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Un estudio becado de Emakunde revela que las mujeres tienen una mayor dificultad para acceder a tratamientos de adicciones

Nagore Oroz y Yolanda Cervero, autoras del estudio, junto a Izaskun Landaida, directora de Emakunde.

Alazne Aldayturriaga

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Las mujeres presentan mayores dificultades para acceder y permanecer en tratamientos de adicciones. Es lo que evidencia el estudio '¿Encuentran las mujeres obstáculos para acceder y mantenerse en los recursos de tratamiento de adicciones? Análisis de la situación actual'. El informe ha sido presentado este martes en la sede que Emakunde tiene en Vitoria por la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, y dos de las autoras de la investigación, Nagore Oroz y Yolanda Cervero, quienes han querido mandar un saludo a su compañero Iosu Martínez, quien no ha podido acudir a la presentación. Las autoras han subrayado que “la estigmatización es la primera causa para no acceder a tratamientos de prácticamente el 100% de las mujeres con las que se ha contactado que no están en tratamiento”.

El estudio ha sido realizado bajo el amparo de una de las tres becas a trabajos de investigación en Igualdad de Mujeres y Hombres que Emakunde ofrece anualmente. Los principales objetivos del estudio han sido “hacer un análisis descriptivo de la realidad, dar voz a las mujeres, conocer la percepción de los profesionales, hacer propuestas de mejora y visibilizar la situación”, según ha explicado Nagore Oroz.

La muestra de la investigación la han conformado tanto mujeres como profesionales del ámbito. Dentro del grupo de mujeres se ha hecho una división entre “mujeres recién tratadas, mujeres en tratamiento, mujeres que terminaron el tratamiento de tres a seis meses atrás, y mujeres que no han accedido a tratamientos. Con estas últimas se ha trabajado a través de encuestas y entrevistas individuales y grupales”. En cuanto a los profesionales, el estudio ha trabajado con “profesionales que trabajan en tratamientos de adicciones, y profesionales que aunque trabajen fuera del campo mantienen una relación directa con mujeres que sufren de alguna adicción”. En total, la muestra la han conformado 127 mujeres y 96 profesionales.

Entre las mujeres que no acceden a ningún tratamiento, las razones principales “tienen que ver con que se plantean poder dejarlo por sí mismas, es decir, existe una sensación de control y de capacidad”, ha señalado Yolanda Cervero. “Muchas mujeres han dicho que tienen falta de motivación para dejarlo, y en todas o casi todas se ha observado como elemento común la vergüenza. Tratan de ocultar el problema para evitar ese castigo social”, ha añadido. Una vez acceden, las mujeres se mantienen dentro del tratamiento porque “ven que se sienten mejor, más empoderadas, mejora su salud”. No obstante, también se comenta que hay mujeres con “deseo de abandonar”. Las razones suelen ser “que las normas no se adecúan a la situación de estas mujeres, que no sienten avances y que no encajan en los grupos”. Estos grupos está “mayoritariamente” formados por hombres, y “las mujeres se quejan de que se encuentran con mucho machismo”.

Mejorar los tratamientos, prioridad de Emakunde

Las propuestas de mejora que presenta este estudio abarca tres apartados: la prevención de drogodependencias y perspectiva de género, el acceso y las mejoras en el propio tratamiento. Se plantean propuestas “hiladas a las relaciones familiares, habilidades de comunicación en lo que concierne a prevención selectiva para mujeres jóvenes y adolescentes”. En el caso del acceso de las mujeres a los tratamientos, las propuestas van desde “la publicidad y difusión de los tratamientos, cambiar de nombre a los tratamientos para hacerlos más atractivos y cambiar las campañas de prevención y publicidad haciéndolo desde una mirada feminista”. Se propone también diseñar “protocolos de detección precoz para garantizar una atención temprana”. Por último, en lo que se refiere a los tratamientos, “se plantean mejoras en tres ámbitos: mujeres, hombres y familiares”. El grupo de investigación cree importante “organizar de manera sistemática y continuada grupos conformados solo por mujeres”. En cuanto a los hombres, defienden grupos solo de hombres ya que “para poder hacer un trabajo de deconstrucción de muchas de las ideologías masculinas de género se deberían organizar sesiones estructuradas para ello”. “Incluir y trabajar con familiares cercanos es importante para que sean más conscientes de su función dentro del tratamiento”, han concluido.

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