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Guía práctica: éstas son las recomendaciones para protegerse de la ola de calor en Euskadi

Una persona se refresca en una fuente de Vitoria en una jornada en la que toda España, salvo las Islas Canarias, se encuentra en alerta por calor sofocante o por tormentas. EFE/ Adrián Ruiz-hierro

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La exposición a altas temperaturas puede afectar a la salud de diversas maneras. Algunos de los efectos  incluyen deshidratación, calambres, golpe de calor e incluso complicaciones graves en personas con enfermedades previas. Cuando nos exponemos al calor, nuestro cuerpo pone en marcha mecanismos para evitar que la temperatura interna aumente demasiado. Estos incluyen producir más sudor para ayudar a perder calor a través de la evaporación en la piel y redirigir el flujo de sangre hacia la superficie cutánea, donde se puede disipar el calor.

Factores como la edad o el estado de salud, pueden dificultar la adaptación de nuestro cuerpo a las variaciones de temperatura y al calor extremo. Es importante tomar medidas para protegernos durante los episodios de altas temperaturas, especialmente en caso de personas mayores, mujeres embarazadas y lactantes, niños y niñas de corta edad y personas con enfermedades crónicas.

La duración de las altas temperaturas también es importante. Si persisten durante varios días, los edificios se calientan, lo que dificulta el sueño y el descanso adecuado. Se ha observado un aumento en la mortalidad durante periodos de 3 o más días con temperaturas anormalmente altas. Por ello, desde el Departamento de Salud del Gobierno vasco han elaborado una serie de medidas para protegerse del calor:

Evitar la deshidratación:

  • Beber agua y líquidos de manera frecuente, sin esperar a tener sed.
  • Evitar consumir bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas. No calman la sed y favorecen la deshidratación.
  • Aumentar el consumo de ensaladas, verduras y frutas, conseguirá reponer las sales minerales que se pierden por el sudor.
  • Evitar las comidas grasas y demasiado abundantes puesto que dificultan la adaptación al calor.

Protegerse del calor:

Al aire libre:

  • Evitar la exposición solar en las horas centrales del día. No exponer nunca directamente al sol a bebés de menos de 6 meses.
  • Protegerse del sol mediante un sombrero, gafas de sol y protector solar.
  • Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
  • Evitar realizar actividad física intensa en las horas de más calor. Programar la actividad a primera hora de la mañana o al caer la tarde. En caso de realizar travesías o senderismo consultar la predicción meteorológica y asegurar la provisión suficiente de agua.
  • Consultar con el personal sanitario ante síntomas que se prolonguen más de una hora y estén relacionados con las altas temperaturas (debilidad, fatiga, mareos, náuseas, visión borrosa, desmayo…).

En interiores:

  • Aprovechar los momentos de menos calor para ventilar y refrescar las estancias. Mantener ventanas y persianas cerradas cuando las temperaturas son altas.
  • Evitar, en las horas más calurosas del día, el uso de máquinas y aparatos que produzcan calor.
  • El uso de ventiladores ayuda a refrescar los interiores.
  • Si se nota mucho calor, conviene refrescarse el cuerpo, sobre todo cara y manos, con agua fresca.

Cuidar de las personas más frágiles:

  • Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, hay que prestar especial atención a bebés y menores, mujeres gestantes y lactantes, así como personas mayores y con enfermedades.
  • NUNCA debe quedarse alguien en un vehículo estacionado y cerrado, aunque esté a la sombra, especialmente menores de edad, mayores o personas con enfermedades crónicas.
  • Las personas ancianas, sobre todo las que viven solas o son dependientes, pueden tener dificultades en adoptar medidas protectoras, por lo que es conveniente visitarlas, al menos, una vez al día.

En caso de emergencia llamar al 112

Cómo afecta el calor a la salud

Los efectos del calor en la salud pueden mostrar distinta gravedad. Sin las medidas adecuadas, estos impactos pueden tener consecuencias fatales.

