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EH Bildu mira al 21 de abril con el sueño de ganar al PNV: “Lo que antes era impensable hoy no lo es”

El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, con Pere Aragonés en Barcelona

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Las del 21 de abril serán ya las cuartas elecciones vascas para la coalición soberanista EH Bildu, integrada por la marca actual de la izquierda abertzale (Sortu), por la histórica sigla socialdemócrata salida del PNV en 1985 (EA), por una escisión de IU (Alternatiba) y por independientes. La referencia histórica de la izquierda abertzale, Herri Batasuna (HB), compareció en cinco ocasiones. El estreno fue en 2012, con Laura Mintegi como candidata y 277.923 votos y 21 escaños. En 2016, con Arnaldo Otegi ya excarcelado pero aún inhabilitado, Maddalen Iriarte obtuvo 225.172 sufragios y 18 escaños. Cuatro años después, en 2020, Iriarte repitió y subió a 249.580 apoyos (con 170.000 votantes menos en plena pandemia) y de nuevo 21 escaños. En 2024, con Pello Otxandiano (Otxandio, 1983), esta formación aspira a superar al PNV al menos en escaños. “Lo que antes era impensable hoy no lo es”, señalan fuentes de EH Bildu sobre la “ventana de oportunidad” que aprecian. En actos e intervenciones públicas suelen recordar que el soberanismo de izquierdas ha alcanzado por vez primera la jefatura del Gobierno de Irlanda del Norte, dentro del Reino Unido, y sus socios de ERC y BNG, con los que concurrirá en coalición en las europeas, son las referencias nacionalistas en sus respectivos territorios.

El Sociómetro de febrero, la encuesta elaborada por el Gabinete de Prospección Sociológica de la Presidencia vasca apunta a un empate a 27 escaños entre PNV y EH Bildu en cabeza. Otros sondeos conocidos no descartan la victoria en parlamentarios de la coalición de Otxandiano. La histórica fuerza del PNV en Bizkaia hace que el 'sorpasso' en papeletas totales sea una operación más compleja. No sería algo inédito en unas elecciones donde cada provincia reparte 25 escaños, independientemente de su población. El PNV ganó en votos pero no en escaños en las autonómicas de 1986. Acababa de producirse la gran división con el primer lehendakari, Carlos Garaikoetxea, que creó EA, una de las patas actuales de EH Bildu.

En cifras, hace 38 años el PNV sacó 271.000 votos y 17 escaños. El PSE, entonces sin EE, llegó a 252.000 y 19 parlamentarios. HB fue tercera con 199.000 y 13 asientos y EA también sacó lo mismo con 181.000. Entonces como ahora se barruntaba la idea de un Gobierno de izquierdas como alternativa al PNV. El PSE de 'Txiki' Benegas, sin embargo, no pudo cerrar un acuerdo con EA y con EE -que en pocos años se fusionaría con el PSOE- por discrepancias sobre la transferencia de la Seguridad Social (todavía no resueltas ahora) y las dudas de investir a un lehendakari no nacionalista. Así que los socialistas pactaron con el PNV... y le cedieron la presidencia. José Antonio Ardanza inició un largo camino que le lleva a ser el lehendakari más longevo en democracia. Urkullu, como no seguirá, no podrá arrebatarle ese honor.

La sintonía de los socialistas con EH Bildu en Madrid o en Pamplona no es igual en Vitoria. Se han dado pactos sectoriales en áreas como Vivienda, pero su apuesta es continuar con la coalición con el PNV, todo un matrimonio de conveniencia a pesar de las diferencias. Cuando en Navidad el PSN dio la alcaldía de Pamplona a Joseba Asiron al apoyar una moción de censura contra UPN, el candidato vasco Eneko Andueza dejó claro que ése no era el modelo. El escrutinio gallego ha generado en el PSE-EE el lógico disgusto por la caída de escaños de sus colegas pero también ha evitado que vuelvan a tener que explicar por qué aquí no desean apoyar a EH Bildu como sí iban a hacer allí con el BNG. Conscientes de la solidez de la suma de PNV y PSE-EE, EH Bildu ha querido agitar el debate sobre respetar la lista votada en previsión de que les suceda como en Vitoria, Durango y Gipuzkoa, donde ganaron las municipales y forales de 2023 pero no pudieron gobernar. En todos esos casos, además, fue necesario el concurso del PP.

