Píldoras de amor y descaro contra el desencanto
“Somos esa generación que cansada de esperar al príncipe azul se abrió un Tinder”. Lo dice una de las chicas guapas que Sara Herranz (1986) dibuja con pocos trazos. Con sus dibujos sencillos y sus frases descaradas, a veces cínicas, ha conseguido ser una de las ilustradoras españolas más afamadas de Instagram, con algo más de 100.000 seguidores.
El mundo de Sara Herranz lo habitan chicos con barba y chicas muy femeninas que se emborrachan con tres cervezas y que arrancan sonrisas con su punto cínico y algo naif. Dibuja los personajes que le gustaría ser. “Son sensibles, algo melancólicos, pero sin llegar a ser tristes”, desvela. De hecho, nunca los dibuja llorando porque aunque sean nostálgicos, son fuertes e independientes y a pesar de que suelten sarcasmo en cada frase tienen la ilusión por enamorarse.
Y llegó el día en que Herranz quiso hacer crecer a sus personajes y allí estaba su nutrido grupo de admiradores para respaldar su salto del mundo digital al papel con un relato sobre el primer amor. Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí es la historia de uno de sus personajes. Una chica de veintipocos que experimenta las primeras veces: el primer amor, el primer desamor, la crisis de la madurez, de empezar a ser adulto y crecer. El libro que presentó ayer miércoles en la librería Swinton & Grant de Madrid tiene experiencias de sus amigos y una parte autobiográfica porque asegura que “cuando vives algo es la mejor forma de plasmarlo”.
Su público ya ha convertido lo que nació siendo un proyecto personal en algo muy suyo. Sara Herranz que de niña pintaba con témperas en el estudio de su tía pintora nunca se había tomado el dibujo como algo profesional. Fue cuando terminó su licenciatura en Comunicación Audiovisual en 2009 cuando se dio de bruces con la crisis. Con la carrera y con un máster, empezando a crecer profesionalmente se dio cuenta que no había tantas oportunidades como creía. Junto a ese sentimiento de desencanto nació una crisis de madurez, de no querer ser adulto y enfrentarse al mundo. Entonces, retomó el dibujo a través de un blog en el que subía sus ilustraciones junto a una frase muy cínica y muy desencantada del mundo y empezó a tener éxito.
Boom de la ilustración
Aunque uno de sus irónicos personajes diga que “ser famoso en Instagram equivale a ser rico al Monopoly. Es decir, un montón de nada”, para Sara Herranz las redes sociales lo han sido todoSara Herranz. Su salto del digital al papel se suma al de ilustradores nacionales como Paula Bonet, Moderna de Pueblo, Lyona, Monstruo Espagueti, Alfonso Casas, Lucreativo y tantos otros.
Este boom de la ilustración en las redes sociales nace, según Herranz, por una necesidad de consumir contenido cultural. “Es información en píldoras, viral, muy directa y de consumo rápido, ahora que no tenemos tiempo de nada”. La ilustración también da respuestas a la generación de jóvenes que se sintió un poco desencantada con las promesas que les habían dado. Sirve de “bálsamo” ya que muchos de los ilustradores que triunfan en la red dicen con sus dibujos “oye, no estás solo, estamos todos igual de jodidos, aunque algunos lo escondemos peor”.
Si no estás, no existes
No hay una fórmula mágica del éxito y si alguien intenta vendértela, desconfía, no se la compres. En el caso de Sara Herranz, hay mucho trabajo diario detrás porque en redes si no estás parece que no existes. Y siendo fiel a ella misma, a sus trazos que esconden historias de sexo, amor y amistad de jóvenes consiguió generar una comunidad a la que le gusta su trabajo. Ahora, con su primer libro publicado, vive en una nube y no sabe cuál será su siguiente paso. Le gustaría traducir sus frases y ver cómo funcionan en otros países, si su grado de mordacidad genera sonrisas fuera de nuestras fronteras.