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Sonia González, una extremeña dedicada al desarrollo de Latinoamérica desde una perspectiva europea

Sonia González Fuentes, doctora extremeña y experta en Estudios Latinoamericanos

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Sonia González Fuentes trabaja en una fundación pública que se dedica a la cooperación internacional, asesorando a administraciones públicas, para mejorar el marco institucional y el funcionamiento de los sistemas públicos de los países donde trabaja.

En la FIIAPP ha ocupado distintos puestos y actualmente trabaja como Técnica Sénior en el Área de Administración Pública y Asuntos Sociales. Asimismo continua su labor investigadora, y una de sus últimas líneas de investigación es sobre Clases medias y gobernabilidad en América Latina.

-¿Cómo definiría la relación de América Latina con Extremadura?

Soy latinoamericanista y mi curiosidad por esta región viene por defecto; creo que ha formado siempre parte de mi imaginario, casi de forma natural. Mi infancia suena a Víctor Jara, a Mercedes Sosa… y en las verbenas estivales de mi pueblo nunca ha faltado un “Pedro Navaja”… La primera vez que fui a América Latina, a Perú concretamente, me sentí como en casa. Más allá del vínculo histórico, los lazos culturales son más fuertes de lo que pensamos. Y este es un eje en el que Extremadura debería ahondar mucho más. Por otro lado, Extremadura también ha tenido sus venas abiertas y los procesos por los que ha atravesado en los últimos 40 años tienen mucho en común con el proceso de desarrollo de América Latina. 

-¿Cómo una extremeña llega a trabajar para el desarrollo de Latinoamérica desde una perspectiva europea? 

El último año de carrera me dieron una beca y fui a parar al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), incorporándome a un grupo de investigación interdisciplinar en Estudios Latinoamericanos. Fue en el marco de este grupo donde desarrollé mi tesis doctoral. Inevitablemente las gafas que usas para analizar esa realidad están sesgadas por el contexto en el que vives. Posteriormente mi inmersión en la cooperación internacional reforzó mi vocación latinoamericanista a costa de ser más europeísta.

Nuestra relación con América Latina responde a valores comunes y una misma visión del mundo. Y ahora más que nunca compartimos preocupaciones, problemas y tenemos muchos retos que podemos abordar de manera conjunta. Si tuviera que definir al proyecto europeo elegiría la tríada “igualdad, solidaridad y derechos”, una aspiración (ojo! también en los países europeos, más que una materialización) para muchos gobiernos de América Latina. 

-¿Qué supuso personalmente su aterrizaje profesional en la FIIAPP? 

Después de estar varios años en el mundo académico y dedicada a la investigación, cambié el think tank por un “action tank”. Este año la FIIAPP cumple 20 años, y aunque, como dice el tango “no es nada”, la FIIAPP en estas dos décadas se ha consolidado como actor relevante de la cooperación española y la cooperación europea, con más de 1200 proyectos ejecutados y con presencia en más de 160 países. Estos logros, además, se deben sobre todo a mujeres. Somos una institución feminizada, mujeres jóvenes, altamente cualificadas, enfocadas en logros y objetivos, que concilian su vida familiar con su vida laboral y que aportan a esta institución eficacia y calidad. 

Cuando me preguntan a qué me dedico, suelo contestar que a movilizar conocimiento para mejorar las políticas públicas y fortalecer a las instituciones que las diseñan y las implementan. La complejidad de nuestras sociedades ha hecho que el conocimiento cotice al alza. En el mundo de los negocios se ve como una “ventaja competitiva” pero en el ámbito de la cooperación, se convierte en un activo más valiosos cuanto más se comparte. Y en un momento de desafección política a nivel internacional, creo que es una oportunidad única poder trabajar para revalorizar la política como instrumento para la acción; como una herramienta capaz de transformar socialmente la vida de la gente. 

-¿Qué ha supuesto Europa para el Desarrollo Social en América Latina? 

La Agenda 2030, una agenda muy ambiciosa y de carácter universal, que incluye 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) presenta una oportunidad histórica para América Latina al poner en el centro de la misma la lucha contra la pobreza extrema y la reducción de la desigualdad en todas sus dimensiones (y quiero subrayar especialmente las brechas de género).

