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El Gobierno excusa con un pacto verbal la entrada de marroquíes a Perejil para devolver inmigrantes

Militares españoles colocan la bandera española en el peñon durante la crisis del Perejil/Gtres/AP

Gabriela Sánchez

Pocos españoles conocían la existencia de aquel puñado de rocas elevadas en el Estrecho. La instalación de una tienda de campaña y el alza de una bandera de Marruecos aquel 11 de julio de 2002 despertó el orgullo soberanista de España, que sacó pecho y retomó un peñasco convertido en símbolo de sus tensiones diplomáticas. Doce años después, el Gobierno ha justificado la entrada de militares marroquíes al peñón del Perejil para devolver de forma ilegal a los 13 inmigrantes que habían arribado durante la madrugada de este martes. Alegan la supuesta existencia de un “acuerdo verbal” adoptado entre ambos estados tras la crisis de 2002, por el cual “en el caso de llegada de personas procedentes del país alauí al islote español, los encargados de entrar a recogerlas son los militares marroquíes” y viceversa. Cuando se trata de inmigración, el afán de dominio territorial y patriotismo parece atenuarse.

Este es el argumento que la Delegación del Gobierno en Ceuta ha esgrimido a eldiario.es tras la petición de explicaciones sobre la expulsión en masa de los inmigrantes llegados a territorio español, sin previa identificación ni apertura del proceso administrativo correspondiente. Todos habían declarado a medios de comunicación y ONG su intención de solicitar asilo.

Este martes 13 inmigrantes, dos de ellos posibles menores, llegaron a la Isla de Perejil alrededor de las 6:30 horas. Tras la crisis diplomática desatada por la ocupación marroquí del peñón en 2002, pocos se podría imaginar que serían los propios gendarmes alauís los que entrarían al disputado conjunto de rocas para forzar a las personas de origen subsahariano a subirse en su embarcación para ser expulsadas a Marruecos.

Esta actuación, además de derivar en una devolución colectiva ilegal según la normativa nacional vigente, acarrearía la invasión del territorio de gendarmes marroquíes a un punto simbólico de las zonas de soberanía española en el norte de África. Se trata de una de las zonas más conflictivas y de mayor indefinición de todo el estrecho, como se puso de manifiesto en 2002. Según ha confirmado el Gobierno, todo se hizo bajo la mirada de agentes españoles situados en una patrullera en las inmediaciones del peñón y con un helicóptero sobrevolando el peñón. No tenían órdenes de actuar.

“Un acuerdo verbal no es nada, a nivel jurídico no sirve para nada”, explica Jorge Antonio Quindimil, profesor de Derecho Marítimo Internacional en la Universidad de A Coruña, que matiza que, en ocasiones, en cuestiones migratorias la práctica puede derivar en “tomar por válidas” una serie de actuaciones. Sin embargo, descarta que este haya sido el caso: “Me extraña mucho que se permita a los gendarmes alauís entrar en el peñón después del conflicto de El Perejil. Partiendo de la base de que existen reclamaciones de soberanía por ambas partes y de que a nivel jurídico no está resuelto -aunque de facto la isla es española-, los ejercicios de autoridad pública, como pueden ser un rescate o una devolución, supondrían pruebas de dominio y España no lo podía permitir a través de un supuesto pacto no escrito de 2002”, argumenta.

Según el experto, si existiese un acuerdo con base jurídica escrito y refrendado por ambas partes podría sostenerse el argumento del Gobierno por el que permite entrar a militares marroquíes en Perejil. “Pero esto no existe. No hay ningún pacto no verbal del 2002 sobre materia de inmigración o rescates porque es un peñasco que no solía plantear situaciones de este estilo”, defiende el experto.

“Algo similar sucedió en la tragedia de Ceuta, cuando incluso el Ministro llegó al absurdo de situar la frontera española en un cordón policial”, recuerda el profesor de Derecho. “Si ambos reinvidican soberanía sobre esas formaciones rocosas, ambos deberían estar prestos a asistir a los inmigrantes porque ello sería una prueba de su soberanía. Claro que prefieren renunciar antes que exponerse a rescatar a los inmigrantes y que soliciten asilo”, sentencia Jorge Antonio Quindimil, haciendo referencia también al caso de 11 personas, entre ellas un bebé de ocho meses, que estuvieron esperando a ser rescatados este lunes cerca de once horas en un peñón muy próximo a Perejil que, según el Gobierno, es de jurisdicción marroquí.

Además, existen antecedentes en los que Salvamento Marítimo ha sido movilizado ante la alerta de una posible barca deshinflada en las inmediaciones de Perejil. El pasado 24 de mayo “se nos comunicó desde la patera el temor de un grupo de inmigrantes a un naufragio y dimos el aviso a la Guardia Civil”, explican desde el organismo humanitario. Con la aprobación del Instituto Armado, acudieron a la zona y se encontraron a siete inmigrantes en el islote por lo que procedieron a su rescate y traslado a Tarifa. En esta ocasión no habrían tenido en cuenta el “pacto verbal” que, según Delegación del Gobierno, rige desde 2002 las interceptaciónes en el peñón español.

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