Nuevas energías, nuevos empleos: alternativas para reindustrializar España y la Unión Europea
La economía española se encuentra en proceso de transformación para alcanzar la neutralidad climática. Este cambio de paradigma supone una oportunidad para fomentar el empleo y mejorar su competitividad, gracias a la aparición de nuevos sectores relacionados con las tecnologías de bajas emisiones, como el hidrógeno y los combustibles renovables, el biometano o la economía circular, que pueden ser clave para reindustrializar España en los próximos años
Hace ya una década, la Comisión Europea se propuso elevar la contribución al PIB de la industria, hasta alcanzar el 20%, objetivo que aún no se ha materializado. En estos momentos, el Viejo Continente continúa dependiendo de terceros países para obtener componentes clave, como microchips y baterías eléctricas. La transición energética podría revertir esta tendencia con la fabricación local de productos de baja huella de carbono, reforzando así la autonomía estratégica europea. Para España, este impulso sería relevante, ya que la industria es uno de los motores de su economía: representa el 40% de la riqueza nacional y el 90% de las exportaciones, además de dar empleo a 2,1 millones de personas.
Sectores emergentes a tener en cuenta
Uno de los sectores industriales en proceso de transformación es el del refino, que en España emplea a 200.000 personas. Este sector está adaptando sus instalaciones y construyendo plantas donde procesar nuevas materias primas, como aceites de cocina usados y residuos orgánicos procedentes de la agricultura o la industria agroalimentaria, imprescindibles para fabricar los combustibles renovables, que van a ser clave para reducir las emisiones de dióxido de carbono del transporte. “Una de sus ventajas es que se pueden usar en los vehículos actuales sin necesidad de hacer cambios en los motores y aprovechando las infraestructuras existentes de repostaje”, explica Berta Cabello, directora de Combustibles Renovables en Repsol, lo que los convierte en “una solución que permite empezar a reducir emisiones de forma inmediata”.
Según FuelsForEurope, la asociación europea de productores de combustibles, hoy se están construyendo más de 20 plantas en el continente. Una de las que ya ha entrado en funcionamiento es la que Repsol ha ubicado en Cartagena, la primera en la península Ibérica dedicada a la producción a gran escala de combustibles 100% renovables, en cuya construcción y puesta en marcha trabajaron 1.000 personas. Cada año, hasta ella llegarán 300.000 toneladas de residuos anuales —principalmente aceites de cocina— para elaborar combustibles renovables.
Entre los sectores que están despuntando en la transición energética destaca también el del hidrógeno renovable, un gas que puede ser clave para reducir las emisiones del sector industrial. Pese a ser un mercado aún en fase de desarrollo, el hidrógeno renovable ya ha demostrado su potencial, ya que la primera subasta del Banco Europeo del hidrógeno asignó 720 millones de euros a siete proyectos, tres de ellos españoles.
Este gas se obtiene mediante electrólisis del agua, utilizando para ello energía eólica o fotovoltaica. Dado que España es una potencia en generación renovable, nuestro país podría producir y exportar este tipo de hidrógeno, generando así 227.000 puestos de trabajo en esta década, según la Asociación Española del Hidrógeno. “Si hacemos una simple búsqueda en LinkedIn de ‘empleos hidrógeno España’, aparecen más de 1.000 ofertas de trabajo”, comenta su presidente, Javier Brey, para ilustrar la demanda de profesionales en el sector. Además, el hidrógeno será una oportunidad para que “muchas personas que están trabajando en sectores afines se reciclen y migren al hidrógeno. Por ejemplo, quien fábrica o instala tuberías de gas natural o de propano, seguro que aprende a montar y mantener las tuberías para la red de hidrógeno con sus características técnicas específicas”.
Otro de los sectores con potencial de crecimiento es el del biometano, un gas renovable producido a partir de residuos orgánicos que se podrá inyectar en la red gasística actual y usar como sustituto del gas natural en industrias y hogares. Según la Asociación Española del Gas (Sedigas), España tiene potencial para producir hasta 163 TWh/año de biometano, cubriendo así el 45% de la demanda nacional de gas natural. ¿Qué efecto tendría esto en el mercado laboral? La construcción de más de 2.000 plantas de biometano generaría alrededor de 60.000 empleos. Además, esta nueva cadena de valor, vinculada a la economía circular, incluirá la recogida y tratamiento de residuos en plantas que se construirán en las zonas rurales, lo que puede ayudar a fortalecer las economías locales.
Formar a los nuevos profesionales, el gran desafío
La necesidad de encontrar talento para acometer la transición energética es uno de los grandes retos a los que deben hacer frente tanto España, como el resto de la Unión Europea. Por ejemplo, el sector eólico —principal fuente de generación eléctrica en nuestro país— se enfrenta a la falta de profesionales cualificados y para 2030 va a necesitar más de 67.000 empleados, según cálculos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Para salvar la brecha de talento, la AEE ofrece cursos de operación y mantenimiento dirigidos a personas con perfiles procedentes de la Formación Profesional, y ya trabaja con las administraciones públicas “para que las escuelas de FP tengan este tipo de titulaciones y los alumnos salgan con la preparación necesaria para ponerse a trabajar directamente”, explica Juan V. Márquez, su director general.
Una de las titulaciones más demandadas por las empresas es la economía circular. “Se está creando empleo en plantas de compostaje, de separación de diferentes fracciones de plásticos o en nuevas industrias de revalorización de residuos, actividades que hace 20 años no se hacían”, explica Ion Agirre, responsable del Aula de Transición Energética Fundación Repsol sobre Economía Circular en la Universidad del País Vasco, donde los alumnos se forman en materias como ecodiseño, análisis del ciclo de vida de los productos o eficiencia energética. “Es una formación que se va a demandar cada vez más porque la economía circular se ha convertido en un componente crucial en la estrategia de muchas áreas industriales”, concluye.