En la sala de máquinas insisten en que otras cosas que antes eran “impensables” ya se están produciendo. Vuelven al espejo de Irlanda y recuerdan que también allí sus rivales se unían por sistema para bloquear al Sinn Féin y que ahora, en solitario, ya suma más que ellos. “Andueza intenta diferenciarse en un día y te dice que el Gobierno del PNV está agotado, que el PNV no funciona, pero luego sale al siguiente a reafirmarse en la salud del acuerdo con el PNV. La coalición intenta instalar que van a seguir teniendo mayoría absoluta, cosa que dudamos mucho. No vemos el 'cambio de guion'”, ironizan desde la dirección de EH Bildu citando el eslogan de campaña del socialista Andueza.

EH Bildu sostiene que no encara las elecciones con base en la “demoscopia” y que llega a ellas después de años de crecimiento continuado y trabajo de fortalecimiento interno. En Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, EH Bildu tiene 1.050 concejales por 981 del PNV. En Navarra, la coalición es también la primera fuerza municipalista con 345 electos; UPN y PSN no pasan de 250 y la marca del PNV con otras fuerzas, Geroa Bai, apenas obtuvo 45. En las elecciones forales, EH Bildu logró 51 procuradores en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa por 55 del PNV. En Navarra los abertzales superaron a Geroa Bai por 9 a 7 (tres del PNV). En el Congreso el dato es de las 6 a 5 a favor de los abertzales, mientras que en el Senado PNV y Geroa Bai tienen 6 y EH Bildu 5.

“Nuestra fuerza está en la base, en nuestra base militante y social. Lo cuidamos mucho. Se ha invertido mucho -muchísimo- en organización. Le damos mucha importancia, por ejemplo, a tener mesas políticas en todos los pueblos. No somos una formación que tiene una cabeza muy grande y los pies de barro. Lo contrario. Hemos ido a una mejora, profesionalización y sistematización de muchas cosas”, sostienen las mismas fuentes. EH Bildu ha experimentado fuertes crecimientos en barrios periféricos de ciudades históricamente no abertzales como Vitoria y en Bizkaia aspira a seguir recortando diferencias con el PNV. Gipuzkoa es su feudo, donde ya gobernó en la Diputación de 2011 a 2015.

El cálculo es sencillo. Si en Bizkaia gana siempre el PNV y Gipuzkoa cae del lado de EH Bildu, Álava es decisiva. “EH Bidu se ha convertido en una referencia para cada vez más alaveses. Por eso tenemos todas las miradas encima. Álava será decisiva. Eso nos lleva a multiplicar nuestra responsabilidad. EH Bildu llega con toda la ambición. EH Bildu tiene la ambición de ser la fuerza más votada en Álava. Con el empuje alavés, vamos a abrir de par en par las puertas del nuevo ciclo político”, ha señalado este sábado la secretaria general de EA, Eva Blanco, 'número dos' de Otxandiano en la candidatura alavesa, en la que ha querido enrolarse aunque él sea de un pueblo de Bizkaia pegado a este territorio.

En los últimos años ha tomado como banderas la oposición por la gestión de la Sanidad pública y de los recursos públicos, con los parlamentarios Rebeka Ubera y Josu Estarrona firmando cientos de preguntas e iniciativas de control sobre Osakidetza y corrupción, respectivamente. También ha abrazado el feminismo y el ecologismo. El lehendakari, Iñigo Urkullu, bromeó que en castellano no se definen como “independentistas” y que lo dejan para los mensajes en euskera. Oskar Matute, procedente de IU, es el paradigma de un modelo más de izquierdas que abertzale.

En los últimos meses han salido apoyando a EH Bildu un exconsejero e Urkullu, Ángel Toña, el exlíder de la extinta Ezker Batua, Javier Madrazo (curiosamente de quien se escindió Matute), la exconsejera socialista Gemma Zabaleta, la exsecretaria general de Podemos en Euskadi Nagua Alba y, sobre todo, el exmagistrado Manuel Díaz de Rábago, amenazado por ETA durante años. Simbólicamente, él y Otegi cierran la plancha de Gipuzkoa para estas autonómicas. La división a la izquierda del PSE-EE, además, puede hacer crecer aún más el perímetro de EH Bildu. En Euskadi habrá dos papeletas. Por un lado, la de Podemos. Por otro, la de Sumar, IU y Equo. EH Bildu se ha mirado en el espejo del “frente amplio” de Pepe Mújica en Uruguay y ahora hasta Sumar imite moldes de la coalición vasca.

