Angélica Dass, la fotógrafa brasileña que enseña a los niños a descubrir su propio 'color carne'
“Me acuerdo perfectamente del día en el que la profesora llegó a clase y me presentó este lápiz como color 'carne' y yo evidentemente estaba hecha de carne y ese no era mi color”, cuenta Angélica Dass (Río de Janeiro, 1979) sosteniendo un lápiz rosa claro. A Dass, perteneciente a una familia en la que abundaban los distintos tonos de piel y descendiente de africanos, europeos y brasileños nativos, esta situación le sorprendió.
Así, la fotógrafa brasileña afincada en España, decidió años más tarde crear el proyecto Humanae, una obra que busca reflexionar sobre el color de piel para deshacerse de las falsas etiquetas de “blanco”, “negro”, “rojo” o “amarillo”, asociadas a la raza. Humanae está compuesta por 4.500 retratos de personas tomados en 27 países y 37 ciudades de todo el mundo y ha formado parte de museos y foros, como el Foro Económico Mundial de Davos.
Junto a las fotografías, aparece la referencia al color de la piel de cada persona que aparece en ellas, según el sistema Pantone. Lo sorprendente es comprobar cómo personas que tienen exactamente el mismo color viven en una realidad totalmente diferente y en lugares opuestos del mundo“, señala Dass durante su charla ”La fotografía como herramienta para generar empatía“, que ha tenido lugar este sábado en el festival compARTE ANTIRRACISMO de Bilbao.
Las imágenes han sido tomadas en ciudades como Arteixo, Madrid, Barcelona, Getxo, Bilbao, Valencia, París, Londres, Dublín, Nueva York, San Francisco, Quito, Valparaíso, Río de Janeiro, Nueva Delhi, Shanghai, Ciudad de México o Addis Abeba. Este proyecto es un work in progress, un trabajo que potencialmente no tiene fin.
“Con este proyecto las personas eran conscientes de que todos tenemos algo en común, que es que somos seres humanos. Nadie es totalmente blanco ni totalmente negro. Estuvo en museos y en las calles, decorando avenidas y paseos, pero ¿cómo podría conseguir que fuera más allá? Por eso pensé que el principal lugar donde podría crear el cambio era en las escuelas”, explica la fotógrafa.
Dass comenzó a dar talleres en escuelas de todo el mundo y de toda clase. A cada niño repartía pinturas de los cuatro colores asociados a la raza, negro, blanco, rojo y amarillo y les hacía dibujarse a sí mismos, crear su propio autorretrato. De esta manera, iban siendo conscientes de los diferentes colores de piel de cada uno de ellos y desechando el conocido hasta el momento como “color carne”.
El éxito de los talleres fue rotundo, pero una vez más Dass sentía que podía ir más allá por lo que comenzó a dar los talleres a profesoras de todo el mundo para que pudieran realizarlas en sus clases sin tener que estar ella de forma física. “Diferentes profesoras en todo el mundo empezaron a usar Humanae en clase para hablar de igualdad”, cuenta. Cada poco tiempo la artista recibe dibujos y cartas que le envían profesores y alumnos de todas las edades y de diferentes países, algo que para esta fotógrafa “reconforta, porque ahora los niños son los artistas”.
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