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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Pensionistas, toda la vida luchando

Pensionistas de la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones frente al Congreso

Luis Alejos

Sorprende la inesperada combatividad de un amplio sector del colectivo de pensionistas, hasta caer en la cuenta de que se trata de la generación que protagonizó las luchas de la transición. Resulta fácil suponer que es un movimiento inspirado en el 15M, aunque según el criterio de la edad sea más propio pensar en el 50º aniversario de Mayo del 68. En Euskadi se ha intentado explicar el fenómeno en clave política: demanda de la trasferencia de la Seguridad Social en un marco autónomo de relaciones laborales. De todo habrá un poco, mas para salir de dudas es necesario echar la vista atrás con enfoque sociológico y perspectiva de memoria histórica.

Genio y figura

La mayoría de la gente que acude en el País Vasco a las concentraciones tiene de 60 a 80 años. Estando entre la veintena y la cuarentena al morir el dictador, tenían la edad adecuada y se daban condiciones precisas para asumir compromisos políticos y sociales. Del actual colectivo de pensionistas salió la militancia que impulsó el movimiento obrero, estudiantil, euskaltzale, vecinal, ecologista o feminista. Protagonizaron huelgas generales, la batalla de la reconversión industrial, la oposición a las centrales nucleares, la reivindicación del aborto libre y gratuito, la lucha por la amnistía, la creación de las ikastolas y mucho más. Luego bastaba aplicar la experiencia adquirida en otros tiempos y en distintas circunstancias a una nueva misión.

Los pensionistas utilizan los mismos métodos que los activistas de los movimientos sociales. En realidad es el modelo que esa generación promovió hace medio siglo, actualizado y adaptado a la situación actual y a las nuevas tecnologías. Para comprobarlo basta comparar la foto de una concentración de pensionistas con las imágenes obreras de los años 70 y 80. En ambos casos destaca la determinación de ocupar espacios urbanos de carácter simbólico. Son luchas de posiciones, manteniendo la continuidad en la acción. No siguen cauces de expresión y de reivindicación formal, institucionalizada. Sus procedimientos son distintos a los de los partidos y sindicatos, disciplinados, ortodoxos, firmemente estructurados. Como el 8M, el movimiento de pensionistas evidencia la reactivación de las movilizaciones ciudadanas.

10 características básicas del movimiento de pensionistas en Bizkaia

- Surge desde abajo, de forma espontánea, en el ámbito local de pueblos y comarcas.

- Se concentran en los ayuntamientos, los lunes al mediodía, desde el 15 de enero.

- Participa de forma activa gente con trayectoria militante durante la transición.

- Se integran en la lucha asociaciones que se dedicaban a labores asistenciales.

- Tiene carácter unitario, plural, autónomo, transversal, descentralizado.

- Se autoorganiza formando asociaciones, coordinadoras, plataformas.

- La convocatoria inicial se hizo a través de internet y boca a boca.

- El vínculo común es el Movimiento de Pensionistas de Bizkaia.

- No existen contactos estables con otros territorios de Euskadi.

- Se excluye la intervención directa de partidos y sindicatos.

Sobre estas bases, distintas a las de otras zonas, se asienta la fortaleza del movimiento y la capacidad de convocatoria de un colectivo de pensionistas que, en su manifestación del 22N y más todavía en la marea ciudadana que inundó Bilbao el 17M, logró las movilizaciones más multitudinarias del conjunto del Estado.

Relación con los sindicatos

La defensa de las pensiones, como las luchas obreras, está ligada a la actividad sindical. Ambas se caracterizan por la desconfianza mutua entre base y dirigentes. Los sindicatos temen los efectos del espontaneísmo y del asamblearismo. Pensionistas y trabajadores, sindicados o no, recelan de los acuerdos que firman en su nombre las cúpulas sindicales. Dos casos relevantes: en los Pactos de la Moncloa de 1977 se impusieron, con apoyo sindical, medidas de contención salarial que chocaban con la beligerancia sindical de la trayectoria anterior. La reforma laboral y de las pensiones aprobada en 2011 por el gobierno de Rodríguez Zapatero y avalada por CC.OO. y UGT, incluye medidas cuya derogación reclaman los actuales y futuros pensionistas.

La historia del movimiento obrero, junto con la lucha por unas pensiones dignas, está cuajada de ejemplos que ilustran la tensión permanente entre acción directa obrera y práctica sindical. Un ejemplo característico es el de la “Coordinadora de Fábricas de Vizcaya”, formada por 240 delegados, pertenecientes a 150 empresas, que en setiembre del 76 impulsó un proceso asambleario y huelguístico de 100.000 trabajadores. Los dirigentes de los sindicatos estaban dentro de esa “Coordinadora”, pero no la controlaban ni dirigían.

Algo similar ocurre con el “Movimiento de Pensionistas de Bizkaia”, encargado de coordinar las movilizaciones en este territorio. Las asociaciones sindicales de pensionistas participan en plano de igualdad con las plataformas y coordinadoras, mas por exigencia expresa de la gente que acude a las concentraciones, los sindicatos no airean ni siglas ni pancartas. Cuando surgen reproches hacia los sindicatos, toca hacer llamamientos a la unidad. Hoy como ayer, es preciso contar con los sindicatos, pese a sus contradicciones y al pulso que mantienen con la Coordinadora Estatal en Defensa de las Pensiones Públicas.

Combatir el 0,25%, un ejercicio de autoestima

El colectivo de pensionistas, infantilizado en los servicios asistenciales, incluso en la sociedad, ha convertido el 0,25% en símbolo de lucha por el respeto y la dignidad. Rajoy ha ido más allá de congelar las pensiones, hasta ahí ya llegó Zapatero. El 0,25% representa una humillación, un insulto, la calderilla de una limosna lanzada al suelo de mala gana. Pelear contra el 0,25 % es una cuestión de principios, un motivo de orgullo.

De poco sirve que Rajoy intente ahora calmar los ánimos prometiendo mejorar las pensiones más bajas y de viudedad. Esas míseras subidas no evitarán que muchas pensiones, sobre todo las de viudedad, mantengan a quienes las perciben en la pobreza. En Euskadi, el 25% de las pensiones tienen y seguirán necesitando complementos y ayudas públicas. El efecto de las mejoras que ofrece el Gobierno puede ser el contrario al deseado, contribuyendo a dinamizar la lucha en vez de frenarla, pues no suponen revalorizar ni garantizar las pensiones públicas. Por eso, pensionistas que antes renegaban de la política, gritan ahora “Rajoy dimisión”.

En definitiva, las y los pensionistas que llevan 12 semanas consecutivas concentrándose en las plazas de los ayuntamientos, forman parte de la categoría de personas que en el poema más célebre de Bertolt Brecht son consideradas imprescindibles, porque luchan toda la vida.

*Luis Alejos es sociólogo y pensionista

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