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“El padre había amenazado varias veces con llevarse a los niños a Argelia”

Una patrulla de la Policía de Vitoria

Iker Rioja Andueza

Responde a las iniciales B.Z., cuenta 43 años y sobre él pesa ya una orden internacional de busca y captura. Desde el domingo está perseguido por haber secuestrado en un parque del barrio de Lakua de Vitoria a dos de sus hijos, dos niños de 12 y 9 años que vivían con su madre y sus hermanas después de que recientemente un juzgado de violencia de género dictara una orden de alejamiento. En las últimas 48 horas, este hombre que en los ficheros policiales consta como de rasgos “normales” y de “peligrosidad normal”, se ha convertido en una de las personas más buscadas en Vitoria, en Euskadi, en Francia y en el norte de África, de donde es oriundo.

La madre lo tiene claro. Es él. En una ocasión anterior, el padre de los niños ya había incumplido la orden de alejamiento y “en varias ocasiones” había “amenazado” a su expareja “con llevarse a los niños a Argelia”, según recoge la denuncia que la progenitora, asustada, interpuso contra B.Z. ante la Policía Local de Vitoria. Este cuerpo ya ha solicitado colaboración a la Ertzaintza, a la Policía Nacional, a la Guardia Civil y, en general, a las fuerzas de seguridad de los países en los que podrían estar los niños desaparecidos.

A partir de informes policiales y del testimonio de la madre, eldiarionorte.es reconstruye las horas que siguieron a un caso que, según la Policía, es claramente un posible secuestro.

La desaparición

Los niños, K. y A., se dirigieron a las 15.15 horas del pasado domingo “a comprar unas golosinas” en la tienda del barrio. “Como norma habitual, luego se dirigieron al parque infantil de juegos, desde donde la madre puede verlos desde las ventanas de la cocina y del salón”, se lee en la reseña policial. A las 15.30 allí estaban, ya que los pequeños pidieron a su hermana mayor que les lanzara un balón. Y a las 15.35 también, ya que la adolescente les llevó un poco de agua.

Sobre las 16.50 horas, la joven había quedado con una amiga y la madre le pidió que aprovechara para decirle a los chicos que subieran a casa. Pero no los encontró. La chica envió un 'whatsapp' a su progenitora: no estaban ni en el parque ni en las inmediaciones. A las 17.00 horas la madre ya se había unido a la búsqueda. Peinaron todo el barrio y los comercios. Sin frutos. Más de dos horas y media después (19.42) tiraron la toalla y decidieron llamar al 092.

La denuncia

A las 21.05, la madre firmó la denuncia contra su exmarido. Apercibida de que las denuncias falsas son delito, aseguró a los agentes que “sin duda alguna” estarían con su padre. Subrayó que los pequeños nunca deambulan solos por la ciudad y que nunca visitan más lugares que el parque y la panadería del barrio.

Para ayudar a la búsqueda, entrega sendas fotografías de los muchachos y aporta una descripción detallada de K. y de A. Asegura que ese domingo los dos chavales “vestían iguales”: zapatillas fosforitas de fútbol y chándal claro con una capucha también de colores vivos. El pequeño llevaba una sudadera para el frío.

La mujer cuenta que el sospechoso “tiene orden de alejamiento”, dictada este mismo año 2017 a tenor del código del expediente que se adjunta. Revela, asimismo, que ya “en una ocasión” la ha incumplido y que “en varias ocasiones” este hombre ha “amenazado” con llevarse a los niños a su Argelia natal.

El operativo policial

Ya desde la primera llamada, la Policía Local de Vitoria organizó un complejo dispositivo de búsqueda e investigación que puso patas arriba la ciudad en pleno puente vacacional. Asimismo, a las 20.10, las Fuerzas de Seguridad del Estado y la Ertzaintza ya tenían el aviso de un “posible secuestro de menores”, más si cabe después de intentar localizar a B.Z. en hasta tres líneas de móvil infructuosamente. Y a las 20.17 ya se colocaron patrullas en todas las salidas por carretera de Vitoria para evitar posibles fugas de un monovolumen Renault de color azul y placas de matrícula españolas que no estaba en el domicilio del padre (en el barrio de Salburua), ni en la calle ni en el garaje comunitario.

A las 20.37 la Policía, a través de un testigo, logró una nueva dirección, en la zona de las Universidades. Allí apareció el Renault, que quedó vigilado discretamente por patrullas de paisano y luego inmovilizado con un cepo. En ese domicilio, propiedad de un amigo, apareció la maleta de B.Z. y tanto un billete de autobús para Madrid (salía de madrugada ese mismo domingo) como un pasaje de avión a Argelia desde Barajas para el lunes. ¿Una huida planificada?

Esa tarde-noche se alertó a Renfe, radio taxi, a la estación de autobuses y a Tuvisa (autobuses municipales) para controlar a los pasajeros que puedan responder al perfil del sospechoso. También se decidió movilizar a todas las patrullas y peinar “zonas de ocio, hamburgueserías y centros comerciales”. En tiempo récord, la Policía de Vitoria revisó el parque de Gamarra, el centro comercial Lakua, el Anillo Verde, el Boulevard, Aretxabaleta, el Parque del Norte, Alibarra, la ribera del río Zadorra y Gobeo. Sin noticias en ninguno de los barridos.

Entretanto, la investigación llevó a otro monovolumen de idéntico modelo, pero de color amarillo y con placas de Argelia. Los vehículos argelinos en Vitoria se cuentan con los dedos de una mano, pero tampoco hubo suerte. Como no la hubo en domicilios de “amigos”. A la 1.15 de la madrugada, finalmente, se presentó en comisaría un testigo que conoce al fugitivo, pero afirmó que no había coincidido con él en los últimos “diez días”.

La investigación

48 horas después del movido domingo, la investigación continúa abierta. El lunes, un familiar informó de que los pequeños, aparentemente, no habría ido al sur, sino al norte. La orden internacional de busca y captura permite también tener controlados todos los transportes a Argelia desde otros países como Francia. Al cierre de esta edición, fuentes policiales de dos cuerpos han manifestado que, hasta el momento, la búsqueda de K. y de A. ha resultado infructuosa.

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