Cualquiera que mire el foro de la pagina oficial del Azkena Rock Festival puede pensar que esta edición de 2013 desmerece con respecto a las anteriores. En realidad, mirar el foro desanima con frecuencia. El público es exigente hasta el extremo. Si la organización consigue incluir en el cartel a The Black Crowes (sin duda, uno de los grupos que mejor rock practican de las dos últimas décadas), la multitud reclama a Neil Young (que visita este verano Biarritz). Si la estrella es Bod Dylan, los foros hierven y se preguntan por qué no pueden traer a Tom Petty. En el fondo, ese debate da vida al Azkena. Es otro de sus encantos.
Yo prefiero quedarme con otros debates. El ARF es el festival de los grandes desconocidos. Desconocidos, por lo menos en estas latitudes. Y ante lo ignoto, lo suyo es llegar a grandes descubrimientos. Ha habido muchos, muchísimos, en el Azkena. Por citar uno de los más recientes, los australianos Dirty York, que cada vez se acercan más al sonido de The Black Crowes, salvando las lógicas distancias. Justo el mes pasado volvieron por Vitoria.
¿Y qué deparará este Azkena 2013? Cada uno llegará a sus conclusiones, pero si se admiten recomendaciones, apunto a un grupo canadiense con un sonido muy personal, que está triunfando en el país de Neil Young. Se llaman The Sheepdogs, y su eclosión tiene mucho que ver con una portada de revista. Actúan el primer día, el viernes, después de los platos fuertes de The Black Crowes y Smashing Pumpkins. Así que más les vale estar a la altura.
La semana pasada se estrenó un documental, titulado 'The Sheepdogs, Have at it', dirigido por John Barnard, y que narra los comienzos de esta fulgurante banda canadiense (empezaron en 2007), cuyo punto de inflexión se dio en 2011, cuando ganó un concurso para aparecer en la portada de la revista norteamericana Rolling Stone.
Competían con otras 15 bandas y se ganaron el derecho a encabezar la portada. Era la primera vez que aparecía un grupo sin que tuviera el respaldo de una multinacional discográfica. Pero el éxito no paró ahí. El batería de The Black Keys, Patrick Carney, se quedó tan impresionado que se lanzó a producir un disco, el último, ‘The Sheepdogs’. Por cierto, es un lujazo. Imprescindible.
Hay quien compara a este cuarteto formado por Ewan Currie a la voz y guitarra, Leot Hanson a la guitarra, Ryan Gullen al bajo y Sam Corbett a la batería, con grupos de leyenda como la Creedence, el propio Neil Young o Allman Brothers. Por si fuera poco, John Fogerty se los ha llevado de gira por Australia. En fin, una joya que visita el ARF en la primera jornada. Desde el sábado serán un poco menos desconocidos para el público de este del Atlántico.
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