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Euskadi recupera ocho meses después las sesiones de control al Gobierno con el estreno de Vox y Ciudadanos y EH Bildu liderando la oposición

Iñigo Urkullu, en la cámara, este viernes

Iker Rioja Andueza

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Ocho meses han pasado desde que el Gobierno vasco se sometiera por última vez a una sesión de control en el Parlamento. En aquel viernes de febrero Euskadi estaba sobresaltada por la avalancha del vertedero de Zaldibar de la jornada anterior y toda la oposición interpeló al lehendakari, Iñigo Urkullu, por los centenares de contratos de su Ejecutivo con las empresas del grupo Montai, propiedad de un cargo del PNV. Nunca en las últimas legislaturas había habido un período tan prolongado sin preguntas al lehendakari y a sus consejeros. En puridad, es solamente la segunda de 2020 recién iniciado octubre. En este tiempo, han cambiado muchas cosas -casi todas relacionadas por la pandemia mundial pero también que el Ejecutivo ahora goza del colchón de una mayoría absoluta- pero otras perduran, como los supuestos debates en los que los intervinientes se limitan a leer un discurso e incluso una réplica que ya traen escrita y en la que importa poco lo que diga el oponente.

La sesión se ha iniciado con una ‘pregunta’ del propio PNV a Urkullu sobre sus planes de reactivación económica, un espacio que le ha permitido recordar las grandes cifras de su propuesta: 13.000 millones y más de 130.000 puestos de trabajo. El PSE-EE ha hecho otra ‘pregunta’ a la vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, para que ella también luzca sus propósitos contra el paro. Además, dos partidos políticos se han estrenado en el ‘question time’. Una debutante ha sido la única representante de Vox, Amaia Martínez Grisaleña, quien ha utilizado sus turnos para defender a la Corona y para criticar la tibieza contra ETA. El otro ha sido el recién elegido líder de Ciudadanos en Euskadi, José Manuel Gil, quien ha mantenido un ‘cara a cara’ con Urkullu a cuenta de la recolocación como asesora de la exconsejera de Educación, Cristina Uriarte.

Urkullu, cuyo mensaje de mayor calado ha sido la petición de “republicanizar la monarquía” española, ha centrado muchas de sus intervenciones en la economía y en la defensa de su gestión durante la pandemia. Ha hablado de lo “excelente” de los servicios públicos autonómicos desde marzo. A pesar de la mayoría absoluta, también ha tendido la mano a la oposición y, singularmente, a quien la encabeza, Maddalen Iriarte (EH Bildu). “Esto no es el momento de polémicas, es el momento del trabajo en común. La puerta está abierta. La puerta está abierta a aportaciones”, ha enfatizado. Desde la bancada de EH Bildu, Mikel Otero ha puesto el tono más exigente al denunciar los desequilibrios territoriales en la previsión de reparto de los fondos europeos, un borrador aún no definitivo que reúne iniciativas por valor de 12.000 millones de euros y que, según la izquierda abertzale, priman a Bizkaia frente a Gipuzkoa y Álava y proyectos como la alta velocidad o de empresas privadas como Iberdrola. Oihana Etxebarrieta también ha mostrado su malestar por la salida de las políticas de igualdad desde Presidencia a una cartera “frankenstein” liderada por Beatriz Artolazabal y que aglutina materias como Justicia, políticas sociales, memoria histórica, víctimas, juventud, mayores y hasta protección animal.

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