En Educación sí ha tenido más contradicciones EH Bildu. Euskadi es la comunidad autónoma con más peso de la educación concertada, un 50%. El factor diferencial son las ikastolas privadas, muy cercanas en lo sentimental a la izquierda abertzale. Sin embargo, sectores de la coalición como Alternatiba o sindicatos próximos como LAB y Steilas se posicionaron ante la reforma educativa en defensa de la escuela pública. En su momento, se cifró el peso de ese posicionamiento en un 20% pero como finalmente no hubo acuerdo con el Gobierno de PNV y PSE-EE por otros motivos -esencialmente le papel del euskera- se disiparon esas tensiones internas.

Existe también un ruidoso sector crítico en EA que lleva años denunciando públicamente y en los tribunales -con éxito dispar- que este partido ha quedado fagocitado por Sortu. En Alternatiba hay una alta proporción de militantes que luego no son 'bilkides', es decir, afiliados también de EH Bildu. Asimismo, se ha intentado hacer ver que en la base juvenil el movimiento comunista GKS podría suponer un mordisco en la izquierda abertzale, pero el desarrollo de ese grupo ni ha cristalizado en candidaturas electorales ni ha frenado el ascenso electoral.

Dicen en EH Bildu que han sabido crecer gestionando las contradicciones y siempre desde una premisa de utilidad. Les gusta repetir la frase “hacemos lo que decimos y decimos lo que hacemos”. Ponen como ejemplo que, en pleno final de legislatura, han llegado a acuerdos con el Gobierno de PNV y PSE-EE aunque aritméticamente eran innecesarios por la mayoría absoluta de Urkullu. El más relevante ha sido el de la normativa contra el cambio climático. En 2022 EH Bildu pactó también unos presupuestos y rompió el argumentario del PNV que daban aire a gobernantes no nacionalistas en Madrid y Pamplona mientras ahogaban a un abertzale en Vitoria.

En diciembre, Otegi dijo que no iba a ser candidato a lehendakari. En realidad, nunca lo ha sido con EH Bildu. Sí lo fue con Euskal Herritarrok (EH). El PNV sostiene en privado que, si Urkullu hubiera seguido, el histórico dirigente de 66 años habría dado el paso. El elegido es Pello Otxandiano Kanpo, el cerebro de muchos de los cambios recientes en Sortu y EH Bildu y también muñidor de importantes acuerdos. Participó en primera persona en las negociaciones sobre Educación y de la nueva ley contra el cambio climático, así como en la estrategia de acercamiento de EH Bildu al mundo económico y empresarial. Lector y escritor, este ingeniero que cuando se presentó a concejal en su pueblo en 2011 se apellidaba “Ochandiano Campo” ha llegado a presentar un ensayo con su pensamiento en esta precampaña.

Nada puede vincularle con ETA, aunque en campañas anteriores principalmente el PNV puso el debate sobre el terrorismo encima de la mesa. Esta semana ha participado en la ofrenda floral a las víctimas Fernando Buesa, vicelehendakari y dirigente del PSE-EE, y Jorge Díez Elorza, su escolta. La delegación abertzale tuvo un pequeño encuentro con la familia. Días atrás, los Buesa se unieron a las críticas por haber dicho en la Cadena Ser que ETA fue un “ciclo político”. “Nuestra estrategia no se basa en posicionamientos coyunturales y mediáticos para salir del paso, sino en decisiones que son sinceras”, exponen en EH Bildu preguntados por si entienden que este asunto marcara las próximas elecciones también.

Como Imanol Pradales, el candidato del PNV, el gran hándicap para Otxandiano es que es mayoritariamente desconocido. En realidad, es algo que aquejan todos los candidatos. Incluso el socialista Andueza, con dos años como líder del PSE-EE, no es reconocible para dos tercios de la población. El candidato está muy activo en redes sociales, dispone de un asesor propio, también se ha sumado a la moda de las camisas blancas y está dejándose ver en foros tan dispares como el Palau de la Generalitat, donde Pere Aragonès le regaló una recepción apenas unos días después de verse con Urkullu o un foro económico patrocinado por Solaria y la BBK.

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