegalés con nacionalidad española y trabajador en Cáritas, Augustin Ndour es el único candidato de origen africano a la presidencia del Gobierno cuyo partido se presenta en más de una provincia en los próximos comicios. Llegó a Europa hace 19 años en avión, en concreto a Lisboa, a través de un visado de estudiante. Transcurrido su permiso de estancia, permaneció en la capital portuguesa en situación irregular. Sin papeles y sin contrato, sus manos construyeron durante más de un año una parte del metro de la ciudad lusa, relata.

Ese recuerdo impacta en la propuesta que más tiempo acapara de su discurso: “Reducir de tres años a seis meses el tiempo mínimo para que las personas inmigrantes con una oferta de trabajo puedan demostrar arraigo y tengan una opción para poder trabajar en España”. En la actualidad, la mayoría de personas que llegan de forma irregular deben permanecer en el país de forma clandestina, sin posibilidad de trabajar con contrato, hasta alcanzar los tres años de estancia. Hasta entonces no pueden tramitar su documentación mediante la vía del arraigo.

“Sé lo que significa. Conozco el sufrimiento de quienes lo viven, que se ve empujado a dedicarse al top manta. Que tiene que correr de la Policía y malviven”, opina el candidato. “Pero es que la gente no se puede imaginar lo que es vivir sin papeles. Pensar si me va a coger la Policía hoy o mañana y me va a devolver sin nada, después de haber invertido tanto tiempo y dinero”, añade Ndour, quien después de un año viviendo en Lisboa intentó probar suerte en Granada.

Ndour recuerda el día en que regularizó su situación en España. “Lloré de la emoción, pero a lágrima torrencial. Llevaba tres o cuatro años sin poder ir a mi país y lo echaba mucho de menos. Echaba de menos a mi novia, a la que le había prometido que volvería y me casaría”, recuerda el actual candidato de M+J, formación que cuenta con 206 militantes y se presenta a los comicios generales por 41 provincias. “Fue uno de los días más felices de mi vida”.

El senegalés tramitó su residencia a través de uno de los cuatro procesos de regularización impulsados durante el Gobierno de José María Aznar entre los años 2000 y 2001, por los que alrededor de 500.000 inmigrantes obtuvieron la residencia.

“Entonces en España era más fácil regularizarse. Algunos, como ahora, hablaban del 'efecto llamada' pero en realidad no era un acto desinteresado, se realizaba porque necesitaban mano de obra debido al boom de la construcción ”, aclara el líder del partido minoritario.

Consciente de las escasas posibilidades de su partido, asegura haber dado el paso a la política para tratar de rascar algún escaño y, desde el Congreso, ayudar a que suenen más alto las preocupaciones de la población inmigrante en España. “Por lo menos que digan: si un inmigrante que ha llegado hasta aquí sin nada puede estar en política, quizá cada vez más gente inmigrante puede puede representarnos”.

También, Ndour reconoce un punto de rabia en el empujón final de su decisión. Quiere “poner otro discurso sobre la mesa” frente a la xenofobia de Vox. Con ese objetivo, lleva días pidiendo un cara a cara con Santiago Abascal. “Sin ninguna duda, me gustaría debatir con él para que oiga otro discurso. Y para yo escuchar el suyo. Nunca vamos a llegar a compartir ideología, pero por lo menos me puede entender”, confía el activista y ya político.

Su historia personal, de nuevo, vuelve a aparecer en la conversación para explicar su discurso: “Cuando llegué a Granada en el año 2000, me maravillé con cómo me trató la gente. Ese cariño es lo que me ha hecho sobreponerme de muchas dificultades. Pero, ahora veo a la sociedad tan dividida... Incluso gente que conozco de hace años utilizando ese discurso [dice refiriéndose al xenófobo, que prefiere no citar] me entristece profundamente y también me empuja a actuar”.

“Yo puedo viajar donde quiera; mi vecino, no”

Para el líder de M+J, la base de los ataques dirigidos a la población inmigrante por parte de algunos partidos en campaña electoral consiste en colocarlos como chivo expiatorio. “En el 2008, cuando empezó la crisis económica, empezó a aumentar esta estrategia porque, al final, de lo que se trata es de culpar de todos los males al más débil. Y como los inmigrantes no tienen micrófono para responder en los medios de comunicación, se le achacan todos los problemas”.

“El gobierno no fomenta el empleo, pero se culpa al inmigrante, que nos ha quitado el trabajo. Cuando nuestras políticas de educación quedaron mal en las estadísticas, se dijo que había muchos inmigrantes en las aulas y eso baja la media: yo me quedé alucinando. Es decir, se los culpa de cualquier fracaso”, ejemplifica.

Otra de las propuestas de Por un Mundo Más Justo en cuanto a política migratoria consiste en impulsar “las peticiones de visados humanitarios desde las embajadas de España en el extranjero cuando las personas se vean perseguidas”, con el objetivo de que puedan pedir asilo sin arriesgar su vida en el viaje.

“Los jeques árabes nunca han tenido pegas para entrar en Europa, porque tienen dinero. Pero a los pobres se les obliga a jugarse la vida, a la ruleta rusa. Yo, o mis hijos, podemos viajar con el pasaporte español. Podemos ir a donde nos apetezca. Pero mi vecino, no. Él, con pasaporte senegalés, se tiene que subir a un cayuco”, apunta Ndour.

El candidato del partido minoritario apuesta también por reducir el racismo en España “a través de la educación”, cerrar los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) y acabar con las identificaciones policiales por perfil racial, de las que también asegura haber sido víctima en alguna ocasión.

La meta de su formación, erradicar la pobreza y acabar con las desigualdades, es pintada de utópica. Ndour también tiene una respuesta: “Queremos acabar con el hambre, queremos acabar con las guerras, sí. Porque no nos podemos quedar solamente con que es imposible, con que es una utopía. Entonces nunca vamos a hacer nada”.

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