Es cierto que para reducir la desigualdad no existen fórmulas mágicas, pero América Latina sigue de forma muy atenta lo que hace Europa, que acumula experiencia y lecciones aprendidas, y que a lo largo de las últimas décadas ha afrontado redefiniciones de sus Estados de bienestar (antes y durante la crisis) sin renunciar a los mismos. América Latina se ha apropiado del discurso de la cohesión social, una de las principales señas de identidad de Europa. La necesidad de una mayor cohesión social va ganando terreno en la región, y recoge la preocupación de gobiernos –de distinto signo político— por la situación económica y política en sus respectivos países. 

Por otro lado, Europa es, y ha sido, punto de encuentro entre personas de distintos países de América Latina (exiliados, migrantes, estudiantes, turistas, etc.). El escritor mexicano Jorge Volpi en el Insomnio de Bolívar cuenta que fue en España donde descubrió que era “latinoamericano”. Sólo había vivido en México y no había sido consciente de tal condición hasta que, al venirse a estudiar a Salamanca, se topó con gente de Paraguay, Chile, Perú... que se definían como tales. A pesar de la heterogeneidad entre los países de América Latina, existen fenómenos compartidos que apelan a una reflexión común, y creo que el proceso de integración europea también ha influido o inspirado la propia integración latinoamericana. 

-¿En qué proyectos financiados por la UE está actualmente implicada y en qué proyectos cree que Extremadura tendría potencial para implicarse? 

Tengo claro que desde mi posición y viviendo fuera de Extremadura también puedo aportar a mi región. Antes del verano, la FIIAPP y la Junta de Extremadura, juntos en partenariado, ganamos una licitación de la UE para la implementación de un proyecto de cooperación orientado a promover el empleo decente en Honduras. Los intercambios de experiencias entre funcionarios hondureños y extremeños a través de asesorías especializadas, visitas de intercambios, talleres, etc., serán muy provechosos y útiles para avanzar en los retos que este país centroamericano tiene planteado. Pero la Junta de Extremadura ya está participando activamente en algunos de nuestros programas y proyectos más estratégicos.

Por ejemplo, en EUROsociAL +, un programa de cooperación entre América Latina y la UE para promover la cohesión social, donde Extremadura está transfiriendo su experiencia con la cooperación transfronteriza y el desarrollo regional. O en Socieux +, una iniciativa de la UE para la protección social, el trabajo y el empleo, en el que el Instituto de la Mujer ha estado apoyando al Ministerio de Trabajo de Perú en la implementación de una Estrategia Nacional para el Emprendimiento de la Mujer. La alianza entre la FIIAPP y la Dirección General de Acción de Exterior de la Junta de Extremadura —la cual está haciendo una apuesta fuerte por la internacionalización de la administración pública extremeña— se está afianzando cada vez más y ya hemos evaluado nuevas posibilidades de colaboración. 

-¿Cuál cree que son los principales problemas o desafíos que tiene ahora la Unión Europea en América Latina? 

Creo que la UE tiene en América Latina un verdadero aliado estratégico, pero todavía, y por parte de ambos, no hemos llegado a exprimir esta colaboración. Piensen que, a nivel internacional, juntos somos 28 países de la UE y 33 de América Latina y el Caribe.  La reducción de la desigualdad, la sostenibilidad medioambiental, la lucha contra la corrupción, la prevención de la violencia, etc. son problemas compartidos, pero necesitan de una mayor coherencia entre sus iniciativas bilaterales, subregionales y regionales.

Por otro lado, en la medida que mayoría de los países de América Latina están llegando a ser países de renta media, están dejando de ser receptores de la Ayuda Oficial al Desarrollo. Pero se trata de una trampa, la emergencia de nuevas clases medias en la región no implica la sostenibilidad de logros socioeconómicos, se trata de sectores no pobres pero vulnerables. Y esto me lleva de nuevo al conocimiento, a la necesidad de intercambio, de trasferencia de conocimientos para tener mejores políticas e instituciones eficaces.

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