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Los peluches ahuyentan a los monstruos

Los juguetes ayudan a desterrar miedos (foto: FLUFF)

Isaac Altable

Llegan las nueve de la noche. Es hora de mandar a la cama a los más pequeños. Comienza el espectáculo. Lloros, rabietas y..., para los padres y madres, desesperación. ¿Ganas de cachondeo? Pues algunas veces sí pero otras muchas, los niños y niñas simplemente tienen miedo. Miedos nocturnos. Para algunos, la familia Telerín era el referente a la hora de marcar la hora de dormir. Y lo hacían al son de 'vamos a la cama'. Para otros, algo más jóvenes, el momento lo marcaba Casimiro, que ya intuía –sabio, él– que, por las noches, aparecen fantasmas infantiles de lo más pavorosos y merecía la pena convertirlos en amigos.

Mejorar la relación familiar entre los niños, las niñas y sus padres y madres es todo un logro. Los niños tienen miedo a muchas cosas, y los padres han de estar siempre al quite. Miedo a la oscuridad, pesadillas; miedo a ir al médico, a estar enfermo... A veces tienen rabietas. Qué variedad. De la unión de ideas y experiencia entre una psicóloga y un diseñador de juguetes nació en 2010 un proyecto para potenciar el juego y la comunicación a la hora de batallar con estas situaciones (inevitables, por otro lado). Fluff, una familia de muñecos es “una ayuda para que los niños superen sus miedos, inseguridades y cambios de conducta”, explica Marta Rueda, cofundadora de este proyecto junto a Alberto Romero.

Los muñecos están pensados y diseñados para tratar necesidades específicas y claramente identificadas. El miedo a la noche, por ejemplo. Por un lado, un par de personajes centrados en quitarle hierro a las figuras negativas nocturnas: Colchón y Edredón. Por otro, una compañera de visitas médicas (o incluso de hospitalización): Culito Rana, una rana. También son una ayuda contra esas rabietas o cambios de conducta problemáticos de los más pequeños. “Os entendemos mejor jugando”, exclaman los niños. Incluir los muñecos en los juegos “donde el niño y sus padres estén implicados ayudará a que el pequeño consiga percibir sus miedos de una forma diferente; desde un ambiente divertido, lúdico y familiar”, explican en Fluff.

Estos juguetes llevan aparejado –la tecnología manda– unas estrategias contenidas en ebooks específicosebooks. Son caminos para conseguir que los peques lleguen “a estar seguros de sí mismos; para resolver dificultades y aprender nuevas conductas”, resumen. Estos emprendedores sociales (¿o mejorar la vida cotidiana en los hogares no lo es?) insisten en que potenciar estas dinámicas favorecen “el juego simbólico en casa, al incluir al muñeco en la situación ficticia, y animarán al niño a expresar sus emociones”. Además, una vez en el entorno familiar, el muñeco exige la “vinculación entre los adultos y los niños y niñas para que se consiga ”ofrecer la función de seguridad y acompañamiento“ de los peluches. El juego, en definitiva, ”despertará la imaginación con base para llamar la atención“ del enano. Juego, creatividad, imaginación; comunicación para alejar al monstruo del armario o el dolor de barriga.

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