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Familiares de víctimas en paradero desconocido de la Guerra Civil en Euskadi no se rinden: “No perdemos la esperanza de poder encontrar su cuerpo y reponer su memoria y su dignidad”

Manuel Echave y Felipe Dueñas, víctimas de la Guerra Civil en Euskadi

Maialen Ferreira

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La familia de Felipe Dueñas Pinedo acudió al Instituto de Memoria (Gogora) con la única información que tenían de él: su nombre y el año en que desapareció. Su nieta, María José, cuenta a elDiario.es/Euskadi que desde siempre habían creído que la policía franquista se lo llevó a la fuerza de casa porque fue denunciado por sus propios hermanos al decidir casarse con “una roja”. Sin embargo, la base de datos elaborada por el Instituto de Memoria esclarece que Felipe, que nació en La Rioja y vivió en Galdakao, fue un 'gudari' que falleció en combate en Otxandio el 4 de abril de 1937. A día de hoy se desconoce dónde está enterrado. 

“Prácticamente habíamos perdido la esperanza de encontrar al abuelo, pero cuando vimos los documentos nos emocionamos mucho, empezamos todos a llorar. No nos imaginábamos que hubiera muerto en combate, un hombre con 46 años y 8 hijos, no sabíamos que había ido al frente, pero nos alegra saber qué fue de él. Ya no es un desaparecido y aunque no sabemos dónde fue enterrado no perdemos la esperanza de poder encontrar su cuerpo y reponer su memoria y su dignidad”, señala María José, quién opina que un banco de ADN a nivel estatal facilitaría la búsqueda a las miles de personas que aún no han encontrado los restos de sus familiares víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. “Imagínate que a mi abuelo en lugar de fusilarle en ese momento se lo llevan preso a otro lugar y allí lo matan. Hay causas suficientes para presuponer que su muerte se produjo en el bombardeo de Otxandio, pero su cuerpo no ha aparecido”, lamenta.

Manuel Echave Bolinaga, según ha podido indagar su familia, también falleció en aquel bombardeo de Otxandio. Karla, su sobrino, cuenta a este periódico que la única información que han conseguido ha sido a través de un historiador, pero que no se puede confirmar con total certeza. Manuel nació en Getxo, formaba parte del Batallón Meabe y falleció el 31 de marzo de 1937 a los 28 años. Tampoco se sabe dónde fue enterrado.

“Sigo indagando en cementerios y registros”, confiesa Karla, quien también busca a otros dos tíos, uno fallecido en Artxanda (Bilbao) y otro en Santiago de Chile. La historia de la familia llega hasta la frontera entre Francia y Suiza, cuando las hermanas de Manuel tuvieron que escapar durante la Guerra Civil. “Una de ellas era activista y les avisaron que la Gestapo iría a por ellas, por eso tuvieron que volver a huir a Hendaya, perdieron todo su dinero y la casa”, explica Karla. 

Felipe y Manuel forman parte de la larga lista de víctimas de la Guerra Civil en Euskadi que aún siguen en paradero desconocido. En concreto, son 7.795 víctimas no encontradas de un censo de 20.970 personas fallecidas en ambos bandos durante la guerra. Una base de datos realizada por el Instituto de Memoria (Gogora) que es es fruto de la investigación sobre las víctimas mortales de la guerra civil y el primer franquismo (1936-1945) en Euskadi, así como de vascos que murieron a consecuencia de la guerra fuera de Euskadi.

“Se ha volcado toda la información de la que se dispone. Somos conscientes de que 85 años después faltarán nombres y faltan sobre todo nombres de víctimas de bombardeos porque muchos no fueron registrados. No podemos decir qué porcentaje falta, pero sabemos que no está completo por eso decimos que estamos hablando de una base de datos inconclusa. Nos pueden ayudar mucho los propios familiares. A partir de ahí la investigación histórica se ha desarrollado de forma archivística”, explicaba durante la presentación de la base de datos la directora del Instituto de la Memoria, Aintzane Ezenarro.

Cerca de 1.500 familias han aportado información acerca de sus familiares, como es el caso de la familia de Manuel. Para otras, sin embargo, recibir información acerca de sus antepasados después de tantos años ha sido todo un descubrimiento, como en el caso de la familia de Robustiana Murguía Saenz, nacida en Urkabustaiz (Álava) y fallecida en el bombardeo de la fábrica de Cotorruelo, en Bilbao, el 18 de abril de 1937 a sus 23 años de edad. O de Rufino Azcoaga Azurmendi un 'gudari' que murió en combate el 4 de junio de 1937 del que se desconoce dónde y cuándo nació y también dónde está enterrado, pero del que a través de archivos y registros se conoce que vivió en Arrasate-Mondragón y que falleció en Lemoa, Bizkaia.

La investigación realizada concluye que 13.283 de personas fueron víctimas de los sublevados, de las cuales 1.361 fallecieron en bombarderos, 991 fueron ejecutadas por Consejo de Guerra, 1.155 fueron ejecutadas extrajudicialmente, 2.238 fallecieron en cautividad, 91 en campos de concentración y 7.204 fueron 'gudaris' y combatientes. Se desconoce cómo murieron 242 personas cuya muerte sí que se sabe que fue causada por el bando sublevado. Mientras que 7.687 de las víctimas mortales fueron causadas por los republicanos, 5.922 de ellas en combate, 75 en bombardeos, 19 ejecutadas por sentencia del Tribunal Popular de Euzkadi y 971 extrajudicialmente. Otros 700 casos continúan a día de hoy sin clasificar.

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