  • Erupción por calor. Cuando el sudor excesivo bloquea las glándulas sudoríparas, puede desarrollarse una erupción roja con pequeñas ampollas y picazón en zonas donde hay contacto piel con piel (cuello, la ingle, las axilas, la parte interna del codo y debajo de los senos).
  • Deshidratación. Se manifiesta con sed, malestar general, alteraciones gastrointestinales y calambres musculares. CALAMBRES POR CALOR. Son contracciones musculares principalmente de músculo esquelético. Se debe a un desequilibrio hidroelectrolítico, ante la hidratación inadecuada cuando se realiza ejercicio físico, provocando hiponatremia y en ocasiones hipomagnesemia e hipopotasemia.
  • Síncope por calor. Se produce por una disminución global y transitoria del flujo de sangre a nivel cerebral, debido a la vasodilatación cutánea y un inadecuado retorno venoso. Puede darse hipotensión, sudoración, piel fría, temblor, pérdida de consciencia, palidez, mareo y relajación de esfínteres.
  • Agotamiento por calor. Es la respuesta del cuerpo a la perdida de agua y sal, generalmente por una sudoración excesiva. Se manifiesta con fiebre menor de 40 °C, dolor de cabeza, cansancio, náuseas, mareo, piel fría pálida y húmeda, sudoración intensa, pulso rápido y débil, fatiga, mareo, y calambres musculares. Si no se trata adecuadamente podría progresar a un cuadro de golpe de calor.

Ante un caso de agotamiento por calor:

  • Aflojar y aligerar la ropa.
  • Beber agua a sorbitos.
  • Buscar y permanecer en un lugar fresco.
  • Bajar la temperatura con agua o paños fríos.
  • Buscar atención sanitaria si: aparecen vómitos, empeoran los síntomas o duran más de 1 hora, y en caso de enfermedades crónicas.
  • Golpe de calor o insolación. Se produce cuando falla la capacidad del cuerpo para enfriarse. Se manifiesta con temperatura corporal superior a los 40 °C, respiración y pulso acelerado y fuerte. Puede no haber sudoración. Otros síntomas asociados son: piel caliente y enrojecida, convulsiones, náuseas y vómitos, alucinaciones, irritabilidad, confusión y delirio.

A qué personas afecta más el calor

Cuando una persona se expone al calor, el cuerpo activa mecanismos para evitar un aumento excesivo de la temperatura interna. Esto incluye un incremento en la producción de sudor para facilitar la pérdida de calor mediante la evaporación en la superficie cutánea y la redistribución del flujo sanguíneo hacia la piel, donde puede disiparse el calor.

Sin embargo, pueden presentarse complicaciones de salud en los siguientes casos:

  • La regulación térmica del cuerpo no logra mantener la temperatura dentro de los límites normales.
  • No se reemplaza de manera efectiva el líquido perdido debido a una mayor sudoración.
  • La carga sobre el corazón se vuelve excesiva debido a las demandas del sistema de enfriamiento corporal.

No toda la población se ve afectada del mismo modo por los cambios térmicos. Factores personales, ambientales, sociales y locales de cada persona aumentan su vulnerabilidad y dificultan la adaptación a las variaciones de temperatura y al calor extremo.

Factores de riesgo personales:

  • Edad: personas mayores, y niños y niñas menores de 4 años.
  • Embarazo y lactancia.
  • Enfermedades crónicas: cardiovasculares y/o cerebrovasculares, respiratorias, mentales, renales, diabetes mellitus, obesidad mórbida, peso excesivamente bajo, pacientes terminales, pacientes inmovilizados…
  • Consumo de ciertos medicamentos: diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y tranquilizantes.
  • Trastornos de la memoria, dificultad de movilidad, dificultades de comprensión o de orientación o poca autonomía en la vida cotidiana.
  • Trastornos de la alimentación.
  • Enfermedades agudas coincidentes con los episodios de altas temperaturas.
  • Consumo de alcohol y otras drogas.
  • Comportamientos inadecuados que descuidan las medidas de protección como la falta de hidratación o exposición excesiva al sol directo.

Factores de riesgo ambientales, laborales o sociales

  • Aislamiento social y sinhogarismo.
  • Viviendas en las que es difícil mantener temperaturas adecuadas.
  • Exposición excesiva al calor por razones laborales como, por ejemplo: trabajo manual en el exterior o que exige un elevado contacto con ambientes calurosos, uso de equipos protectores personales, trabajo con productos químicos peligrosos, etc.
  • Actividades deportivas o de ocio de gran intensidad física.
  • Contaminación atmosférica.
  • Islas de calor que se producen en ambientes muy urbanizados, zonas sin sombras ni vegetación, etc.

Factores de riesgo locales:

  • Adaptación de la población al clima local, influenciada por factores de comportamiento como el tiempo que se pasa al aire libre o la ropa, así como factores del entorno físico y construido.
  • Características demográficas de la zona. Características de la población en cuanto a la existencia de grupos que resultan más vulnerables a las temperaturas elevadas.
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