House Sitting, o cómo alojarte gratis cuidando casas

El house sitting se basa en un intercambio de intereses basado en la confianza.

Roberto Ruiz

Si te gusta viajar… te gustará saber qué es eso del house sitting. Imagina un mundo perfecto basado en la confianza en el que alguien te considera un buen candidato para cuidar su casa mientras pasa unos días fuera y, además, sin que tengas que pagar nada por ello. ¿No suena fantástico? Pues algo así es el house sitting y para disfrutarlo no hay que esperar a que el mundo sea perfecto del todo, lo puedes utilizar aquí y ahora para empezar a viajar por el mundo. ¿Tentador?

¿Qué es eso del House Sitting?

Como su propio nombre indica el house sitting es literalmente el “cuidado de casas”. Pongámonos en situación: alguien, en algún lugar del mundo, va a pasar unos días fuera de su casa, ya sea por vacaciones, trabajo o cualquier otro motivo, y no quiere que su casa se quede sola y vacía todo ese tiempo, ya sea porque teme a los ladrones, tiene un bonito jardín que atender o hay alguna mascota que necesita amor y cuidados diarios. ¿La solución? Encontrar a alguien que quiera quedarse en su casa durante ese tiempo a cargo de todo.

El “owner”, el “sitter” y el beneficio mutuo

El owner es el propietario de la casa y el sitter es el cuidador. Lo más probable es que no se conozcan de nada, pero el primero busca a alguien para cuidar su casa y el segundo busca un lugar donde alojarse mientras viaja. No hay dinero de por medio, ni el uno paga ni el otro cobra. Nada. Simplemente un beneficio mutuo en el que entran en juego grandes responsabilidades que hay que saber asumir y cumplir.

Pongamos un ejemplo: tu sueño es viajar a Australia pero sabes que los alojamientos te van a salir por un ojo de la cara. Sin embargo, resulta que en Sídney hay alguien que busca a otro alguien para que se quede en su casa durante sus vacaciones, una persona responsable que le riegue las plantas, dé de comer a su perro y le saque de paseo, le recoja las cartas del buzón, mantenga la piscina y limpie de vez en cuando. Tú, a cambio de hacerte cargo de todo esto puedes disfrutar de la casa como si fuera la tuya propia, con su cama, sus baños y su cocina, y vivir una temporadita en Sídney sin pagar alojamiento. Y todo gracias a la confianza, la honestidad y la responsabilidad, las verdaderas claves del house sitting y de todo buen sitter.

Cómo hacer House Sitting

Si te parece una idea maravillosa ya puedes ir dándole las gracias a Internet porque si no existiera a ver cómo ibas a encontrar tú desde casa a esa persona tan encantadora de Sídney. Por suerte hay varias webs que ponen en contacto a owners y sitters y a través de ellas se lleva a cabo todo el proceso, desde que ves una casa anunciada hasta que llegas a ella con tus maletas.

Y aquí llega una de las preguntas claves ¿Entonces el house sitting es totalmente gratis? En realidad… no. Para inscribirte en estas webs como sitter tendrás que pagar una cuota de registro, cada una pone su tarifa y puede ir de 20 a 90€ al año dependiendo de la web. Lo más recomendable es que pertenezcas a más de una para tener una red de contactos lo más extensa posible, claro.

Una vez llevado a cabo el registro tendrás tu perfil, donde cuentas quién y cómo eres, cuanto mejor y más completa sea tu descripción más confianza podrás transmitir a un posible owner, así que es recomendable que te esmeres lo más posible.

Tú, como sitter, verás los anuncios de las casas de los owners, te pondrás en contacto con ellos, ellos verán tu solicitud, estudiarán tu perfil (te van a dejar su casa, ni más ni menos), y si creen que puedes ser un buen candidato te contactarán, os entrevistaréis virtualmente, te explicarán tu función en la casa y, si los dos estáis de acuerdo, pondréis en marcha una nueva colaboración de house sitting.

Las mejores webs de House Sitting

Para que puedas convertirte en todo un sitter de pro te dejamos un listado de las webs de house sitting con más tirón, no tienes más que entrar, registrarte, completar tu perfil, empezar a buscar, encontrar la casa perfecta en el destino ideal y… ¡cruzar los dedos!

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